9 2/2

309 27 6
                                    


Martina
Sebastián me levanta y me cuelgo de su cintura con mis piernas, nos separamos solo por falta de aire y volvemos a besarnos.
—¿Estás segura?
Asiento y me prendo de sus labios, su cabello se pierde entre mis dedos mientras caemos en la cama.
La ropa desaparece poco a poco y el sudor está presente en nuestros cuerpos.
..............
Paseo mi mano por el pecho de Sebastián mientras descansamos.
—mmm ¿Color favorito?
—el rosa ¿el tuyo?
—Azul.
Decidimos empezar a conocernos mucho más con algunas preguntas.
—Déjame pensar ¿Tu cumpleaños?
—15 de octubre ¿el tuyo?
—21 de marzo.
Las preguntas siguen mientras nos damos uno que otro beso.
—No fui a dar clases hoy e Isa no fue al colegio.
—Tini, recién volviste y Isabella quería quedarse, además, hicimos algo mucho mejor.
Lo golpeó en el hombro y mis mejillas se encienden, no puedo evitar una risita nerviosa.
—Mejor calla, Sebastián.
Él se ríe y me roba un beso.
Decido darme un baño, me cubro con las sabanas, pero no sé en qué momento un escalofrío me atraviesa, dándome a entender que quede descubierta.
Me volteo y veo a Sebastián, tiene las sábanas en sus manos para luego arrojarla al suelo.
Se acerca peligrosamente y comienzo a retroceder.
—fuera, vete pervertido.
Él sonríe y me carga sobre su hombro llevándome al baño, nos mete a ambos en la ducha y el agua me congela los huesos.
—¡Dios, esta fría!
Se ríe y comienza a besarme, no me hago de rogar, sigo sus besos.
..........
Sebastián
Al medio día salimos de su departamento, la había invitado a almorzar a casa y esperaba que la pelirroja se haya ido, o si no, esto sería un caos.
Veo la bola peluda , Martina decidió traerla y viene en el auto con nosotros.
—¿Bella es un Cocker spaniel, verdad?
—eso creo, la encontré en la calle.
Al entrar la tomó de la mano y le doy una sonrisa.
—Todo estará bien, mi hija te ama, mi madre también, no hay de qué preocuparse.
Al entrar sonrío al encontrar a mi madre y a mi hija sentada en la sala.
—Llegamos.
Escucho la voz de mi pequeña y sonrío.
—¿Tu y quien más?
La veo acercarse y cuando ve a Martina corre a abrazarla.
—mamá, ven.
Mi madre se acerca y saluda a tini con un beso en su mejilla.
—Hola otra vez, siéntete como en casa.
Adentro más a tini y la llevo conmigo a la cocina, no puedo evitar mirarla de reojo cada dos por tres, es hermosa.

Dulce Amor_By:Bianca IbañesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora