Capitulo 30

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- ¡Es un Slytherin y todos sabemos que son oscuros!- Gritó Ronald a los maestros y profesores.

Una pena que el pelirrojo no aprendiera de sus lecciones, pues el profesor Snape le dio una detención y una deducción de cien puntos por el insulto a la casa Slytherin. Muchos magos y brujas prominentes, eran pertenecientes a esa casa y no eran para nada oscuros.

Tales como muchos ministros de magia, sanadores, aurores, inefables, etc.

Volviendo la atención nuevamente a la pared, Sarah se lo grabó en sus memorias, para después enseñárselo a Harry en privado.

Era interesante, el grafiti de la pared, decía: Cuidado, enemigos del heredero, pues la cámara de los secretos ha sido abierta.

Justo debajo de ella, había un estudiante, que por los diagnósticos de Nicholas dictaminó que no estaba muerto, salvo petrificado.

Un poco de tiempo después y varias amenazas del profesorado al alumnado con detenciones y deducciones de puntos, el pasillo quedó vacío y el joven estudiante, quien resultó ser un hijo de Squibs, Colin Creevey, fue llevado a la enfermería.

Tras el fiasco o el problema de Samhain, a Harry se le informó de los rumores que Weasley y su camaradilla estaban esparciendo alrededor de la escuela. El director Powell y la facultad, salvo por la profesora McGonagall, estaban furiosos con las mentiras a uno de sus grandes alumnos.

Decir que a Harry no le cayó para nada bien, sería un eufemismo, pues se estaba cansando de tratar con la estupidez de esa familia.

En parte cuando los profesores intentaron detener los rumores, alegando que Harry estaba haciendo un ritual, Ronald Weasley y otros de segundo año Gryffindor, dijeron que el ritual sería lo más seguro que para atacar a Colin.

Mirase por donde se mirase, Harry salía perdiendo en los rumores de Weasley y no había forma de acallarlos. Estaba muy tentado de volver a maldecir y dejarle con la maldición que le echó hace un tiempo, para siempre. A ver si aprendía de una vez que meterse con él y esparcir rumores falsos, era una mala idea.

Por suerte, sus amigos y protegidos, junto a los aliados, sabían perfectamente que las mentiras que Weasley despotricaba, eran solo eso, mentiras sin fundamento.

Por otra parte, Harry habló con el director Powell, preguntando como iba la caza del responsable de abrir la cámara de los secretos.

Pues si Harry sabía o tenía una ligera sospecha de quien, o mejor dicho qué era. El Horrocrux de Voldemort, pero no sabía cuál era, pues no tenía conocimiento todavía de cuantos había por ahí.

- La verdad es que no lo sé, desde ayer he puesto una sala silenciosa para que me advierta de quien es el que la abre. Me gustaría saber a ciencia cierta ahora, pero temo que es todo lo que tenemos.

- Gracias director Powell.- Dijo Harry comenzando a vestirse despacio y pensando en sus reflexiones, que gracias al ritual, ahora su proceso de pensamiento y razonamiento era el doble de veloz. Seguramente un efecto secundario, pero positivo.

- Pensé que estarías furioso con Weasley...

- Sí, lo estoy, pero pensándolo mejor y bien, me queda poco tiempo en esta escuela.- Dijo dando una sonrisa maliciosa. – Sin embargo a él, no. Cuando me vaya lo va a tener difícil.

- Imagino, bueno ten paciencia. Ahora que estás mejor de lo sucedido ayer, ¿Qué tal el ritual? Es uno que nunca he hecho.- Pidió Dylan un poco curioso al respecto.

- Genial, se siente perfectamente bien y los escudos de Oclumancia ahora son más potentes, junto con la resistencia y capacidad mental de asimilar más información.- Contestó Harry sonriendo felizmente, lo cual fue un poco contagioso para los presentes que rodeaban la cama de Harry, mientras que éste era liberado de la enfermería y se vestía nuevamente. – En definitiva la capacidad de asimilar más información es un bono, pero lo mejor son los efectos secundarios.

Harry Potter y el poder del conocimientoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora