• Capítulo 37 •

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A la tarde siguiente me presenté en las instalaciones de la empresa. Después de haberlo pensado con más detenimiento, caímos en la cuenta de que sería mejor esperar unas horas hasta ir en busca de ese hombre, para asegurarnos de que iba a estar en su puesto de trabajo. Además pensamos que lo mejor sería actuar con normalidad de cara a la empresa, ya que aún no sabíamos a ciencia cierta quién estaba involucrado en todo esto. Desde luego, Ghim Lee era alguien de quien no me podía fiar y me aseguré de que Jungkook lo supiera.

—Le conozco desde hace años, es una persona fría pero trabajadora y exitosa. — Me había dicho. — No me quiero imaginar que él pudiera tener algo que ver con esto, pero ciertamente es posible. Desde luego recuerdo que era la persona que más me presionó para que te dejara cuando entré en la empresa. Pero está bien, tendré cuidado para que él no sospeche de lo que tramamos.

Cuando llegué al edificio Jungkook me estaba esperando en la salida. Llevaba una ropa diferente a la del día anterior, menos holgada pero igual de casual. Los vaqueros claros se le ceñían a las piernas y la camiseta negra con el nombre de la marca bordado en diminuto a la izquierda le hacía ver sencillamente atractivo. Me dio una sonrisa amable y luego me dirigió por unos pasillos secundarios por los que nunca había caminado. Supuse que estábamos cogiendo otro camino para no encontrarnos a nadie importante.

—¿Estás nerviosa? — Giró ligeramente el cuello para mirarme. Íbamos caminando por un pasillo estrecho del sótano y las pálidas luces blancas del techo iluminaban nuestros rostros de forma fantasmagórica.

—No. Creo que le tengo más miedo a estos pasillos que a ese hombre. — Pretendí decirlo en tono divertido, pero un atisbo pavoroso se leyó entre líneas. Jungkook soltó una risita y me agarró de la mano.

—Lo sé, nadie suele bajar a esta parte del sótano. Aquí solo se encuentra el servicio informático y la galería de limpieza. Es bastante tétrico, ahora que lo dices.

Para ser completamente honesta –e irremediablemente melosa– me había quedado absorta en la sensación de su mano sujetando la mía. No teníamos entrelazados los dedos, pero aun así era un agarre firme y seguro. Y de su piel emanaba una fuente de calor que me recorrió el cuerpo entero.

De pronto nos encontramos frente a una puerta blanca tras la cual se escuchaba el ruido de teclas de ordenador y cuchicheos murmurados. Jungkook me miró, como si me estuviera pidiendo permiso para entrar, y yo asentí decidida. Al traspasar la puerta nos encontramos con una sala mucho más pequeña de lo que me esperaba. Había unas cuatro filas de mesas, con el mismo número de ordenadores en cada una. En la pared opuesta se encontraba una hilera de impresoras de gran tamaño y en la esquina derecha lucía una máquina de agua junto a la cual una planta kentia –probalemente de plástico– adornaba la oscura estancia.

Jungkook tiró de mí hacia la izquierda, donde había un estrecho corredor que separaba pequeñas oficinas. En algún punto me soltó de la mano y noté que con cada paso que daba sus movimientos se hacían más bruscos y agresivos.

—Es aquí. — Dijo cuando llegamos a la última de las oficinas, sobre la cual un rótulo rezaba lo siguiente: Park Shinhye, director especialista en bases de datos (BIG DATA).

Jungkook abrió la puerta sin preguntar y con un talante bastante brusco. Lo que se presentó ante nosotros fue una pequeña oficina sin grandes adornos, cuyo centro estaba protagonizado por una gran mesa atestada de papeles. En su esquina derecha se encontraba la pantalla de un ordenador bastante grande, y otro portátil se encontraba a su lado. En la silla, un hombre tan delgado como una hoja de papel nos miraba con una mueca de terror. Creo que todos nos reconocimos al instante y, por espacio de un segundo, sentimos la extrañeza de esta situación.

—Tú...—Gruñó Jungkook, quien acortó velozmente las distancias y llegó hasta él. Envolvió la camisa del hombre en su puño y le levantó del asiento en un solo movimiento. — Dinos quién demonios eres y por qué estás intentando hacer daño a Hana. ¡Pedazo de mierda! Habla antes de que te parta la boca.

Nunca había visto a Jungkook tan agresivo. Como el hombre se había quedado completamente mudo, él lo empotró contra la pared del fondo, le agarró con ambas manos y presionó su pecho con rabia.

—¿Qué mierdas hacías persiguiéndola? ¿Eh? ¿Has intentado matarla? Habla ahora antes de que llame a la policía y te saquen de aquí sangrando.

—Jungkook, para...— Llegué hasta él y puse una mano en su espalda para tranquilizarle. Esto se estaba descontrolando. Por muchas cosas que pensara de aquel hombre, la violencia no era la solución. Para ser sincera, su aspecto vulnerable y débil me había ablandado y tuve la impresión de que, o bien era el mayor hijo de puta de todos, o no era la persona que estábamos buscando.

Jungkook le soltó de un empujón y el hombre dio un pequeño rebote contra la pared. Su camisa había quedado toda arrugada e incluso tenía marcas rojas en el cuello por los fuertes agarres y tirones que había sufrido. Luego se colocó las gafas, agarrando ambas patillas delicadamente.

—Sabes perfectamente lo que queremos saber, no nos hagas perder más el tiempo. — Espetó Jungkook en un tono más calmado, pero aún rabioso. Yo me encontraba detrás de él, la mitad de mi cuerpo cubierto por su brazo y su hombro. Pero entonces me hice un hueco y tomé cartas en el asunto.

—¿Fuiste tú el que provocó el accidente? — Pregunté directamente, utilizando un tono de voz más pacífico y diplomático. Creo que adopté esa actitud para hacer balance con el papel agresivo de Jungkook. — ¿Fuiste tú el de los mensajes anónimos? ¿El que me perseguía junto a ese coche negro? ¿Tienes algo que ver con el accidente que sufrí tantos años atrás?

—Estáis muy, muy equivocados. — Me miró por primera vez a los ojos, pero seguía agazapado e intimidado. No me quería imaginar la cara iracunda con la que le estaría mirando Jungkook pero me pude hacer una idea cuando le echó una mirada rápida y luego volvió a mí, como en busca de protección. — Ha sido un grave error que vinierais hasta aquí. Un gran gran error. Puede que nos hayamos metido en muchos problemas.

—Nadie nos ha visto. ¿A qué demonios te refieres? — Escupió Jungkook.

—Es peligroso que hablemos aquí, alguien podría oírnos. — Luego se dirigió a mí. — Yo no soy tu enemigo, Hana, de hecho soy la única razón por la que estás viva y por la que te has reencontrado con este chico. Bueno, sí he hecho algunas cosas que te han puesto en peligro, pero nunca he querido que te pasara nada. De hecho, te necesito.

—¿Q-qué? No entiendo nada.

—Te lo explicaré, pero no aquí ni ahora. Te mandaré un mensaje con la hora y la dirección apropiados para vernos. Podéis venir los dos.

Miré a Jungkook con una expresión de incógnita, para saber qué pensaba él de todo esto. Yo estaba bastante decidida a aceptar sus condiciones pero no quería tomar la decisión sola.

—Está bien, iremos los dos. Pero ni se te ocurra intentar algo sucio o desaparecer del mapa porque ya sabemos tu nombre y dónde trabajas y haré que la policía de todo el país te persiga como a una rata.

Car Crash {Jungkook}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora