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Martina
Me había quedado en blanco, no sabía qué hacer, era algo que no esperaba.
—¿Tini?
Miro los ojos azules de la pequeña y las lágrimas bajan por mi mejilla.
—Si, si puedes corazón.
La pego a mi pecho mientras sollozo, me había encariñado tanto que la consideraba mi hija, temía por lo que diría sebas, pero amaba esa niña y no iba a decepcionarla.
—Gracias, tini, gracias.
Un leve movimiento en la puerta me alerta y me asusto al ver la silueta de Sebastián en ella.
—Yo....
Me separo de Isabella y me siento derecha.
—¡Papá!
Dejo que la niña baje y corra a abrazarlo mientras él se acerca a donde estoy.
—Quita esa cara que no voy a matarte, bueno, lo haré, pero a besos.
Me sorprendo cuando me llena el rostro de besos terminando con uno más largo en mis labios.
—Cariño, las oí, no hay nada más feliz en el mundo que seas la madre de mi hija.
Sentí que me liberaba de un gran peso y pude respirar tranquila.
Sebas se sentó a mi lado con la niña y entre los tres nos abrazamos fuertemente.
—Las amo tanto

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Perdón si es muy corto, pronto se los recompensaré

Dulce Amor_By:Bianca IbañesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora