Lo último que escuché fueron sus pasos.
Despues de eso perdí la noción de todo y dormí profundamente como hace varias noches no lo hacía. No obstante, al despertar me inundó una horrible sensación de vacío.
Una que jamás sentí antes.
Busqué en la habitación con la esperanza de encontrar a Medd pero no hubo rastro de ella por ningún lado. Debe estar aburrida de ver lo mismo en mi habitación. Al inicio le parecia interesante explorar entre mis libros y cajas de recuerdos pero con el tiempo se le hizo tan normal como a mí, y los dejó de lado.
Tampoco hay rastro de mi precioso y pequeño Oto, por lo que asumo que mo extraña mejor amiga se lo ha llevado fuera para hacer sus necesidades.
Algo que agradezco mucho, la verdad.
Normalmente no duermo mucho, soy más de despertar temprano y poner música a todo volumen mientras hago el aseo pero esta vez soy consciente de lo mucho que he dormido cuando me fijo en el antiguo reloj de pared y marca más de mediodía.
No quiero levantarme.
Tengo mucha pesadez en el cuerpo a pesar de lo mucho que he dormido.
Froto mis parpados al mismo tiempo que bostezo, como lo hago cada mañana para aminorar el sueño, y me levanto rápidamente sintiendo el frío del piso en la planta de mis pies.
Ignoro la manera en que mis piernas flaquean cuando camino a través de la habitación en dirección a la cocina, desde donde provenir el sonido de trastes meneándose. Apresuro el paso cuando el olor a café invade mis fosas nasales y mi estómago ruge exigiendo comida.
Medd es una maestra de las artes culinarias, si bien no sé mucho de ella eso es algo que sé con certeza.
A medida que avanzo en el pasillo su voz susurrando una canción muy popular se vuelve más fuerte. Suena armonioso y femenino pero no lo hace lo suficientemente fuerte como para que sea molesto. Nunca lo hace molesto. Siempre que Medd interpreta una canción se vuelve muy emotiva y agradable de escuchar.
Es su don.
—¡Buenos días! —saludo animadamente al entrar a la cocina, ella menea la cabeza en mi dirección y sigue con lo suyo— ¿Qué hay de comer?
—Aburridos waffles —hace un puchero—. Y frutas —agrega con notorio entusiasmo.
Asiento y sonrio.
Me resulta gracioso lo concentrada que parece al colocar la fruta sobre los platos, tratando de formar arte comestible con los waffles y la miel de maple que derrama sobre estos. Sonrie triunfante al terminar y se gira en dirección al aparador para buscar dos tazas y llenarlas de el líquido humeante. Cuando termina de vertir el contenido en las tazas desliza un plato en mi dirección y se aplasta sobre una de las sillas para darle un largo sorbo a su café. Ella suspira como si aquello le diera mil años de vida.
Ama el café más que a mí.
Por mucho.
—¡Gracias! —chillo, juntando mis manos como lo haría una mosca y apreciando la obra de arte que está frente a mí— Te juro que eres la mejor cocinando, luce delicioso.
—De nada. —sonrie ella, con la taza aún entre sus manos.
Desayunamos en silencio hasta que quedo satisfecha. Ella no se ha terminado su comida para entonces, por lo que me dedico a mirarla mientras come con toda la paciencia del mundo. Golpeo el piso con la punta de mi pie ansiosamente mientras espero que se digne a terminar pero ella hace una mueca de disgusto.

ESTÁS LEYENDO
INUSUAL - [EN PROCESO]
FantasíaCuando dos almas juran algo, no importa cuántas vidas pasen. No importa cuanto deseen no haberlo hecho. No importa el caos que se desate alrededor. Seguirán cruzándose hasta que cumplan su palabra. "No importa a donde huyas, no importa en qué cuerpo...