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Deprimida, avergonzada, horrorizada, sin dignidad y con el corazón roto.

Así me encontraba.

En el momento en que había decidido confersar mis sentimientos al señor Styles, fue el momento en que sellé mi destino. Estaba arruinada completamente, hundida.

- Lottie -Karina, mi amiga más cercana me llamó y volteé hacia ella- ¿Qué te sucede hoy que estás tan callada? Literalmente nunca cierras la boca y hoy y apenas y has hablado.

- Karina, le confesé mis sentimientos a mi vecino y él sólo se largó -solté así como así mirandola triste y en busca de consejo.

Karina era lista, ella siempre daba buenos consejos y sabía que hacer. A comparación de mi, era una persona prudente y que pensaba antes de actuar.

- ¿El que está malditamente sexy? -me preguntó sorprendida tras escucharme y se acercó a mí corriendo.

- El mismo -asentí-. Le dije que él me gustaba ayer.

- Mierda, Charlotte, ¿No es demasiado grande para ti? Tiene la edad de nuestros padres.

- Eres una exagerada -chasquée la boca y la miré con el ceño fruncido-. Tiene tan sólo 27 años, no es taaan grande.

- Es cierto -ladeó la cabeza-. Pero, primero explicame cómo fue que le dijiste, en qué lugar y cómo.

Le relaté todo lo que sucedió en el carro y en mi casa, Karina asentía seria y cuando acabé, me dio un gran golpe en el brazo y exclamó:

- ¡En verdad eres más estúpida de lo que pensaba!

- ¡Auch! -la miré mal.

Todos los del salón voltearon a vernos y yo sólo los miré avergonzada y me disculpé por ambas. Karina se acercó lás a mí y me gruño en tono bajo al oído:

- Si tenías una oportunidad, la cagaste totalmente.

La miré sorprendida al escucharla e hice un puchero y dejé salir el aire.

Lo sabía.




Llegué a mi casa y dejé caer mis cosas sin cuidado y subí a cambiarme. Decidí que hoy quería y merecía estar un rato en la alberca por lo que me puse un bikini para poder entrar. Era un lindo bikini rojo que hacía lucir mi piel bien y gafas de sol, sonreí al verme al espejo y entonces tomé una toalla del closet y junto a bloqueador, mi bocina y celular, bajé y fui hasta atrás.

Saqué mis cosas y las coloqué en el camastro  y conecté la bocina. Comencé a poneme bloqueador por todo el cuerpo cuando el timbre sonó, miré hacia la entrada y suspiré al pensar: ¿Será la señora Jones? Caminé hasta allá y confundida abrí, pero para mi sorpresa no era ella sino el señor Styles.

Al verlo, casi me ahogo y se me va el aire, abrí los ojos y él al verme con bikini, me miró confundido de arriba a abajo y entonces se aclaró la garganta y yo con el ceño fruncido pregunté:

- ¿Qué hace aquí?

En verdad esperaba que apartir de ese momento evitara verme completamente.

- Y-yo necesito el taladro de tu padre de nuevo -me respondió alejando sus ojos de mí cuerpo y llevandolos a mi cara para verme-. Yo...

- Claro, lo traeré, -lo corté para evitar el incómodo momento- espere.

Me di la vuelta y fui hasta la oficina de mi padre, que era donde lo había dejado, y lo tomé. Cargé la pesada caja y entonces salí y fui hasta la entrada, donde esperaba ver al señor Styles afuera, pero estaba no sólo dentro de mi casa sino que la puerta también estaba cerrada. Me detuve confundida un segundo, pero seguí y el señor Styles tecleaba algo en su celular.

Aclaré mi garganta al llegar y él volteó a verme y guardó su celular rápidamente y me dijo:

- Yo la devolveré en un rato, ¿Sí?

- Claro, estaré aquí -se la di y él la tomó-. Así que sin prisa.

El señor Styles se fue y yo volví a la alberca, me metí a la alberca y nadé un buen rato. Escuché música, contesté mensajes y decidí flotar boca arriba un rato. Suspiré mientras flotaba y escuchaba el agua, intenté relajarme un poco, no sé cuanto tiempo estuve así hasta que de repente escuché:

- ¡Charlotte! -abrí los ojos y me enderecé y vi al señor Styles mirandome con las cejas alzadas. Me quité el cabello de la cara y antes de que dijera algo, me explicó-: Estuve tocando como veinte minutos y llamandote, pero no tuve respuesta.

- Lo lamento, yo estaba aquí, no escuché -fui a las escaleras y salí.

Fui por mi toalla y el señor Styles alzó la caja del taladro.

- Aquí está -dijo.

Enredé la toalla a mi cuerpo.

- Gracias -lo tomé y entonces le di una leve sonrisa-. Lo dejaré donde estaba.

- Yo me voy -soltó rapidamente.

Asentí y entonces entramos a la casa, dejé la caja en la oficina y lo seguí hasta la puerta. El señor Styles me volteó a ver serio y yo fui a la puerta y tomé la perilla para abrirla, pero entonces suspiré y volteandome decidida a acabar con todo esta incomodidad, me giré para decirle algo, pero para mi sorpresa, cuando me giro y lo miro, en menos de un segundo el señor Styles viene hacia mí y sin aviso o algo, me arrincona contra la puerta y gruñe:

- No puedo evitarlo más, Charlotte, Dios me perdone, pero en verdad no puedo.

Lo miré confundida y comencé a cuestionar:

- ¿De qué...?

Pero antes de que pudiera terminar la palabra, sus labios y los míos entraron en contacto y yo sólo pude sentir cómo algo en mí explotaba.

DIOS MÍO.

¡¿ACASO ESTO ERA UN MALDITO SUEÑO?!

El señor Styles me estaba besando.

Me quedé estatica en mi lugar, ofuscada sintiendo el calor de su boca, esa boca por la cuál me había muerto muchas veces. Cerré los ojos sintiendo como toda mi piel se erizaba y entonces subí mis manos a su cuerpo para tocarlo y él en menos de un segundo me tomó del trasero y me alzó para ponerme a su altura. La puerta se encajaba en mi espalda, mi boca se abría para recibirlo encantada y sólo tomé su cabello con mis manos aspirando la gloria y el señor Styles pegó completamente su cuerpo al mío.

Movimos nuestras bocas con emoción, por mi parte una ola de emoción, excitación, satisfacción e incredulidad me inundaba. Ansiosa, pegué como pude mi piel a la suya y lo besé con deseo y solté un leve gemido.

El señor Styles me despegó de la puerta y me llevó consigo hasta la pared derecha y se alejó entonces para mirarme con unos ojos llenos de excitación y me dijo:

- No sabes cuánto esperé para este momento.

Su tono era grave y sexy.

- No creo que más que yo -contesté con respiración pesada.

Sonrío tras escucharme y entonces alzó una ceja, se acercó lentamente a mi cara y susurró con una voz que no sabría describir, pero que podía causar estragos en mi entrepierna:

- Demuestrale a papi cuánto.

Oh por Dios.

Me había mojado en menos de un segundo.

SÍIIIIIIIII

FINALMENTEEEEE

ESPEREN MUCHAS ESCENAS SEXYSSS

AHORA SÍ LO BUENO COMIENZA

oh my daddy!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora