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Dicen que lo prohibido tiene algo de llamativo y satisfactorio y es por eso que nos encanta a los humanos hacer y tener lo que no debemos.

Desde que había conocido al señor Styles, mi enamoramiento por él había empeorado. El haberlo tenido tan de cerca, el haberlo sentido y haber estado en sus brazos fue como gasolina para mí, sólo hizo que mis fantasías incrementaran.

La señora Jones ya se había metido a su casa para encerrar a Richard y entonces él me preguntó:

-Eres la hija del arquitecto Larrañaga, ¿No?

Asentí un poco impresionada de que supiera quien era mi papá.

-Sí, vivo enfrente -señalé mi casa rápidamente.

Me miró con una sonrisa y entonces señaló la casa frente a la mía y comentó:

-Esa es mi casa.

Lo sabía.

-Oh, -solté haciéndome la sorprendida- somos vecinos entonces.

-Así es,... -me miró con las cejas alzadas.

-Charlotte -respondí al ver que estaba esperando mi nombre.

-Charlotte -mi nombre sonó como seda en sus labios y me pasé la saliva pesadamente-. Bien, nos vemos luego, Charlotte -finalizó dándome una sonrisa de lado y yo sólo asentí y me despedí también.

Caminé hasta mi casa sintiéndome borracha de todo lo que me había provocado con tan sólo decir mi nombre y cuando estuve en el interior de mi hogar, me dejé caer en el sillón y emocionada solté un gritito.

Dios, era mejor de lo que imaginaba.

Al contrario de lo que pude imaginar, mis fantasías sobre el señor Styles se habían incrementado después de habernos conocido. En las noches el tan sólo imaginarlo tocándome de nuevo, el cómo había dicho mi nombre de manera tan sexy y su olor me excitaban.

Estaba mirando las carnes del super ya que debía comprar la despensa en un super cerca de la residencial en donde vivía y me debatía si tenía ganas de pollo o res. Veía los alimentos cuando de repente sentí un escalofrío y algo me hizo voltear a la derecha y al girar mi cabeza me sorprendí al ver al señor Styles tomando una cartera de carne. Alzo la mirada y entonces me vio y con sorpresa me saludó, sonreí y moví mi mano para saludarlo también y aunque creí que tal vez se acercaría a saludarme, pero no, se siguió de largo y yo lo vi alejarse decepcionada.

Seguí con mis compras y cuando terminé salí con el carrito y celular en mano para pedir un Uber, pero el sonido de un claxon me sorprendió provocando que diera un pequeño salto en mi lugar. Alcé la cara sin saber quién había sido el culpable, pero cuando lo vi y vi que era el señor Styles, alcé las cejas y me preguntó:

-¿Te llevo?

¿Acaso esta era una señal divina?

Sonreí sin poder evitarlo y asentí sin dudarlo, fui hasta el carro y entonces él bajó de la bonita camioneta Mercedes blanca y caminando a la cajuela me saludó:

-Hola, Charlotte.

Sentí como la respiración se me aceleraba, lucía tan bien con esa camisa negra de vestir y mangas largas, tenía los primeros botones desabotonados y pude ver su pecho cubierto de tatuajes. Lo vi impresionada y entonces caía en cuenta de que siempre usaba traje y nunca lo noté. Su cabello estaba levemente revuelto, pero eso lo hacía lucir tan sexy y despreocupado de la vida.

-Gracias, señor Styles -dije cuando me ayudó a meter las cosas.

Cerró la cajuela y entonces fuimos hasta la puerta del copiloto y me abrió la puerta para que entrara derritiéndome por completo, cuando entré y cerró la puerta vi como rodeaba el carro y cuando mis ojos bajaron a mi falda discretamente la subí dejando lo necesario de mi muslo y suspiré. El señor Styles entró también y suspiró mientras encendía el carro.

oh my daddy!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora