Sin duda, mi momento favorito del día era la noche. Irónico, ¿no? Había algo en las noches de verano que me encantaba, quizás fuera la suave temperatura que te hacía olvidar la ola de calor anterior o el placer de disfrutar de una buena velada sin tener que preocuparse por la hora de vuelta a casa. Aquí, sentadas en la terraza de un bar de La Valeta, con copas de vino en la mano y con el suave viento mediterráneo acariciando nuestros rostros me sentía más libre que nunca.
—Ojalá este viaje no terminara nunca. —Suspiró Woo con ojos de soñadora.
—Lo que va a terminar es nuestro momento de paz. —Agregó Suni con sorna mirando hacia el paseo marítimo por el que se acercaban siete chicos.
No les habíamos visto en todo el día, ya que al parecer tenían que hacer algunas grabaciones por trabajo, pero las noches siempre parecían reunirnos. Me dio la sensación de que todos estaban más morenos que el día anterior y al decírselo, me pareció ver a Yoongi sonrojarse. De todos los chicos, Yoongi era con el que menos trato tenía e incluso me picaba la curiosidad de si le caía mal o simplemente era así de cerrado con todo el mundo.
—¿Qué tal el día? —Le pregunté a Jimin con una sonrisa. Estaba sentada con un pie apoyado en el borde de la silla y una copa de vino en la mano izquierda. Él bordeó la mesa y me rodeó con sus brazos, presionando su pecho contra la parte trasera de mi cabeza.
—Uh jagiya, ¿quién te ha dado permiso para verte así de guapa sin estar yo presente? —Murmuró en voz baja, haciéndome estremecer. Me limité a soltar una risita nerviosa y a ocultar mis mejillas encendidas de las miradas de los demás.
—Pediremos lo mismo que vosotras, llamad al camarero cuando pase por aquí. —Habló Namjoon y cogió una silla de otra mesa para sentarse justo al lado de Suni. Jimin hizo lo propio, así hasta que todos quedamos sentados alrededor de una mesa que se había quedado pequeña. Bueno, todos menos uno. Jungkook permanecía de pie y hacía caso omiso a las súplicas de sus hyungs por quedarse con nosotros.
—¡Venga, no seas aburrido! ¿Tanto te ha afectado tener a Yoongi como compañero de habitación? —Dijo Jin, desencadenando la risa incontrolada y sorpresiva de Hoseok.
—¡Oye! —Se quejó Yoongi. —Encima que hago un esfuerzo por socializar...
—Estoy orgulloso de ti. —Le dijo Taehyung con una voz grave y le dio una palmadita en la espalda.
Mientras todo esto ocurría, la mirada de Jungkook se había posado sobre mí y yo intentaba entender si era tristeza lo que se reflejaba en sus ojos. Al darse cuenta de nuestro pequeño momento de intimidad visual, Jimin colocó su mano sobre mi muslo como indicador de territorialidad y Jungkook apartó la mirada rápidamente.
Estuve mucho rato pensando en ese gesto después de que se fuera. Por alguna razón me sentía culpable de esa mirada apenada y, por muy mal que me cayera, sentía la necesidad de remediar su tristeza y hacerle sentir bien. Supongo que no me gustaba estar mal con las personas y mucho menos me gustaba ser responsable del malestar de los demás. Pero por otro lado recordaba las palabras de mi madre y toda la sarta de mentiras que me había dicho desde el primer momento en que nos conocimos. Me di cuenta de que yo no tenía por qué ayudarle porque él nunca me había tratado bien y, si algo de mi relación con Jimin le incomodaba, no era yo la que lo tenía que solucionar.
Un rato después me percaté de que había prometido llamar a mis padres antes de que se fueran a trabajar pero mi móvil estaba sin batería. Jimin me prestó su teléfono pero no me sabía el número así que la única opción era volver al hotel y recargar mi móvil.
—¿Quieres que te acompañe? —Se ofreció Jimin con consideración. Me hubiese gustado que lo hiciera pero se lo estaba pasando tan bien que no podía permitirlo. Quería que siguiera riendo a carajadas con el resto del grupo, de todos modos yo no tardaría en incorporarme de nuevo.
—No, espérame aquí. No tardaré mucho. —Le sonreí con ternura y besé su mejilla tímidamente para después despedirme del grupo y correr en dirección al hotel. Por suerte se encontraba a menos de tres minutos.
La mala suerte me saludó con un ascensor averiado, así que tuve que subir unos cinco pisos por las escaleras. Gracias a este pequeño cambio de recorrido me fijé en que el hotel contaba con azotea, la cual estaba tan solo dos pisos más arriba. Me puse la nota mental de que algún día debía visitarla y seguí mi camino hasta la habitación. Una vez dentro puse a cargar el móvil y llamé a mi madre.
Me sorprendió que me volviera a preguntar por el tema de Jungkook y que me hiciera tantas preguntas al respecto. Mi madre era bastante controladora, pero nunca había llegado hasta el extremo de un tercer grado. Me hizo contarle quién era Jungkook y qué tipo de relación tenía con él, pero lo que más me asombró fue su reacción. Al menos, su expresión no verbal. La había notado ansiosa, algo alterada y puede que incluso preocupada. Me parecía extraño que actuara así pero supongo que solo tenía miedo de que alguien pudiera hacerme daño intentando inmiscuirse en mi pasado.
Una vez cortamos la conversación me quedé algo intranquila. Por alguna razón, el dichoso Jungkook no salía de mi mente.
Entre unas cosas y otras ya se había hecho tarde, así que me di prisa en salir de la habitación para volver con mis amigos. No obstante, un cuadro informativo en el inicio de las escaleras me recordó la existencia de la azotea y decidí subir rápidamente para echar un vistazo. Al llegar arriba me encontré con una puerta negra metálica, me apoyé sobre ella y la abrí, pero en vez de entrar me quedé paralizada.
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Car Crash {Jungkook}
Fiksi PenggemarShe doesn't remember me and I cannot forget about her.