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Omnisciente.
La fecha de boda para la hermosísima jóven Edalina Herzog y el apuesto heredero Blade estaba más que fijada.
No se hablaba en la ciudad de otra cosa que no fuera el perfecto compromiso de aquellos enamorados muchachos.
Era algo ansiado por la sociedad, todos esperaban ese día para quedar borrachos y comer hasta el borde de la locura, para festejar la unión de los heredos de dos de las familias más adineradas e influyentes.
Todo un festejo, claro está.
Nadie se esperaba que alguno de aquellos dos que parecían estar unidos por un hilo rojo del destino en realidad no se sintiera tan convencido de llevar a cabo aquella gran responsabilidad llamada matrimonio.
Está de más decir que a nadie le importaba que aún no estuvieran preparados, era algo que beneficiaría a la economia del lugar, era un mal necesario en caso de que este fuera un mal.
Y claro que lo fue.
Y claro que uno de los dos no estaba del todo convencido.
Y por supuesto que era Edalina Herzog que, no sólo no amaba al ingenuo muchacho si no que también estaba esperando un hijo de algún desdichado al que le había tocado resignarse a perderla.
El problema es que, aún sabiendo que ella no quería casarse sus padres tenían el compromiso arreglado desde que eran unos infantes; era un caso perdido.
Se casarían sí o sí.
No se aceptaba un no por respuesta.
Así que mientras el jóven enamorado se la pasaba escribiéndole cartas llenas de afecto que según él alimentarían la ilusión de su amada por contraer matrimonio, ella se la pasaba caminando de un lado a otro en su habitación, desesperada, con la bronca encima.
La fecha se acercaba, no sólo la del matrimonio, también la fecha para que su hinchado estómago empezara a notarse, lo cual era un problema considerando que Carsten, su prometido, se sentía incluso atrevido si le daba un beso, ese hijo no podría ser de él y de eso nadie lo convencería.
Aquella era una trágica historia de amor que empezó desde una temprana infancia; ambos crecieron juntos y al igual que el tamaño de sus cuerpos creció el amor del muchacho por ella.
No había cosa más maravillosa en la vida de este jóven que los rizos dorados y bailarines de Edaline, su agraciada figura y su rostro pecoso sonrojado en partes que le hacían lucir como la criatura más tierna; era intrépida, aventurera y tenía una colección de pasiones, era aficionada al arte, a la costura, a la cocina, a los animales y a las ciencias, dominaba idiomas y como si fuera poco también era buena en el baile, lo tenía todo.
Sin embargo, para Edaline aquel chico no era más que alguien que de manera forzada había tenido que conocer, tratar y ahora volver su esposo.
Una situación realmente muy díficil.
Porque era injusto para ambos, eso no se puede negar.
Así la preocupación de la jóven ascendió a niveles inimaginables; llegando a ese punto en el que la razón se pierde entre los sentidos, donde todo se nubla y actuas por instinto.
Una noche de diciembre con la lluvia cayendo a cántaros en los techos de la ciudad, Edaline tomó su decisión.
Lo iba a matar y nadie la detendría.
Bajó las escaleras a paso acelerado, se adentró en la cocina y tomó un afilado cuchillo de hoja ancha, lo escondió entre los montones de tela que conformaban su atuendo y salió de su casa con una capucha oscura ocultando aquellos cabellos que eran la adoración del desdichado.
La noche era fría y despiadada pero aún, como presagiando una desgracia, la luna se encontraba en su punto más alto, espléndida; se escuchan ruidos nocturnos y las aves emitían sonidos extraños; gotas y gotas de lluvia taladraban el suelo lleno de hierbas que luego eran pisadas bajo aquellos zapatos color marrón que portaba la angustiada mujer.
Caminó tanto que sus delicados pies dolían, cruzó una parte del bosque y cuando estuvo frente a aquella casa de doble piso tomó pequeñas piedras y las aventó hacia la ventana de aquella habitación donde Carsten estaba próximo a dormir.
Al notar aquel extraño ruido se acercó a la ventana y la abrió, la cara de su amada con los cabellos húmedos y las ropas empapadas aparecieron en su campo de visión, ella puso el dedo índice sobre sus labios indicándole que hiciera silencio y con un gesto de mano lo invitó a bajar, sólo pasaron minutos para que él estuviera frente a ella, bastante confundido.
La pequeña y delgada mano tiró de su brazo y con prisa ambos empezaron a caminar bosque adentro en dirección al lago donde solían pescar los fines de semana en familia, él aún estaba confundido pero la siguió y cuando esta frenó su caminata, un dolor punzante atravesó su cuerpo.
Pasó tan rápido.
Tan rápido que ni él supo qué había sucedido.
Entonces no fue uno, ni dos, fueron tantos cortes en su cuerpo que en algún punto, sus ojos horrorizados terminaron por cerrarse.
Y lo último que vió fue aquel rostro.
Aquel que había amado tanto.
La asustada muchacha, luego de caer en cuenta sobre lo que había hecho se quitó la vida, se apuñaló directo al corazón y su cuerpo inerte cayó en el lago, al igual que el arma homicida.
Así, aquel fatídico 12 de diciembre de 1895 la ciudad enfrentó con gran pesar la perdida de tres vidas.
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Esto fue muy corto pero tiene todo mi corazón 😔❤
espero les haya gustado.
Se despide su servidora, bye ;)
Instagram: @_rinito
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INUSUAL - [EN PROCESO]
FantasyCuando dos almas juran algo, no importa cuántas vidas pasen. No importa cuanto deseen no haberlo hecho. No importa el caos que se desate alrededor. Seguirán cruzándose hasta que cumplan su palabra. "No importa a donde huyas, no importa en qué cuerpo...