Punto de vista de Amelia Ledesma
"Amelia... - un suspiro. - ¡Ayuda! ¡Amelia!"
Esa voz agonizaba cada vez más agudo. Su llamada de socorro sonaba en un tono desesperado, casi inquietante. No podía verla, todo estaba completamente oscuro, como si estuviéramos perdidas en un lugar totalmente desconocido.
"Por favor, sáquenme de aquí!"
Podía oír el chasquido sutil de las llamas, siendo eclipsado por gritos de puro sufrimiento. Ella se quemaba en el fuego mientras pedía salvación.
-Luisita...-susurré, tratando de encontrarla.
"No me dejes morir! Por favor, sálvame, Amelia."
Mi corazón latía violentamente, como si en cualquier momento podría dejar de latir en una falla repentina. Me encontré en medio de la oscuridad, siguiendo la dirección en que esa voz que clamaba por ayuda. Sin embargo, mi cuerpo no parecía responder, y en una manera curiosa, yo seguía allí en el mismo lugar. Me quedaba atrapada allí mientras la escuchaba arder.
-No, no...- exclamaba, desesperada. -¡Luisita! ¡Luisita!
En medio de los gritos espantosos de la mujer que parecía que se retorcía en medio de los escombros y de las llamas, oí el sonido estridente del despertador, que me hizo levantar el cuerpo de una sola vez en un despertar brusco.
-Cielos -susurré, sintiendo mi pecho en un vaivén en una respiración agitada.
Inspiré el aire con problemas en mis pulmones, que parecían tener dificultad para absorberla. Miré las sábanas, luego los muebles perfectamente organizados, y luego mirando a los rayos del sol que se colaba entre las cortinas parcialmente abiertas. Me permití cerrar mis ojos por unos momentos, en un intento de frenar mi corazón golpeando violentamente en el lado izquierdo del pecho.
Levanté una mano hasta la cabeza, deslizando sobre la frente para quitar los restos de sudor causado por esa pesadilla sangrienta.
-Sólo fue una pesadilla... – murmuré en una respiración, antes de apagar el aparato ensordecedor.
No era la primera vez que sucedía. Incluso después de un año de la noche del incendio, ese momento aún me atormenta.
Las pesadillas no eran constantes, solo cada vez que me acordaba de tal situación. Tal vez, rebuscar entre algunas cosas del pasado sobre el día del incendio no era una buena idea.
Suspiré lentamente antes de mover las sábanas de la cama y ponerme de pie en el piso de madera. Crucé la sala, observando cómo la casa estaba silenciosa esta mañana, al parecer, todos habían salido ya a sus obligaciones.
Antes de ir al baño, noté cierta cantidad de papeles en el escritorio en la esquina de la sala, concretamente viejos recortes de periódicos. Me acerqué y uno de ellos, y lo tomé entre mis manos, mis ojos vieron fijamente el titular explícito.
"EL TRÁGICO FINAL DEL REINADO FERNÁNDEZ".
Y en letras más pequeñas se leía a continuación:
"Dos cuerpos fueron encontrados totalmente calcinados tras el incendio que destruyó la mansión. Uno de ellos fue el magnate del petróleo, Sebastián Fernández y el otro, de su esposa, Luisita Fernández."
Dejé que el aire se escape por mi boca y luego tragué seco. Después del amanecer de esta lamentable tragedia, todos los noticieros informaban al mundo que la pareja Fernández nos había dejado en una muerte inesperada y trágica.
Recuerdo claramente lo atroz que fue ver esas palabras impresas en los periódicos esa mañana, pero nada comparado con el dolor que sentía por no saber exactamente lo que había sucedido.
ESTÁS LEYENDO
Jaque Mate
Fiksi PenggemarUn juego peligroso, lleno de trampas. Una disputa de poder, dinero y deseo. De un lado del tablero, la oficial Amelia Ledesma, por el otro, la esposa de un magnate, Luisita Gómez. En este juego, sólo uno caerá. ¿Quién tendrá la mejor estrategia? ¿Qu...