coffee eighteen

297 24 25
                                    

"No puede ser, no, no y no".

Quería cerrar la puerta en este mismo instante. Ahí estaba, parado como lo hacía siempre que podía venir a molestar a mi casa.

Su pelo negro y sus ojos azules brillaban en la oscuridad y mas que gustarme me daban miedo. Gideon me daba miedo en general.

Di marcha atrás y estaba por cerrar la puerta cuando siento que su mano pesada se posa contra ésta impidiéndome escabullirme de él.

-Hola Cam, oh pues claro que estoy bien...- dijo cínicamente.

-A tí no te saludo ni en mi peor borrachera- escupí las palabras en su cara.

Su sonrisa blanca se ensanchó.

-Linda, sabes que eso no es verdad- con la otra mano libre tomó una de mis muñecas.

Me quejé y traté de soltarme de su agarre mientras decía:

-Eres un asqueroso hipócrita, nunca me arrepentiría de haber cortado con lo nuestro, ¿cuándo lo entenderás?

-¡Cuando aceptes que me amas!

-¡Nunca!- grité y me quejé porque sentía que cada vez más apretaba mi muñeca, con la otra mano solté la puerta y quise separar su brazo del mío, pero él lo tomó y ésta vez me apretó aún más fuerte los dos brazos.

Se acercó a mí y me susurró en el oído.

-Sé que aún me amas, y yo también lo hago.

-¡Suéltame!- grité de nuevo. Al menos podía gritar y suponía que Dakota se daría cuenta- ¡Suéltame asqueroso hijo de p*ta, cuando pudiste te encamaste con la perra de Ariadna y ahí no me amabas!

Siempre sucedía lo mismo. Una y otra vez. Él quería convencerme de que todavía me amaba, de que vuelva a sus brazos, que nada malo me pasaría. Pero sabía que no era así. No era estúpida. Sabía que si volvía a estar con él terminaría muerta, o al menos, en el hospital. Se había puesto demasiado violento luego de que nos separamos, y no iba a caer en su trampa para luego terminar siendo una mujer golpeada.

-Sabes que lo hice porque ella me obligó...

Intentó acercar su boca a la mía y yo la esquivé, pero seguía queriendo darme un beso. Me quejé y grité, ya no sentía mis brazos de la presión que estaba ejerciendo sobre ellos.

-¡Así que te obligó eh! ¡Te obligó a que me llamaras puta sin razón! ¡Te obligó a que la sigas porque solo querías sexo! ¡Te obligó a que me dejaras ilusionada! ¿Sabes qué? No te creo nada, y no sé cuando terminarás por entenderlo- traté de que mis palabras fueran cuchillos para él, que de una vez por todas entendiera que yo no volvería a su lado, de que me había perdido, pero él se negaba y me estaba haciendo un daño muy grande en mis brazos.- ¡Suéltame! ¡Ayuda!

-¡Te callas maldita! ¡Te vienes conmigo!- dijo y me arrastró por el porche de la casa con la intención de llevarme hacia su auto.

Escuché pasos en la escalera y vi que las luces de la habitación de Dakota estaban prendidas.

Deseaba que aparezca y pare al maldito de Gideon de una vez por todas.

Me tiré al piso para que se le haga más difícil arrastrarme. Comencé a

moverme como un gusano para que deje de tenerme a su agarre. Gritaba con toda la voz que podía y vi por el rabillo del ojo que la luz de un auto se acercaba. Sentí que ya estábamos cerca de las escalerillas para salir a la vereda y pensé que me iba a caer por ellas cuando siento que mi hermana comienza a gritar detrás mío. Tiene una sartén en la mano.

"Oh dios. ¿Siempre ha sido así de exagerada?" pensé, aunque en la situación en la que estaba no era muy apropiado pensar en ello.

-¡Suéltala!- gritó- ¡Suéltala maldito idiota!

Corrió hacia nosotros con la sartén en el aire y estaba por pegarle a Gideon por la cabeza cuando veo que él iba a tirarla por uno de los tobillos. Tomo su muñeca tratando de separarlo de mi hermana y escucho que grita otra persona. La voz de un hombre.

La voz de Niall.

-¿¡No te ha dicho que la sueltes!?- dijo con la rabia subiéndole por los ojos. En su cuello se marcaba una vena y parecía furioso.

Gideon miró hacia él y yo aproveché para soltarme de su agarre y arrastrar a Dakota conmigo hacia la puerta de la casa. Comenzamos a gritarnos de la desesperación. Dakota revoleaba la sartén de un lado a otro y se negaba a entrar a pedir ayuda a la casa, decía que "ella era lo suficientemente fuerte como para noquearlo a ese idiota". La miré con cara de "¿me hablas en serio?", es que madre mía, quería golpear a Gideon el Gigante Irwin con una sartén. ¿Acaso no tenía todos los caramelos dentro del frasco?

-Dakota, te entras y llamas a papá y mamá- dije apretando los dientes, cansada de que no me hiciera caso.

-Papá y mamá se fueron al trabajo, ¿no recuerdas que hoy entraban a las cinco?

-¿Qué hora es acaso?- pregunté exasperada.

-Las cinco y treinta.

-Oh mi dios. Dakota, madre mía, llama a la policía- dije al ver que Niall y Gideon se estaban pegando puñetazos el uno al otro.

No sé por qué, pero me quedé embobada mirando como peleaban, sé que tendría que haber protegido la casa, apurado a Dakota a que llamara a la policía o intervenir entre ellos para que no se matasen. Pero la forma en que se movía Niall y esquivaba cada puñetazo que largaba Gideon contra él me tenía hipnotizada. Hacía que el propio Gideon se mareara, y no pudiera dar en el blanco. Niall era como un acróbata. Uno muy lindo y fuerte.

-OH DIOS, VAMOS NIALL, DALE EN SU AMIGO, NO LO DUDES HERMANO, ¡ESTOY CONTIGO!- gritó a mi lado Dakota.

Salí de mis pensamientos y al escuchar sus palabras fruncí el ceño. ¿Se creía que esto era una pelea de la televisión? ¿Acaso era estúpida?

Mi hermana dejó de sonreír al ver cómo la estaba mirando y volvió a hablar.

-¡Oh Dios, paren paren, no deberían pegarse así!

Quería quedar bien con Dios y el diablo. Parecía bipolar. Pero se lo agradecí infinitamente porque Gideon se despistó con aquello y Niall lo hizo caer de un golpe seco. Se subió en cuclillas sobre él y con la cara a pocos centímetros, escuché que le decía:

-No te metas con mi chica. Le haces algo a ellas y te corto las pelotas. No me importa que me lleven a la comisaría. Por lo menos estoy salvando generaciones futuras sin tus espermatozoides.- Y acto seguido le escupió la cara.

Gideon lo miró con miedo. Era la primera vez que veía a Gideon temer de algo, o de alguien en este caso. Esto era impresionante.

-Es..st..a...a b..bie...en- dijo tartamudeando.

Niall le agarró el cuello de la remera y le dijo con los ojos llenos de ira:

-¿Te quedó claro?

Giden tragó saliva fuertemente y asintió.

-Ahora lárgate antes de que te mate.

Niall salió de arriba de Gideon y éste se echó a correr hacia su auto. Minutos después solo habían quedado huellas de los neumáticos en la calle como signo de que había escapado a toda velocidad.



Starbucks girl  ||n.h||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora