• Capítulo 31 •

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No iba a mentir, cuando Woo me dijo aquello el corazón me dio un vuelco y me puse en lo peor. Fue como cuando ves una película de miedo y al terminarla estás súper sensible a todos los estímulos a tu alrededor, y si escuchas un suave silbido tiendes a pensar que es el cántico de tu asesino antes que el murmullo del viento. Pues bien, yo me imaginé que quizás Jungkook había tenido un accidente tan espeluznante como el mío o que incluso le habían expulsado de la empresa por algo que pudiera haber dicho u oído.

Nada más lejos de la realidad.

Al entrar en internet fui bombardeada por múltiples titulares que, en un tono alarmante y populista, iban a decir lo mismo: Jungkook y IU, la aclamada pareja del kpop. Junto a la verborrea insípida de los periodistas venían adjuntas imágenes en las que posaban ellos dos para un anuncio de una conocida marca de deporte. En la imagen que se repetía en todos los periódicos aparecía Jungkook sentado sobre una silla, reclinado sobre ésta y con el semblante serio, mientras que ella se encontraba sentada sobre su regazo y con una de las piernas estirada para resaltar las zapatillas anunciadas por la marca. Al principio intenté no darle más importancia de la que debía, pero no tuve que indagar mucho más para ver otra foto –esta vez no era de un Photoshop– en la que se les veía hablando animadamente en una cafetería.

Las imágenes per se no demostraban nada, eran más bien los titulares y las hordas de fans quienes aseguraban la relación entre ellos dos. Aun así me sentí hundida y desorientada.

Mis sentimientos hacia Jungkook no eran nada claros, más que nada porque la gran parte del tiempo la habíamos pasado enfrentados el uno con el otro. En el fondo siempre había sentido algo por él, pero lo quise tachar de rechazo cuando en realidad era algo más. Al menos ahora que le veía con una mujer me daba cuenta. Dudaba que fueran celos exactamente lo que sentía, era más bien una desilusión muy grande y un sentimiento de soledad que desconocía. Ahora me preguntaba qué es lo que debía hacer. ¿Estaría bien ir a contarle todo lo que había descubierto cuando él ya me había superado? ¿Acaso se merecía que volviera a arrastrarle a ese pasado? ¿Pero qué esperaba realmente conseguir de él?

A las siete y cinco de la tarde llegué por fin a Seúl y las chicas, como prometieron, me estaban esperando. Supongo que sentían que debían levantarme los ánimos porque sugirieron ir a un café a pasar el rato.

—No te creas todo lo que dice internet, Hana. Ya sabemos que la gente adora inventarse ese tipo de historias. — Me animó Woo utilizando un tono que derrochaba positividad. Las cuatro estábamos sentadas alrededor de una mesa circular de madera de acacia y reservábamos en el pequeño espacio de cada una tazas humeantes de café.

—En cuanto me enteré le pregunté a Namjoon por si sabía algo del tema. — Intervino Suni con su típico tono calmado y solemne. Levanté la mirada de mi taza y la miré expectante. — Según él la colaboración fue totalmente imprevista, pero se acabaron llevando muy bien. Al parecer, Jungkook era bastante fanático de ella.

—Eso no ayuda. — Rechistó Hye, chasqueando la lengua en desaprobación al comentario de Suni.

—Me da igual, chicas. Él es totalmente libre de hacer su vida con quien quiera. De todos modos, sus decisiones no me afectan en nada. — Lo dije más para mí misma que para las demás. Necesitaba creérmelo desesperadamente.

Estuve tentada a contarlas todo lo que había descubierto en Busan: lo del diario, lo de Jungkook, lo del accidente... Pero simplemente no vi el momento adecuado y preferí disfrutar de una conversación liviana y divertida, una que me hizo olvidar por un buen rato mis problemas.

—He estado tres días fuera. ¡Tres días! ¿Y ya habéis tenido una cita?

—¡No fue una cita! — Se quejó Suni con una sonrisa que la delataba. — Solamente dimos un paseo por el río después de que él saliera de trabajar. Luego nos compramos unos helados y a Namjoon se le cayó al suelo después de dar un traspié así que le propuse compartir el mío pero dijo que no le gustaba el chocolate con menta. Normalmente en las citas salen las cosas mejor así que no, técnicamente no fue una cita.

—No me puedo creer que a ti te estén pasando todas estas cosas y que Hoseok se limite a darme los buenos días. — Woo se cruzó de brazos y sacó el labio inferior de manera infantil.

—¡Ahg, eres tan pesada! — Explotó Hye y las demás reímos. — Pídele salir de una maldita vez, ya no soporto tus lamentos.

—Lo voy a tener que hacer, porque a este paso... ¿Podemos preguntarles a los chicos si pueden quedar mañana? — Los ojos de Woo hicieron chiribitas.

—Amiga, ¿tú entiendes la palabra cita? — Replicó Hye en tono jocoso. — Implica solo a dos personas. Hoseok y tú. Punto.

—Aún no estoy preparada para eso, por favor, vamos a quedar una vez más todos juntos. Siempre nos lo pasamos fenomenal, ¿no es así? — Woo nos miró una a una con una sonrisa ilusionada de oreja a oreja. Yo asentí con los labios en una línea recta. Porque, aunque me gustaba estar con ellos, no estaba segura de querer ver a Jungkook.

—Haz lo que quieras. — Sentenció Hye dándose por vencida tras la aprobación de Suni.

Un rato después de haberlo preguntado por el grupo, los chicos aceptaron nuestra propuesta y fijamos que al día siguiente nos veríamos todos. Tenía muchas ganas de ver a Jimin porque, después de todo, le tenía mucho cariño y deseaba con todas mis fuerzas contarle lo que había descubierto. Por otro lado el hecho de que fuera a ver a Jungkook me tenía intranquila. La última vez que estuvimos juntos acabamos besándonos y ahora él estaba con otra chica y yo había descubierto tantas cosas que no sabía muy bien qué iba a sentir al volver a mirarle a los ojos.

Car Crash {Jungkook}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora