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Martina
Hoy me daban de alta, mis costillas aún dolían, mi herida aún más y los hematomas ya se habían ido.
Mi familia se había enterado de todo gracias a Sebas que no dudó en llamarlos y prometieron venir a visitarme apenas pudiesen
Camila me había estado cubriendo en el colegio, Adelaida cuidaba de bella y Sebastián se ocupaba de Isabella, no veía la hora de volver a casa.
—Sentate amor, yo te ayudo.
Si Sebas era un dulce, ahora lo era aún más, me ayudaba en todo, ya sea con la comida o la ropa.
Sebastián desliza la blusa por mi cuerpo y deja un beso en mi frente.
—Todo listo, solo tienes que firmar unos papeles.
Me ayudo a sentarme en la silla de ruedas y me guio con la secretaría, que, una vez todo listo, me dejo irme a casa.
Sebastián me había casi amenazado para que me quedara con él y eso hice, pero, mayor fue mi sorpresa cuando me dijo que todas mis cosas ya se encontraban en la de él.
—Te ayudaré a subir, despacio.
Debía subir al auto y con ayuda del pude hacerlo, dolía, debía admitirlo, pero no tanto como antes.
Sebas manejaba despacio, el susto era grande y no queríamos más accidentes, además, moría por llegar y darme una gran ducha.
—Ya hemos llegado.
Otra vez el mismo proceso para bajarme y sentarme en la silla de ruedas.
Isabella
Con mi abuela Ade, habíamos preparado un gran cartel y muchos globos para decorar la sala.
Sonreí grandemente cuando papá y tini entraron a la casa.
Mamá sonreía mientras leía el gran cartel "Bienvenida a Casa" mi abuela decía que no debía preparar muchas cosas para no agobiarla, así que solo hicimos eso y la recibimos muy contentas.
La había extrañado, en el colegio estaba sola y en casa también.
Levante a bella del suelo y la acerque a tini poniendo la pequeña perrita sobre sus piernas.
—También te ha extrañado.
Martina
Había extrañado mucho a todos, incluyendo mi pequeña mascota, la cual crecía poco a poco.
Sebastián dijo que me acompañaría a la habitación y...el problema eran las escaleras.
Bueno, no eran un problema para Sebastián, que me cargo con una sola mano , mientras que con la otra subía mi silla de ruedas.
—Quiero ducharme.
—No se diga más, ahora mismo te preparo el baño.
Decidí sentarme en uno de los banquitos del baño mientras sebas me buscaba algo de ropa.
—Mi vida, te prepararía la bañera, pero no hay forma en que te meta ahí sin lastimarte.
—Está bien, no te preocupes.
Vi cómo Sebas dudaba en que hacer y sonreí.
—no me molesta que me ayudes.
Claro que no lo hacía, confiaba en el más que en nadie.
Con cuidado me ayudo a desvestirme y a ducharme, él sabía que si me dejaba sola podría marearme, aún estaba algo sensible.
Comencé a reír cuando vi lo empapado que estaba.
—Sécate o enfermarás.
Él no me hizo caso y se dedicó a acostarme en la cama con cuidado.
—Ya mismo te traeré la comida, no te muevas de aquí.
Como si pudiese hacerlo sin que me duelan hasta las pestañas.

Dulce Amor_By:Bianca IbañesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora