Un dulce para llevar || Endehawks

Tarde en la finca Todoroki

Aunque al decir que preparar un pastel con Shoto fue sencillo ese día, y parecía una buena idea, la realidad fue un poco más complicada que las palabras. Requirió un par de (muchos) pasos extra para lograrlo.

Al ser vacaciones de verano, Mera cobraba los días que usaba para ensayar como moneda de cambio para usarlo de personal de limpieza y cocina las veinticuatro horas al día, tres días a la semana, en fechas laborales.

No es que se quejara, el departamento no era grande, así que limpiarlo no requería mucho esfuerzo. En realidad, era de un tamaño relativamente promedio equilibrado al sueldo de Mera; el verdadero problema era que Mera se estaba aprovechando de sus horas de limpieza obligadas extras para ser más asqueroso de lo normal.

Keigo no era alguien que se preocupara mucho por hacer limpieza, pero hay una clara diferencia entre una caja de pollo vacía, o bentos en mal estado olvidados, a una bolsa llena con contenido de dudosa procedencia del trabajo de Mera multiplicada por tres. Por lo que entre los ensayos de la banda, y ser responsable de que su departamento no cayera en el cuchitril definitivo por culpa de un adulto disfuncional, Keigo no encuentra un momento libre para cumplir su palabra con Shoto hace cinco días.

Cumplirla luego de los ensayos era buena opción, al menos lo fue hasta que Dabi en el próximo ensayo había comenzado a prácticamente arrastrarlos a la puerta, cual perro guardián de seguridad, al terminar los ensayos, una nada sutil demostración que los pateaba a la calle sin escuchar objeciones. Todo ocasionado al día que Keigo se quedó ordenando el tangram con Shoto.

Y por más que Shoto rondara cerca con su adorable cabeza bicolor, Dabi solo cerraba las cortinas del garaje y alargaba los ensayos. Decirle lo pésimo hermano que era no servía, Dabi solo los ignoraba.

Keigo no podía hacer más que rodar los ojos con Tenko ante lo infantil de la actitud de Dabi. Por lo que prefirió enviarle un mensaje a Shoto para quedar un día que no tuviera ensayo, no quería llegar a ese límite, pero era la mejor opción en lugar de causar alguna discusión entre ellos. Lo más probable era que Enji recibiría todo el fuego cruzado de los hermanos si llegaran a un conflicto, no, de seguro Enji sería el quemado en toda esa situación hipotética; el grandote perdería esa sutil buena relación con Shoto recién surgida, y Dabi seguirá sin salir de su eterna fase berrinchuda.

Oh, Enji, dejando de lado los problemas ocurridos por su falta de relacionamiento paternal, pensar en él hacía que Keigo suspirara internamente. El grandote había dejado en visto el link que envió de la página como prometió, quizás porque siguió molestando con el tema de que a su edad seguro ni sabría cómo abrir los enlaces.

Mientras Keigo pensaba en las opciones, apartó un vaso con hielo, un sabor de té, y leche saborizada para su compra. Los demás chicos de la banda apartaron asientos en el mostrador libre, Tenko y Magne eran los únicos sentados, dejando espacio a que algún comprador del Konbini se siente sin quejarse.

― ¿Quién carajos compra udon para comer a las seis de la tarde? ― Keigo escucho a Tenko quejarse cuando terminó de pagar su bebida. Jin jadea ofendido por la crítica a sus decisiones alimenticias.

―Al menos yo no moriré por diabetes, toda esa azúcar, bleh ¡No es que sea una mala comida! pero cómo no te asco ― Jin hizo una mueca, Tenko solo le saco el dedo girando los ojos mientras mordía una barra de chocolate.

―Deja de comer tanto dulce ― Spinner se unió a la conversación pasándole una botella de agua a Tenko.

Toga suspiró apoyándose en la espalda de Magne abriendo la bolsa de papas con un metálico sonido, llevándose un buen puñado de papas fritas a la boca.

―No nos moriríamos de hambre si Dabi no estuviera tan raro con eso de no acercarnos a su familia, antes era igual de raro pero al menos nos daba comida ― Magne asintió masticando su onigiri, de acuerdo con la observación de Toga.