C6| FOUR

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Desconocido.

Yo siempre estuve ahí.

Yo siempre estaba en medio de todos, deleitándome, observando con atención, esperando el momento.

Me había fundido tanto con los humanos que ahora me era imposible alejarme, se había vuelto mi adicción.

Intenté alejarme pero para alguien como yo quizá no había mucho más que eso, que ser un entrometido, un invisible.

Soy un narrador omnisciente en la vida de cada alma que habita en este mundo y eso me da poder, el poder de fastidiar a quien quiera, el poder de asustar y el poder de aliviar.

Pero no soy Dios.

Tampoco soy el famosísimo diablo.

Hay cosas que no están en mis manos.

Hay cosas inevitables, que pesan, que hieren.

Abrí el enorme y ancestral libro frente a mí, ese libro al que los humanos le temen y al que estoy tan acostumbrado.

Mis ojos buscaron desesperadamente algo interesante, algo próximo. Mis ojos se detuvieron en un nombre que me inspiró ternura, alguien a quien supe que quería conocer.

Lexie Muller

16 años.

Me incliné apoyando mis codos en el escritorio, una sonrisa se formó en mi rostro y la euforia que tanto buscaba recorrió mi cuerpo causando un efecto inmediato, casi como una droga.

Así que...Lexie Muller.

Saboreé el nombre, con gran satisfacción.

-Pasan cosas injustas en la vida...- hice una pausa mirando a la figura frente a mí-pero eso no les quita lo interesantes.

-Supongo.-contestó, seco como siempre. -¿Quién es?

Una sonrisa se curvó en mi rostro y con gran satisfacción contesté-Lexie Muller.

Un extraño silencio se formó entre nosotros, uno largo, pesado, incómodo.

Lo observé asentir lentamente, más para él que para el resto.

-Es injusto.-habló por fin.

-La vida no es justa, lo sabes.-me defendí.-Además, esto no depende de mí, no tiene nada que ver conmigo.

-Supongo.-su voz salió aspera.

-Qué aburridos ustedes con sus charlas existenciales.-habló Asmodeus que había estado callado desde la noche anterior.

-Sí, supongo que tú haces cosas mucho más divertidas.-solté. Sus cejas se fruncieron, luego su expresión cambió a una burlona y maliciosa.

-Estás celoso porque tú no puedes estar con ninguna chica, yo sí.-sonrió triunfante.-con varias de hecho.

-No lo necesito.-lo encaré, él siguió sonriendo triunfante.-Lo haré cuando quiera.

-Me consta que quieres.-replicó con una estúpida sonrisa en el rostro.-si no es así explicame por qué le hiciste eso.-golpe bajo, maldito.

-Dejen de pelear por estupideces, ninguno es humano.-nos interrumpió con una nota cargada de amargura, dedicó una última mirada llena de ira antes de marcharse dando un fuerte portazo.

Asmodeus me miró sorprendido, yo me encogí de hombros, estaba más que acostumbrado a ese tipo de desplantes, después de todo él se sentía superior, incluso si el más podero aquí era yo eso para él no contaba porque me veía desde una perspectiva casi humana, tan irrealista.

Sólo juzgas porque no estás en mi posición, no sabes el gran esfuerzo que hago.

Asmodeos bufó con sorna y soltó uno de sus típicos comentarios:

-Ay, pobrecito.

Lo miré mal y él se encogió de hombros.

-No me veas mal, me resiento.-hizo un puchero.

-Sabes lo que ha estado arrastrando por días, no vayas a decir algo como eso frente a él.-ordené.-Tampoco a sus espaldas, reserva tus comentarios.

-¿Por qué tengo que aguantarme que todo le moleste?-preguntó indignado.

-Porque tú sabes lo que él siente, después de todo tú estás igual ¿no?- su mirada se tornó seria, como si hubiera tocado un punto sensible.

-Pues sí.-dijo agrio.-Pero yo voy a disfrutarlo al máximo mientras pueda, hasta que no nos separen no me iré.-suspiró.

Asentí.-Muy bien, disfrutalo.

Él salió disparado por la puerta, seguramente a cumplir con su deber que comparado con el mío parecía un chiste.

Cuando por fin estuve solo volví al escritorio decido a empezar con lo que había esperado tanto.

"Usaré mi poder para algo diferente, lo prometo"

Las palabras que había dicho días antes llegaron a mi mente, reforzando aún más la razón por la cual hacía esto.

Cerré mis ojos y mi presencia viajó hasta el lugar deseado.

Una habitación amplia con una colección de muebles minimalistas apareció en mi campo de visión. Cerca de la ventana, donde llega la luz, donde la gente cree que no pertenezco logré enfocar un delicado rostro que duerme plácidamente, luego de varios segundos la imágen se vuelve totalmente nítida.

Una chica delgada, pequeña, con cabellos castaños que cubren su cara y llegan hasta su cintura se remueve incómodamente, como si tuviera una pesadilla.

Por fin te conozco, inocente y tierna Lexie Muller ...

Que empiece el juego.

INUSUAL - [EN PROCESO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora