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Gracias por leer.




Es hoy.



Hoy.

Futaba, iré por ti.

Esperame Fu-chan.

La joven se incorpora en la cama de forma brusca, el sudor surca por toda su cara. Sus ojos le pesan como si en realidad no habría dormido por días. La cabeza le da vueltas. Sus manos estrujan el acolchado que la cubre de forma tensa.

"Sólo fue un sueño" se murmura para si misma tratando de calmar su respiración errática.

El corazón le bombea de una forma descontrolada. Niega con su cabeza para luego llevar sus rodillas hasta su pecho y esconder su cabeza entre sus piernas cubiertas por el acolchado rosa mientras se abraza a si misma. El dolor de cabeza empieza a arder desde su cien. 

"¿Obito eres tú?" Murmura para si misma.

 Ella no cree en las casualidades y tampoco cree en la magia pero al decir aquello las puertas del ventanal se abren haciendo volar las cortinas. La brisa calurosa de la mañana llega hasta ella susurrándole una vez mas en el oído : hoy es el día.  El viento que entra hace volar sus cabellos hacia atrás. Levantar la cabeza para mirar hacia la ventana, no hay nada ni nadie allí que le confirme aquella presencia que tanto la inquieta e incomoda. 

¿Que es esa presencia que no la deja en paz?

Se levanta de la cama y camina hacia el balcón, se sostiene de la baranda y mira hacia los lados para verificar si es que había alguien mas, los techos, los arboles. No, nada, ni nadie. Suspira y cierra sus ojos.

La mañana trae con ella una dulce brisa, la cual aprovecha para disfrutar por un momento, lo cual le sienta bien porque su corazón se va tranquilizando y la carga pesada en su cuerpo disminuye. Cuando vuelve a abrir sus ojos y mira hacia abajo se encuentra con una anciana, su vecina, aquella mujer que solía darle dulces a Obito cuando la ayudaba con algún mandado. Futaba no cree que ella lo recuerde. 

Vuelve a entrar a su cuarto pasando su mano por su cuello. Al mirarse al espejo se frustra, sus cabellos están realmente hacia todos lados. Toma el cepillo para peinarse mientras se sigue mirando.Mientras se peina, para comenzar el día presentable, no puede evitar observarse así misma con detenimiento. Se reconoce, pero le es incomodo ver como su cuerpo va cambiando. Su parte delantera esta tomando una forma voluptuosa, como su abuela. Esperaba que los viejos no se le queden mirando allí como hacían con ella. El empezar a usar corpiño le es vergonzoso, ya tuvo que cambiar dos veces de talles porque le iban quedando cada vez mas chicos. Al ver sus caderas también le altera. Todavía recuerda la charla sobre el cambio del cuerpo femenino y la alteración de hormonas con su abuela, necesario pero vergonzoso no ayudaba en nada que ella tenga un lenguaje medico que poco entendía y terminara siendo explicita al querer que entienda. Tampoco ayudaba que Shisui ese día decida visitarla y su abuela termine también hablando del cuerpo masculino. Los dos jóvenes terminaron sonrojados evitando mirarse a los ojos.

Niega con su cabeza y sigue con su cabello. 

Se pregunta si tal vez debería de cortárselo un poco. 

A Obito le gustaba largo.

Su flequillo si necesitaba ser cortado, después se lo diría a su abuela. Ella tiene buena mano con eso. Suspira y deja el cepillo sobre el tocador. 

ASAHI FUTABA - Hatake Kakashi |Naruto|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora