Silencio. Puro silencio.
¿Siempre cenan en silencio?
Disimuladamente miraba a Gael comer, este no me dejaba de mirarme fijamente. A decir verdad no me incomodaba mucho su mirada, ya estoy acostumbrada.
Kael también me miraba tímidamente, solo le sonreía como respuesta. Jael comía como si todas sus cenas fueran así en silencio, mientras Yael nos miraba a mi y a Gael, seguro preguntándose que nos traemos nosotros dos.
—Señorita Gardener —el señor Gray rompe el silencio.
—Amor, puedes dejar las modalidades para otra ocasión, creo que la puedes llamar por su nombre, cierto Grace? —cuestiona Ayla.
Rafael se volteó a mirarme.
¡Por Dios! Ese hombre tiene una mirada muy fría.
—Si, claro que si, no hay problema —respondo casi tartamudeando.
—Bueno Grace —comienza a hablar informal—¿Qué carrera quisieras escoger?
¿Carrera?
Miro a Yael no entendiendo muy bien para que me diga a lo que se refería su padre. Ella entiende mi mirada de una vez.
—Mi padre se refiere a la profesión que elegirás en la Universidad —Kael se adelanta a responder antes que Yael lo hiciera.
— Que Idiota —dice Gael mirando su comida en el plato.
Le doy una mirada de desprecio.
Los ojos de Rafael se giran automáticamente para mirarlo con furia.
—¿Qué acabas de decir, señorito?
—No, nada. Solo que me acordé de algo —habla tranquilamente.
De repente se escucha una canción de fondo, en un volumen no tan alto.
¿Ponen música para comer?
—Todavía no tengo nada en mente —respondo a la pregunta de Rafael para romper el hielo.
—Eres una adolescente, ya deberías tener eso en mente y...
—¿Qué música te gusta Grace? —Ayla interrumpe a el Señor Rafael.
Ayla ya sabia que se estaba poniendo incomoda esta conversación.
—Escucho todo tipo de música.
—¡Genial! —sonríe—, me gustaría que vinieras más seguido para que me escuches cantar.
Jael se ríe.
—No vas a querer venir de lo hermoso que canta—... vuelve a reírse, todos nos reímos ya que la risa de Jael es muy contagiosa.
Bueno, no todos. Gael terminaba de comer, agarró la copa de champan y se bebió la bebida de golpe.
Este chico me intriga muchísimo. Cuando veo que volvía a mirarme, rápidamente dirijo mis ojos a mi plato. No he comido casi nada de la lasaña que tengo en mi plato.
—Grace, no le creas a Jael, de verdad canto hermoso.
—¡Oh vamos! Todos aquí entendieron mi sarcasmo, —Jael me mira, hace un gesto con la mano como para contarme un secreto y que Ayla no lo escuche— ella no canta lindo, nooo —susurra.
Yael y yo nos reímos al ver su cara al decir eso.
—Grace, —dice Kael— ¿Te gusta el Flan de leche?
—Si, me gusta mucho —respondo.
—Pues, ¿Para que esperar tanto para el postre? —Ayla hace una seña detrás de mi, y ocho mujeres de servicio se acercaron a nosotros para quitar nuestro plato. Luego vinieron hombres a ponernos a cada uno el postre.
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Gael Gray ©
RomanceDicen que las estrellas no brillan sin oscuridad, pero nunca fui una estrella sino la oscuridad que llegó hasta ella, que sí era una.