Algunos castigos traen cosas buenas

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Al principio, trabajar para Mera como castigo en el negocio té y postres de Tobita-san luego de la escuela era una molestia. En retrospectiva, si, comprendía que escaparse de la escuela para cantar en una pequeña cafetería al otro lado de la ciudad no fue la mejor idea que pudo tener, pero en su defensa si parecía buena idea en su momento.

Keigo sabe que sus probabilidades de convertirse en un cantante famoso son pocas, pero ¡hey! Que sean pocas no significa que sean nulas. Así que cuando la nueva cafetería al otro lado de la ciudad abrió sus puertas permitiendo la posibilidad de que nuevos artistas interpreten sus canciones el día de su inauguración, Keigo no lo pensó dos veces antes de meter su cuaderno de composiciones dentro de su mochila y bajarse en otra parada de la estación de tren al día siguiente.

Claro que eso no funciono por muchos factores.

El primer y más importante factor fue su propia escuela y su estúpida política de que si faltas un día de clases llaman a tus padres (o algún tutor como en su caso) preguntando los motivos de la inasistencia; el segundo fue el tiempo, debido a la distancia el viaje fue demasiado largo, por lo que llego tarde para reservar un espacio dentro de las mejores horas de interpretación, así además de ser una de las ultimas presentaciones, los únicos que lo escucharon cantar fue un grupo pequeño de ancianos y unas cuantas señoras reunidas en una mesa. Y aunque esta muy agradecido con la amabilidad de ellos al felicitarlo admirados por su "hermosa voz", hay que ser realistas, era obvio que solo con ir un día no sería suficiente para avanzar en cumplir su sueño.

O al menos dar un paso más.

Y así su pequeña aventura en busca de éxito musical termino con Mera, a punto de estallar de ira con el por escaparse de clases, haciendo caras muy graciosas de las que de seguro se reirá el día de mañana. Aún estaba muy lejos de que llegue ese día, al menos no ahora, no cuando Mera sigue molesto con él.

"Si tanto te gustan las cafeterías entonces no habrá ningún problema si trabajas para Tobita-san, ya que tienes tanto tiempo libre y no estás en ningún club, esto no será problemas, ¿no es así, Keigo?"

Keigo hace una mueca al recordar a Mera molesto diciendo esas palabras, era escalofriante. Agradece que sus notas sean las mejores de su clase, tiene la corazonada que eso lo salvo de trabajar para Tsunagu-san y su tienda de ropa. No, no esta dispuesto a pasar más de 2 horas vistiendo esos jeans apretados por mucho que le agrade Tsunagu-san, gracias.

Así fue como Keigo termino siendo obligado a trabajar en el negocio Tobita-san y Aiba-san.

―Keigooo ― la llorosa voz de Jin hace que dirija su mirada hacia él. Mientras las manos de Keigo terminan de servir el líquido hirviendo de la tetera en la taza observa a Jin, tiene los ojos llorosos mientras agita con fuerza sus manos, intentando señalar algo en la pantalla de su celular ― Toga-chan acaba de publicar un video donde salgo cayéndome de fondo, debería estar molesto con ella pero Toga-chan se ve tan linda cuando ríe, es tan adorablemente malvada que podría morir.

Keigo resopla divertido mientras Jin entra en una crisis, sin poder decidir si debe sentirse indignado o alagado por el video de Toga. Jin es el superior de Keigo por un año, se conocen desde la secundaria, Jin ha evolucionado de se su amigo a ser prácticamente como un hermano. Un hermano amable e idiota, que sueña con ser el novio de su compañera de clase, Himiko Toga.

Al ser el último año de preparatoria de Jin, podría decirse que esta apostando todas sus cartas para conquistar a Toga. Como amigo y observador en primera fila de toda esta historia de romance absurdo desde la secundaria, Keigo sabe que Jin será correspondido por Toga. Su compañera de clase siempre ha tenido una muy... extravagante personalidad, pero era obvio que los sentimientos de Jin eran correspondidos.

Un dulce para llevar || EndehawksDonde viven las historias. Descúbrelo ahora