La letra y la música van de la mano

421 50 29
                                    

Keigo bajo las escaleras a gran velocidad, casi se cae en el último escalón, pero esos son detalles sin importancia. Si no se apresuraba a salir del departamento dentro de los próximos 5 minutos no alcanzaría a llegar al tren de las 8, lo que significaba que llegaría tarde a su primera reunión oficial con la banda, lo que significaba un claro ¡¿hola?! A su código de responsabilidad (los cuales muchos dudaban que tenía, pero sí, si los tiene).

Tenko le mando la dirección del lugar en la noche, estuvo conversando con el gran parte de la semana, y se habían llevado sorprendentemente bien, pero no por eso significaba que daría una mala imagen de si mismo por llegar tarde.

Se detiene bruscamente en la cocina frente al refrigerador, un bote de yogurt y uno de los paquetes de galletas que Mera compro anoche tendrá que funcionar como desayuno, por supuesto que sí.

― ¿Qué haces despierto tan temprano, Keigo? ― La voz de Mera hace que Keigo se congele antes de cerrar la puerta del refrigerador. Con una de las galletas a medio comer en su boca, sus manos guardan el yogurt y las galletas dentro de su mochila con rapidez, gira lentamente hacia la barra de desayuno.

Mera, vestido con su traje de trabajo tan temprano como siempre, tiene un trozo de tocino a medio comer a mitad del camino a su boca, oh dulce tocino, y una ceja elevada interrogante en su dirección.

― ¿Y bien? ― Mera vuelve a preguntar, bajando el tenedor con tocino a su plato. Keigo saca la mitad sobrante de la galleta de su boca una vez que termino de acomodar lo demás en su mochila y sonríe de forma exagerada, la ceja de Mera se eleva otro poco ante eso.

Tal vez, puede ser que Keigo se haya olvidado de un muy pequeño detalle entre las ocupaciones de la tienda de té, la escuela y su emoción por el ingreso en la banda...

Olvido contárselo a Mera.

― ¡Buenos, días, Mera! ¿qué tal el desayuno? Se ve genial. Voy a salir un rato con Jin, me pidió ayuda con la tarea. No es difícil pero ya sabes cómo es Jin. Prometo no tardarme, gracias, ¡nos vemos en la cena!

―Keigo.

Los pasos de Keigo se detienen de golpe bajo el arco en la cocina. Cierra sus ojos con fuerza, rogando por la buena voluntad de Mera este día, pediría porque haya tenido un buen sueño para salvarse de esto, pero eso es casi imposible con Mera. Abre sus ojos y gira con una sonrisa, Mera lo observa sin cambiar su expresión.

Keigo puede observar las marcadas ojeras debajo de sus ojos, con eso confirmado solo queda pedir por la buena voluntad.

Ambos se observan en silencio. Mera no dice nada, solo fija su vista en la ropa de Keigo, sus manos y la mochila que carga, se fija mucho más en los estampados de té que coloco en su mochila, regalo de Aiba-san. La ansiedad de Keigo está tan alta a este punto, que juega con la correa de su mochila para intentar tranquilizarse, sus pulmones están llenos de aire almacenado que Keigo se niega a dejar salir.

Es difícil mantener la sonrisa a este punto, sus mejillas se están poniendo tiesas.

― ¿Eso es todo? ― Mera pregunta, rompiendo el silencio. La respiración de Keigo vuelve a funcionar, asiente con fuerza y asegura que regresara temprano. Mera suspira agotado, como si estuviera lamentándose de sus siguientes palabras por adelantado ―. Esta bien, no te vayas tan lejos esta vez, no quiero saber de otra cafetería al otro lado de la ciudad, y vuelve antes de las 4.

La sonrisa de Keigo vuelve a ser natural con eso, ya no la forzada de hace unos segundos, asiente con energía. Esta seguro de que Mera piensa que va a volver a hacer lo mismo, irse a un lugar concurrido para promocionar su voz, lo cual no esta tan alejado de la verdad, pero ahora las cosas serán un poco diferentes. Mera siempre ha sido comprensible con su sueño de ser un cantante profesional que alcance la fama mundial, no lo ha apoyado directamente, pero tampoco se ha opuesto, lo cual está muy agradecido.

Un dulce para llevar || EndehawksDonde viven las historias. Descúbrelo ahora