coffee five

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-¿Ese no es....?- preguntó Gwen a mi lado cuando vimos que el ojiazul se sentaba a unas cinco bancas de nosotras.

-El chico del café, sí- contesté.

-Wow, ¿por qué estará aquí? Nunca lo ví escuela...

-Yo tampoco- contesté mecánicamente, todavía admirándolo desde lejos.

-¿Será pariente de alguien? Tal vez tiene un hermano aquí...- me dijo. Pero no contesté. Así que ella volvió a hablar-. De todas formas tu no me prestas atención ni a mí ni al partido porque te estás baboseando por él, tal vez deba traer un balde para que no manches más el piso y debo decirte que rompí unos de tus discos de The 1975 ayer...

-Oh, claro- contesté sin escucharla y observando como el rubio miraba concentrado el partido-, seguro.

-¿Me estás escuchando?- escuché que preguntó exasperada. La miré-, ¡por fin y me miras!

-¿Qué me decías?- dije con una mueca.

-Ufffff, después soy yo la enamorada.

(...)

El partido pasó rápidísimo. Bastante más que la última vez que vine. ¿Cómo podía ser posible? Bueno, ésta vez no había estado mirando el partido en sí mismo... así que no me había aburrido tanto, ya que la vista había sido increíble. Tenía al ojiazul a unos tres metros de mí. Nada y mucho.

Al terminar, bajamos de las gradas junto a Gwen. Lo hice de mala gana. Sólo quería mirar al chico de los cafés. Hasta ahora no había encontrado explicación de por qué razón él estaba allí... pero tampoco me importaba mucho. Sólo sabía que me había entretenido muchísimo más que las anteriores veces, y todos y gracias a él.

-Hola chicas-, dijo Tony cuando por fin estuvimos sobre tierra firme. Tenía su uniforme empapado de sudor y barro, y nos sonreía satisfactoriamente. Habíamos ganado, qué sorpresa. Hice una mueca al verlo en aquel estado. Luego me imaginé al rubio en el traje del equipo de fútbol americano y sonreí para mis adentros, si seguía imaginándomelo así me desmayaría en cualquier momento.

-Hola Anthony- dijo Gwen-, ¡Jugaron expectacularmente bien! ¡Lo hiciste maravilloso!

-Gracias Dolyn- dijo sonriéndo con suficiencia.

-¡Hey!- Gwen se quejó.

Me reí.

-¿Quieren que las acompañe a la fiesta?

-Primero báñate, cerdo- dije, bromeando e imitando a un cerdito.

-Cómo le guste a la cerdita- dijo haciendo una reverencia. Cuando ví que se agachó lo suficiente para no verme empujé su cabeza hacia abajo, haciendo que casi se caiga.

Estallé en risas y Gwen se quedó quieta, riéndo pausadamente. Esto no era común en ella.

-¿Y qué dicen?- preguntó Tone cuando se levantó y me miró seriamente, enojado. Luego miró a Gwen y le guiñó un ojo mientras le sonreía.

Observé detrás de Tony y el chico del café sólo se encontraba a unos pasos. Estaba hablando con Justin del equipo de fútbol y reía sonoramente. Nunca había escuchado su risa, nunca antes habría podido decir que su risa era hermosa, pero ahora... ahora que la había escuchado, me había dado cuenta de que su risa no era hermosa. Era magnífica.

-No.. nosotras nos tenemos que ir- dijo Gwen nerviosa y me tiró del brazo. No sé por qué se estaba comportando tan extraño, pero de todos modos eso me salvó de tener que estar cerca de mi amor imposible y no poder hablarle, solo mirarlo y admirarlo...

Starbucks girl  ||n.h||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora