Densidad que enamora

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―Te lo estás tomando mucho mejor de lo pensé.

Estirando sus piernas de donde estaba acostado en la alfombra para chocar a propósito con la pantorrilla del pelirrojo, Teko se burló de la expresión sombría de Dabi. Ambos miraban a través de la puerta abierta del supuesto garaje, que en realidad era un cobertizo, de Dabi; los miembros de la banda, quienes supuestamente debían haberse largado hace como 5 minutos luego que el ensayo terminara, estaban sentados sobre una manta armando figuras de animales con el juego de madera que Shoto trajo acompañado de los otros hermanos menores de Dabi.

Sentado ante aquella horrorosa vista, Dabi mantenía una mueca con expresión ensombrecida, causando que Tenko soltara más de una risa divertida cada vez que apartaba la vista de su partida.

Dabi no podía creer que su viejo se trajera a Fuyumi y Natsuo también. ¿Acaso se sintió culpable porque echó en cara su favoritismo por Shoto de nuevo? ¿A qué carajo quería llegar ahora?

― ¡Increíble, Takami-san, es muy bueno hallando las formas!

La voz de Natsuo lo sacó de sus pensamientos; Takami explicaba con una sonrisa amable a sus fácilmente impresionables estúpidos hermanos lo sencillo que era sacar figuras con el tangram, al lado del rubio, los demás miembros escuchaban la explicación como si fuera impresionante y no el juego más aburrido de la historia. Dabi chasqueó la lengua ante la desagradable escena, como si armar una estúpida figura de madera fuera lo mejor del mundo.

Por la esquina de su visión, observa la sonrisa come mierda de Tenko y Dabi siente su sangre hervir.

―Cállate, esto es tu culpa ― Le recuerda. Para Dabi, Tenko es el culpable de todo este innecesario acercamiento por llevarse a Shoto a comer con ellos.

Sin inmutarse al creciente enojo de su amigo, Tenko se encoge de hombros restándole importancia.

―No me culpes de los problemas con tu padre. Y no deberías molestarte porque me lleve al niño a comer, después de todo, siempre repites que si pudieras lo dejarías olvidado en una estación de tren ― Tenko respondió, eligiendo el personaje para su próxima partida.

Dabi arrugó su expresión, era lo más molesto del mundo cuando Tenko tenía razón. Sin embargo, aunque expresara abiertamente su disgusto por Shoto, o por cualquiera de sus hermanos, había algo en la sola idea de que alguien más pudiera hacer lo mismo con ellos que le molestaba. Él era el único que podía tener la satisfacción de hacer infeliz a su familia.

Al menos, eso es lo que Dabi se repite a diario para ocultar la molestia que sintió cuando se enteró que Tenko se llevó a Shoto de nuevo sin avisar.

Las risas de los niños afuera, divirtiéndose con los inútiles de su banda, en especial con Takami, le revolvía las tripas como si tuviera ganas de vomitar.

―Cierra la boca ― Dabi gruño molesto. Tenko, ante el tono que demostraba más enojo que el anterior, desvió su mirada en dirección a donde los ojos de Dabi enfocaban. Otra sonrisa irónica se extendió sobre sus labios.

― ¿Takami es realmente bueno con los niños, verdad? Me di cuenta por lo rápido que Shoto le tomó aprecio ― Dabi, en su molestia, no notó que la sonrisa de Tenko se extendió al acertar.

Shoto, ese niño cara de papa con cabello semi cocido, que solo tenía un par de amigos igual de retrasados que él y era desconfiado con todas las personas mayores que lo rodean, ahora resultaba que le había caído bien Takami, alguien que recién había conocido hace dos días. No solo eso, incluso Natsuo y Fuyumi, a quienes el rubio recién había conocido hoy, al parecer compartían el mismo sentimiento molesto que Shoto. Absolutamente desagradable.

Un dulce para llevar || EndehawksDonde viven las historias. Descúbrelo ahora