Era Kael Gray.
Estaba vestido con un traje elegante de corbata color azul marino, parecía de diseñador. Lo que más me llamó la atención fue el ramo de flores que llevaba en su manos.
Que raro encontrarlo aquí.
-Hola Grace -me mira de arriba abajo. Yo estaba vestida con la ropa con que me había ido a la escuela.
-Hey -me le acerco para darle un beso en la mejilla- ¿Qué te trae por aquí?
Frunce el ceño- No me digas que lo olvidaste.
-Eh...
-Te invité a salir
-Oh Dios mío, como lo siento Kael...
-Grace -escucho a Gael. Volteo para mirarlo pero veo que este se acerca hacia a mi.
-¿Con quién... -Kael se corta al mirar a Gael -¿Por qué estas con él Grace? -cuestiona.
-No, la pregunta es, ¿Tú que estas haciendo aquí? -Gael le responde, los ojos de este se posan en el ramo de rosas- ¿Para quién son?
-Son para ti Grace -tomo el ramo con mucho gusto.
-Están preciosas, gracias. Nunca me habían regalado un ramo de flores. Me gustan.
Observo a Gael. Este pone una cara de desprecio hacia las flores.
-Puedes pasar Kael -le digo.
Cuando Kael iba a entrar a la casa Gael se pone en el medio impidiéndole el paso.
-No, no entrarás -se cruza de brazos. Me sorprendo por su respuesta.
-Pero, ¿Tú quién te has creído? -replica.
Gael se ríe.
-Dios -contesta con una sonrisa arrogante.
¿Pero que les pasa a estos dos?
Kael y Gael se miraban como si se querían molerse a golpes ahí mismo, parecen que habían olvidado mi existencia.
-Ok chicos -me interpongo en el medio-, ya está. Kael puedes entrar a mi casa.
Kael al pasar le echa una ultima mirada de odio a Gael, y este tampoco se queda atrás. Por un momento pensé que Gael le iba a meter el pie para que tropezara, pero no lo hizo.
Gael se me acerca al oído-¿Por qué? -me susurra.
Me pongo de puntillas para llegar a su altura.
-Es mi casa -le susurro de vuelta.
Luego de decirle eso entro a la casa.
-Puedes sentarte ahí -le señaló el sofá-cama a Kael.
-Gracias.
-¿Dónde yo me sentaré? -pregunta Gael de repente cerrando la puerta de la casa.
Lo miró confundida.
-Hay mucho espacio en el sofá...
-Me niego a sentarme con esa persona -me interrumpe.
-Yo feliz de no sentarme contigo -comenta.
-Nadie te invitó -Gael le responde de vuelta.
Parecen niños de siete años discutiendo.
-Hey, hey, ya basta por favor -les digo. Me acerco a la cocina para poner el ramo de flores en un jarro con agua.
Gael volvió a estar con su cara de enojón. Quiero saber que le hizo Kael para que él se comportara así, aunque a Kael tampoco le cae bien.
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Gael Gray ©
RomanceDicen que las estrellas no brillan sin oscuridad, pero nunca fui una estrella sino la oscuridad que llegó hasta ella, que sí era una.