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Martina
Podía decir fácilmente que me habían tratado como una reina, Sebastián me traía la comida, me ayudaba a bañarme y me estaba cuidando muy bien.
Isabella no me dejaba sola y decía que yo era su responsabilidad, sentí morir de amor.
La palabra "mamá" se repetía varias veces y a mí me encantaba, no iba a robarle el lugar nunca a su madre biológica, pero que me llamará así me llenaba el corazón de alegría.
-Que enfermero tan sexy.
Si, tenía a Sebastián administrando mis medicinas en bóxer y sin remera.
-Y yo la paciente más hermosa.
Me levante y me acerque a donde estaba a besarlo, ya me encontraba mucho mejor y podía moverme por la habitación tranquilamente.
-Martina, aléjate, no me haré cargo de las consecuencias.
Solté una risita nerviosa y me dediqué a abrazarlo.
Nos había dado un lugar para quedarnos a mí y a Bella mientras me recuperaba, pero algo en mi me decía, que no me dejaría irme.
-¿Quieres bajar?
Asentí sonriente y tomé su mano para que me ayudara en la escalera.
Al final estaba Adelaida, quien precisamente ya me trataba como una nuera, nos habíamos conocido mucho en los últimos días y descubrí algo, un pequeñísimo detalle que Sebastián no me había dicho, tenía una hermana.
Carola Obando, una chica de 21 años que estudiaba en el extranjero, ese día casi mate a Sebastián por no haberme contado ese pequeño detalle.
-Ven linda ,siéntate.
Si, Adela era un amor de persona.
-Hijo, tu hermana llega el lunes, tiene vacaciones.
El lunes...eso sería....en dos días.
Juro que me había puesto nerviosa, con la madre de Sebastián fue algo sencillo, porque la conocí sin saber que era su madre, pero con Carola, no estaba segura de cómo le caería.
Sebastián
Estaba un tanto asustado, mi hermana podía ser un tanto pesada cuando se lo proponía, pero era muy buena.
Observo a mi pequeña hija jugando en el jardín, Tini se había comprometido a llevarla a practicar algún deporte y claramente mi hija eligió uno para nada peligroso, nótese el sarcasmo, Gimnasia Artística, era lo que había elegido y mi querida novia acepto gustosa, me dijo que era una oportunidad para que la niña hiciese amigos y quizás tenía razón.
El timbre me hace volver a la realidad y al abrir la puerta una rubia alta conocida se hace presente.
- Perdón por venir así, llevo un mes sin ver a mi mejor amiga.
Si, sin dudas esa era Camila.
-No hay problema, pasa.
Sabía que mi muñeca la necesitaba mucho en el último tiempo, pero ella respondía que no quería molestar trayendo a otra persona a la casa, sin saber que mi casa era la suya también.
-¡Pipí!
Mi muñeca debía estar saltando en un pie si no fuese por su accidente.
Cada vez que lo pensaba comenzaba a descomponerme, quién sabe qué hubiese pasado si yo no la llevaba al hospital inmediatamente, sus huesos rotos podían perforar algún órgano y la hemorragia podía llevarla directamente a la muerte, creo que no fui yo quien la trajo de vuelta a la vida.....
Fue mi hija

Dulce Amor_By:Bianca IbañesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora