Capítulo 2

1.1K 277 445
                                    

CAPÍTULO 2

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

CAPÍTULO 2.

DÍA SIGUIENTE

Cristal abre los ojos, atrasada como siempre y se levanta corriendo. Después de buscar la ropa que se pondría este día, baja las escaleras abrochándose los últimos botones y resonando los zapatos por esta.

—¿Cristal? ¿No vas a desayunar?

—Es que ando atrasada, voy a desayunar en el camino en la cafetería del señor César.

—¡Bueno, cuídate!

Sale de la casa corriendo, y en menos de 6 minutos llega a la cafetería agitada y se asoma en el mostrador.

—¡Señor César! ¡Señor César!

Sale detrás de una pequeña puerta, que era la que daba a la cocina de la cafetería, un anciano que estaba cerca de los 70 o 75 años de edad.

Aparentemente se veía una persona amable, honesta y buena gente.

—¡Oh, señorita Cristal! ¿Cómo está?

—Bien, gracias, señor. No tengo mucho tiempo, estoy atrasada. ¿Me puede dar uno de los sándwiches de siempre?

—¡Sí, cómo no! Ya lo tenía preparado para ti.

El señor César saca un sándwich de queso y se lo ofrece a Cristal, ya que era muy habitual que se pasara por ahí cada mañana pidiendo siempre el mismo desayuno. Al dárselo, ella agradece gentilmente y sale corriendo a su antigua dirección: su escuela.

*

Mientras en la casa Monserrat, la tía Verónica que se encontraba tomando un té, recibe la llamada de la amiga.

—¡Ay! ¿Quién llamará a esta hora?

Se dirige hacia el teléfono secando sus manos con una pequeña toalla de color verde para luego soltarla y descolgar el teléfono, para ponerlo en su oído y hablar.

—¿Diga?

—Verónica, soy yo, la señora Rodríguez. Quería preguntar si podría pasarse por aquí a eso de las 4 o 5 de la tarde —Pausó—. El problema es que el padre va a venir para hablar especialmente con nosotras.

—Ah sí, no te preocupes. Estaré ahí a las 4 en punto. —Y con eso cuelga el teléfono.

*

Pasando el mediodía, aproximadamente la una de la tarde, Cristal llega a casa, muerta de cansancio. Por costumbre decide tomar un baño y se acuesta en la cama completamente rendida.

Zzz...:

Una habitación oscura, iluminada por las luces de las velas; una cama complatamente de rojo y ella se ve reflejada en un espejo en el que sólo se puede ver con paños menores. Su ropa interior era de color negra tipo lencería.

—¿Dónde estoy?

Se decía a sí misma, mirando a su alrededor; quería reconocer un terreno que seguramente no era el de ella.

De pronto se volteó de espaldas cuando sintió una figura masculina y unos brazos que la rodeaban alrededor de la cintura, desde atrás.

No podía ver el rostro de aquel chico, mas sentía sus músculos mientras trazaba un recorrrido con sus manos que llevaba desde su abdomen hacia sus pechos, para luego sujetarse de sus hombros sintiendo la respiración agitada en su cuello, una vez que la cara del chico se acercó a esta. Ella mordía su labio mientras soltaba pequeños gemidos de placer.

En ese momento despierta subiendo y bajando sus hombros al ritmo de respiración agitada y los latidos de su corazón.

—¡Joder...!

Levanta la manta con la que estaba tapada para luego mirar a sus piernas.

—Ya me mojé.

Se levanta de la cama y va al baño para tomar una segunda ducha y bajar sus hormonas, quienes estaban en las nubes.

Sale del baño envuelta en una toalla y se detiene delante del espejo de su cuarto. Tras mirar su cara cayó en razón de que algo inusual estaba pasando.

—¿Eh, y este silencio?

No escuchaba el normal sonido de los trastes resonando en la cocina que su tía siempre hacía. Salió de la habitación y prosiguió a buscarla.

—¿Tía?

Se asoma en cada habitación.

—¿Tía?

No lograba ver nada y después de revisar toda la casa, se viste con su overol lleno de manchas de pintura seca y se dirige hacia el cuartico donde siempre hacía sus sueños realidad: pintar.

Con cuidado, entró dirigiéndose hacia la pintura que había dejado a medias, pero olvidó algo: ¡el seguro!

Descuidada, tomó su pincel y prosiguió a culminar el supuesto retrato. Ella estaba en las nubes, estaba en el paraíso y como todos los que hacemos lo que nos gusta, perdió la noción del tiempo. Era como la música, no escuchaba nada, no miraba nada, solo estaba concentrada trazando las imperfectas líneas en el lienzo, que era un hombre con rostro borroso, y al lado una muchacha vestida de rojo que supuestamente era ella.

Tan concentrada estaba, que no cayó en cuenta de que no estaba sola, había pasos sonando en la casa; sin embargo sus ojos estaban en otro mundo.

No fue hasta que una puerta sonó a sus espaldas que salió de su trance dejando caer el pincel sobre el delantal. Sus ojos se abrieron ante la pintura, el miedo reflejado en ellos.

—¡Cristal Monserrat!

Cristal, estás en problemas.

Cristal, estás en problemas

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Lenacolorado:

¡hola a todos! ¡Mis perfectos imperfectos! Espero que les haya gustado el capítulo de hoy. ¿Qué creen que pasará? ¿Tía Verónica? mmmm... me parece que... no, no, no, no hago spoilers. ¡Ja! ¿Qué creían? Si quieren saber ayudenme a llegar a las 500 vistas, y el tercer capítulo será publicado. Sin más, me despido con un beso a la distancia, pues el nasobuco se interpone... muajajaaj

aylenitaRR :

Holi queridos soñadores, parece que hay una tia gruñona. Piiiii alarma de volcán en erupción. Jajaja. Si quieren saber que paso hagan lo que dijo Leniusqui. Jijiji. No olviden pasarse por mi perfil u darle mucho amor "Bajó Máscara". Sin mas que decir les mando un abrazo psicológico

Placer a la vida ✔ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora