• Capítulo 51 •

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Los informativos de todas las cadenas de televisión cubrían las últimas veinticuatro horas de nuestras vidas con titulares como "BigHit Entertainment como tapadera de organización de distribución y venta de droga" o "Ghim Lee, jefe de prensa del grupo más famoso de k-pop, acusado de intento de homicidio" o incluso "Secuestro de cuatro mujeres relacionadas con el caso BigHit". La cantidad de noticias era abrumadora y ello resultaba en que literalmente todo el país –y posiblemente todo el mundo– estaba al tanto de nuestra situación. Tanto era así que los medios de comunicación se habían enterado de que Park Shinhye estaba en este hospital y se encontraban abotargando las puertas de entrada.

Hye apagó la televisión de la habitación, a la cual nos habíamos quedado enganchadas por más de diez minutos. Nos había dado tiempo a ver la última parte de la rueda de prensa de los chicos y yo me encontraba orgullosa de lo bien que estaban gestionando la situación, a pesar de que hubiese una parte de la opinión pública que los acusara de cómplices.

—Lo habéis hecho bien...— Escuché a mis espaldas. Park Shinhye, quien llevaba todo el rato dormido, abrió los ojos hinchados por primera vez. Todas las chicas nos giramos hacia él.

—¿Estás bien? ¿Cómo te encuentras? — Me acerqué a él rápidamente y agarré su mano entre las mías. No es que le tuviera un cariño especial, pero le había visto al borde de la muerte, prácticamente le había visto entregar su vida a cambio de destapar a la empresa y de hacer al mundo un lugar mejor. No, no le tenía un especial cariño, pero le admiraba como nunca antes había admirado a nadie.

—Estoy vivo... y lo hemos conseguido. ¿Entregasteis la memoria externa a la policía? — Inquirió con un hilo de voz y yo asentí con vehemencia.

—Está todo hecho, ahora solo necesitas descansar. — Le tranquilicé.

—Lo siento por lo que habéis pasado, debí adelantarme a esto...

—¿De qué habla? Gracias a usted ahora somos famosas. — Añadió Woo con diversión, sacándonos una sonrisa. — Mártires pero famosas.

Nos quedamos un rato más hablando con Park Shinhye, aunque lentamente veíamos cómo decaía su energía hasta prácticamente volver a quedarse dormido. Fue entonces cuando escuché unas voces provenir del pasillo, algo así como unos gritos que decían mi nombre y que me sonaban totalmente familiares. Las chicas me miraron sorprendidas y yo salí de la habitación para ver qué estaba pasando. En el pasillo se encontraban dos personas siendo retenidas por agentes de seguridad y la mujer, mi madre, estaba completamente alterada demandando que la dejaran pasar.

— ¿Mamá? ¡Mamá!

En cuanto la vi fui corriendo hacia ella y nos abrazamos tan fuerte que nuestros cuerpos crujieron. Luego vino mi padre, más calmado pero con los ojos inyectados en emoción. La alegría del reencuentro dio paso a una serie de regaños y reprimendas, en las que mi madre me pegaba con el bolso en el brazo mientras me amonestaba.

—¿Qué has hecho? ¿En qué te has metido, Hana? ¿Querías darle un infarto a tu madre? — Decía una y otra vez, hasta que mi padre se interpuso y la tranquilizó.

Tuvo que pasar casi una hora –y con comida de cafetería de por medio– para que mi madre pudiera bajarse completamente de ese estado de excitación. Habían viajado desde Busan en el mismo momento en que salieron las noticias y el cansancio se podía leer en las bolsas bajo sus ojos. Afortunadamente no me preguntaron sobre qué me había pasado específicamente, por el contrario se dedicaron a darme de comer y a asegurar que todo lo malo ya había pasado.

—Estoy orgulloso de la persona en la que te has convertido, Hana. — Dijo mi padre en un momento determinado con lágrimas en los ojos. Yo asentí al borde de la emoción y mi madre me acercó el cuenco de arroz para que siguiera comiendo y no cayera en lágrimas.

Car Crash {Jungkook}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora