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Por muchos años nunca entendí la relación de mis padres. Por una parte, mi mamá era una cirujana interesada en crecer día a día en su trabajo, ella amaba la cirugía, eso la hacía feliz y por lo tanto seguía disfrutando de ello; y por otra, mi padre era un arquitecto que también amaba su trabajo, y que viajaba mucho y tenía su propia empresa. ¿Cómo era que ambos seguían juntos si llegaban a no verse por un mes o un poco más? Mi mamá una vez me dijo que la mejor clase de amor era el amor sin posesión. Ese amor que está ahí sin exigir, apoyando y sin ataduras. Ese, al parecer, era la clase de amor que ellos tenían, pero aún así a veces me costaba entender a ambos. 

Miré encantada a mis padres reír, mi papá le contaba a mi mamá sobre sus complicaciones en Tailandia, y ella se reía de cómo mi padre, de alguna manera, siempre lograba terminar en situaciones tontas y al mismo tiempo peligrosas. Suspiré metiendo el pedazo de carne en mi boca, y entonces mi papá dijo:

- Por cierto, Lottie, -miró serio a mi madre y ella dejó lo que hacía- ¿Qué te parece el señor Styles?

Si no fuera porque tenía autocontrol, hubiera gritado o me hubiera ahogado, pero al escuchar a mi padre, detuve mi mandíbula y en estado de shook, giré mi cabeza para poder ver a mi papá y sin entender por qué de la nada me preguntaba aquello, abrí levemente la boca y nerviosa solté el tenedor y comencé a balbucear:

- ¿Yo- por qu- por qué me preguntas eso? Yo no- yo no- nunca...

- ¿Qué te sucede, Charlotte? -me cuestionó mi madre cortándome con el ceño fruncido y gesto confundido- Tu padre no te preguntó la raíz de pí. 

- ¿Por qué me preguntan eso? -escupí con tono brusco. 

¿Acaso se habían enterado? 

Oh por Dios.... 

No, yo había sido cautelosa. 

¿La señora Jones nos había visto? ¿Algún vecino?

- Es que planeamos trabajar con él, -me respondió mi papá con cara de sorpresa ante mi reacción a su pregunta- es sólo eso, hija. 

Alcé las cejas y abrí la boca sintiendo la culpa caer en mis hombros y el estres desvanecerse levemente de mi interior. 

Dios mío, en verdad había sido tan tonta. Bravo, Charlotte, eres pésima ocultando cosas, a este paso se enteraran por ti. 

Suspiré y tratando de evitar ser más obvia, sonreí y volví a tomar mi tenedor y entonces le dije a mi papá:

- ¡Ah, que bien! -miré a mi mamá que me veía con el ceño fruncido- Es sólo que no lo conozco muy bien, sólo de vista -mentí. 

- ¿Pero crees que es alguien confiable? -alzó las cejas mi progenitor. 

- Yo... supongo -encogí los hombros-. No creo que sea alguien malo, escuché que una vez ayudó a la señora Jones a bajar a su gato del árbol. 

- ¿A Richard? -mi mamá preguntó alzando las cejas sorprendida. 

- Sí -asentí-. Debe ser amable. 

- Pues lo invité a cenar mañana a la casa, -soltó entonces mi papá como si con lo primero no fuera suficiente- quiero conocerlo mejor antes de comenzar a trabajar con él. 

Grandioso. 

Me quedé por un segundo congelada en mi sitió sin entender qué le había hecho a Dios para que fuera de esta manera conmigo, pero es que simplemente a Dios le gustaba molestarme y lo sabía bien tras mis dieciocho años de vida. Mi papá tomó su copa con vino y bebió con una sonrisa de ella, y mi mamá lo imitó y me volteó a ver. Le di una sonrisa al ver que me observaba y finalmente dejé el tenedor y tomé la mía con agua y bebí de ella. 

oh my daddy!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora