CAPÍTULO 43.
Verónica se secaba las lágrimas, — Pues, chicas. Eso fue lo que sucedió.
—No te preocupes, nena. —Andrea le da un apretón de manos—. Aquí estamos para ayudarte.
Las mira a todas, sus ojos vagando desde Zoe sentada en el suelo murmurando profanidades hasta Cloe absorta en sus pensamientos.
Las chicas número 5, 6, 7, 8, 9, 10 y 11 estaban en una de las habitaciones abandonadas del edificio, sentadas cada una en un banco de madera.
—¡Ingrato! —gritó Cloe llamando la atención de todos—. Es un ingrato, malagradecido, mujeriego. ¿Cómo se le ocurre manipularte de esa forma para que tú…? —Su voz estaba cargada de rabia—. No puedo ni hablar de eso...
—Calma... —Zoe le sobó la espalda para luego dirigir la mirada hacia Verónica—. Pero nena, tú no puedes tener ese hijo aquí, no hay manera, además de que el ingrato malagradecido de Eduard no lo va a querer y te lo van a quitar.
—No. —Verónica saltó—. A mi hijo no, ya me quitó muchas cosas y este bebé no va a ser una de ellas —habló, muy decidida.
—Tú vas a salir de aquí, te lo prometo. —Andrea trataba de calmar la situación. Miró a Verónica de una forma reconfortante—. Chicas.
Todas captaron su atención.
—Hay que elaborar un plan de fuga.
Todas se sorprendieron, incluso Verónica.
—Pero, Andrea, nadie ha logrado escapar —intervino Zoe, confusa.
—Ella lo hará —Andrea se levanta de su silla—. Estoy planeando todo en mi mente en este preciso momento.
***
—¿Qué? —Zoe se cae del banquito—. ¿Y si me atrapan?
Andrea intervino: —Zoe, ella está embarazada, tiene que salir de aquí.
—¿Cuál es el plan en concreto? —pregunta Verónica.
Andrea se cruje los dedos se pone en posición explicativa.
—Pues, lo repito por tercera vez. Cuando llegue la noche de mañana haremos una falsa alarma. Ustedes, Zoe y Cloe tendrán que hacer como las supuestas “escapadas” todo para hacer una distracción para los guardias.
—Ajá —dice Cloe.
—Entonces, deben llamar la atención y de seguro eso activará las alarmas y todos los guardias de la zona norte pondrán sus ojos en buscar por el lado que van a salir ustedes, que es la puerta delantera.
—Entiendo —aclamó Zoe—. ¿Y tú, qué vas a hacer?
—Pues yo voy a tratar de sustituir la ausencia de ustedes tres, trataré de seducir a Eduard y trancarlo en la habitación. Disculpa, Verónica pero—Verónica la interrumpe.
—No, continúa, ya nada me importa.
Andrea miró su expresión y reanudó a los pocos segundos.
—Bien, a lo mejor lo de Eduard es inútil pero tengo que intentarlo, por lo menos cuando suenen las alarmas se demorará más en bajar pues estaremos en el tercer piso. De todas formas trataré de cerrar la puerta de la habitación y quedarme trancada con él.
—Andrea… —dijo Verónica—, eso es muy peligroso.
—Asumo el riesgo. —Suspiró—. Y ahora la parte más interesante, tú. A las doce exactas de la noche de mañana comienza el show. Tú arréglatelas para salir sin que los guardias te vean, después de la distracción de la falsa fuga de las chicas por la puerta trasera. Ahí casi siempre está desierto, pero hay un problema: los serenos.
—¿Y qué hago?
—Cuando se dispare la alarma ahí no se va a escuchar muy bien, así que te escondes en la oscuridad y creas una distracción, un ruido, para que ellos avancen al lugar equivocado. Cuando lo hagan, sale tan rápido como puedas para la calle y sumérgete en la oscuridad. Debes correr mucho para cuando él te vea estés demasiado lejos.
Verónica estaba asimilando todo, siendo el centro de atención.
—Bien. —Suspiró.
Andrea generalizó: —Chicas, mañana a las doce de la noche empieza el show. ¿Están listas?
—Listas —dijo Cloe—. Verónica debe ser feliz y darle placer a su vida.
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Placer a la vida ✔
Novela Juvenil[FINALIZADA EN EDICIÓN] Si la vida te diera una segunda oportunidad de darle placer a través de un secuestro. ¿Lo harías? Cristal toda la vida ha vivido bajo el cuidado de un volcán en erupción, mejor dicho, la tía Verónica. Y aunque no fue de la me...