CAPÍTULO 60.
—¡Chofer, chofer! —llamó Pólvora.
—Diga —dijo el hombre mientras manejaba.
—¿Cuánto falta para llegar?
El chofer pensó por unos segundos y miró su reloj. —Faltan como 20 minutos.
—¿No podría ir más rápido? —preguntó Verónica nerviosa en su asiento, sin poder estarse quieta.
El chofer miró el retrovisor y luego devolvió sus ojos a la calle.
—Señora, voy lo más rápido que puedo. Ese es el tiempo que nos vamos a demorar, el lugar está lejos.
***
En la empresa Demonio se encontraban hombres nuevos y rudos, vestidos de traje y con pistolas.
No sabemos cómo lograron entrar, pero de que estaban dentro, lo estaban.
Un grupo conformado por 10 hombres, estaban en fila detrás de su jefe mafioso, y otros dos protegiendo su delantera. Miraban hacia el edificio.
El auto de Eduard llegó y sacó a Cristal tan brusca y rápidamente de la misma forma en que él se bajó del carro. —¡Que me suelte!
Cristal seguía gritando.
Hansel apareció segundos después detrás de su padre y se bajó del auto resonando la puerta tan fuerte como su rabia.
Si no hubiera sido tan rápido no llegaría a agarrar la otra mano de Cristal.
Atrajo la mirada de Eduard.
—No, papá. Tú no me puedes hacer esto. ¿Por qué es que te la estás llevando?
Eduard jaló a Cristal hacia él. —¡Me está lastimando!
—Porque es de mi propiedad y como mismo te la regalé te la puedo quitar si me da la gana —respondió Eduard pasando por alto los gritos de Cristal.
Hansel aún más serio, la jaló hacia él, contraatacando. —Tú no me la regalaste, yo terminé por comprarla. Ella es de mi propiedad. Déjamela.
Cristal acusó a Hansel con la mirada. A ella no le gustaba que él dijera semejantes palabras, pero considerando la situación entendió que lo estaba haciendo para protegerla.
—Hansel, si sigues haciéndote el gracioso tu Cristal terminará con un tiro en la cabeza, y ni para ti, ni para mí, ni para ellos. —Señaló con la cabeza a la banda enemiga.
Cristal miró asustada a Hansel, muy asustada. El chico suspiró y soltó su mano, no quedaba de otra. La chica comenzó a temblar, el pánico empezó a reflejarse en sus ojos cuando Eduard se la llevaba.
—¡Hansel! ¡Hansel no me dejes sola! —chillaba muerta de miedo—. ¡Hansel!
Reaccionando, volvió a tomar su mano deteniendo así a su padre, justo al entrar a la empresa.
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Placer a la vida ✔
Dla nastolatków[FINALIZADA EN EDICIÓN] Si la vida te diera una segunda oportunidad de darle placer a través de un secuestro. ¿Lo harías? Cristal toda la vida ha vivido bajo el cuidado de un volcán en erupción, mejor dicho, la tía Verónica. Y aunque no fue de la me...