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Sí el mundo se pone en tu contra


Era una helada tarde el sol lucía desde el horizonte en aquel bosque tan preciado para los Asahi. El otoño ya estaba llegando a su fin y con eso el frío inaudito hacia pensar que yase estaba en invierno. El sendero que cruzaba ese bosque, lleno de árboles conmemorativos, estaba cubierto por hojas muertas, amarillentas y anaranjadas crujientes que caían de los arboles. A lo lejos de las personas algunos conejos saltaban de un lado a otro y una multitud de pajaritos revoloteaban.

En aquel bosque de propiedad privada perteneciente a los Asahi, en donde la mayoria con su ropaje negro se estaban quieto expresando el respeto a la ceremonia de despedida que se llevaba a cabo. En ese bosque, puro inviolado y alejado del resto del mundo, se despedía a la mujer que había sido admirada por muchos.
Todos estaban acostumbrados a aquella ceremonia, en el clan Asahi todos habían perdido a alguien, sin embargo muy pocas veces se daba un evento de tal magnitud.
Asahi Kaiyo no era un simple miembro del clan, era la madre del líder, la esposa del anterior cabecilla pero no solo eso, Kaiyo era amable con todos y desde su lugar se preocupaba por hacer del clan un lugar justo para todos y eso muchos lo supieron apreciar. Por eso, no era sorpresa que todo el clan haya parado sus actividades para que en aquella tarde se le pueda brindar una última despedida.

Isamu y Futaba trataban mantener fija su expresión en sus rostros delante de la población Asahi que se había presentado al funeral de Asahi Kaiyo. No había persona que porte el apellido que no la admirara, ya sea por su aporte como kunoichi o por su evidente amabilidad. Junto a los Asahi habían otros pocos miembros de la aldea que habían sido aceptados por el líder, entre ellos Jiraiya y Hiruzen que más que presentarse como Hokage se presentaba como un amigo y ex-subordinado de la mujer fallecida.

Padre e hija se mantenían tranquilos, lejos de ser lágrimas, mirando como la ceremonia se llevaba a cabo alrededor de las cenizas enterradas de Kaiyo, justo al lado del árbol de su difunto marido, padre de Isamu. Ambos ya se habían despedido adecuadamente en privacidad, Futaba había llorado tanto, que se había quedado seca, en el regazo de su abuela mientras le habla de su pasado, ella en verdad podía sentir en cada palabra, en cada caricia como se despedía. Kaiyo la consolaba pero aún así seguía hablando de su vida, de su pasado y todo lo que había significado en su vida haberla criado, el como anhelaba que luego de su partida siguiera de pie y encontrará la felicidad. Luego de eso había pasado a nuevamente a la inconsciencia siendo un cuerpo inerte hasta su muerte, era como si la mujer hubiera tomado la poca energía que le quedaba para despedirse de su nieta. Isamu por su parte se había quedado un tiempo extenso agarrado de la mano de su madre que yacía sin vida en la cama de hospital, en un silencio en el que agradecía todo lo dado por ella, su educación, su amor, y en el que también le pedía perdón por fallarle más de una vez.
Solo los miembros importantes podían llegar a tener su árbol individual, otros compartían el mismo árbol enterrando al cabecilla de la familia y luego las cenizas de los demás integrantes eran enterradas a su alrededor. Quienes eran miembros destacados tenían su zona, no era privado al público pero si era cercado al no solo estar enterradas las personas fallecidas sino también objetos valiosos personales.

-Parece que el bosque ya se nos va a quedar algo chico -comentó Isamu junto a Futaba que más que decírselo a ella lo decís al azar.

Futaba dio un respingo al escuchar como detrás suyo su rubio compañero sollozo absorbiendo la mucosidad de su nariz. Kento se mantenía detrás de Futaba conteniendo sus lágrimas haciendo que la amortiguación de ellas se le escaparan sollozos. Futaba que por más que fuera poco típico en una situacion como esa, tapó su boca queriendo reír del sonido que largaba su compañero, pero trato de mantenerse sería para que no lo tomaran como si le faltara el respeto a su abuela, incluso el mismo líder de vez en cuando tuvo que tapar su cara para mantener su expresión sería al escuchar al rubio absorber sus mocos. Eiji quien también estaba a un lado del chico escandaloso tuvo pedirle más de una vez que se tranquilizara.

ASAHI FUTABA - Hatake Kakashi |Naruto|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora