Capítulo 9

11 2 0
                                    

Escucho pasos cerca y una persona pasa rápidamente a mi cabeza … Gael.

—¿Gael que haces aquí?

—Grace…

Todo está oscuro, no sé donde estoy.

—Grace… —escucho la voz de Gael.

—¡Gael, no te puedo ver! ¿Dónde estás?

—Estoy al lado de ti Grace, no grites. —me sobresalto al sentir su respiración detrás de mi oreja.

Me volteo para verlo pero no veo nada, sigue oscuro.

—¿Dónde estamos?

—En tu casa Grace —lo escucho de nuevo pero ahora su voz se escucha lejos.

—Tengo miedo, Gael.

—Voy a encender la luz Grace, tranquila.

Se escuchan algunos pasos, luego veo como las luces se encienden pero no veo a Gael en ninguno lado.

—¿Gael?

De repente se escucha una risa. Conozco esa risa.

—No soy Gael, pequeña Grace.

—¿Quién eres? ¿Dónde está Gael? —miro por todos los lados pero estoy sola.

—Soy… —se rie— mejor adivinalo.

—¿Qué? —al escuchar eso los vellos de mi piel se pusieron de punta.

—Eres igual que Gaelito, no te gustan las adivinanzas, quieres que lleguen al punto, eso es ser demasiado justo…—se vuelve a reir— ¡Ay! Ya sabes quien soy.

Pude reconocer quien era por el sobrenombre de Gael. Sentí miedo.

—Ryant —digo su nombre. Al voltearme sobresalto. Estaba sonriendo, tenía una sonrisa de villano, esas que veía en los villanos de Disney cuando obtenían lo que querían.

—Veo que estás buscando a Gael —dice este caminando a mi alrededor.

—¿Dónde está?

—A donde él siempre a querido estar, pequeña.

—¿De qué hablas?

—¿Recuerdas lo último que te dijo?

—¿Qué?

Se detiene detrás de mi oreja y susurra—Recuerda…

De repente estoy en el cementerio.

—¡¿Cómo llegué aquí?!

—Mira hacía allá —Ryant señala una tumba.

Me acerco hasta ella y caígo de rodillas al ver el nombre.

«R.I.P Gael Gray»

¿Qué es esto?

—No puede ser…

Pude contener las lágrimas.

—Esto es lo que él quería.

—Gael era muy joven para morir… ahora —hablaba entre cortado.

—No hay edad para morir, Grace.

—Pero…

—Él está bien ahora.

—¿Qué?—no entendía que quería decir con “bien”.

—Está con mamá —esta vez no escuché la voz de Ryant sino la de Yael. Me giré a verla y vi que estaba llorando.

—Yael… —me levanté a abrzarla. Esta me aceptó el abrazo de una vez.

—Mi hermano Grace… ¡Mi hermano, noooo! —gritaba una y otra vez.
No pude evitar llorar también con ella.

—Mi hermano pequeño nooo, ¿¡Por qué!? ¡Por qué, joder!

—Grace…

Escuché la voz de Gael. De repente, vuelvo a estar a oscuras y Yael sale de mi campo de visión.

—¿Gael? —me limpio las lagrimas.

—Grace…

—¡Grace!

—¡Despierta Grace!

Me levanto de golpe y veo a mi madre con cara de confusión.

—Grace Gardener, ¿Qué es todo esto? —me señala mis manos llenas de sangre, y el botiquín, más los algodones que estaban llenos de sangre y el sofá-cama también.

¡Ay Dios! Se me había olvidado limpiar.

—Mamá…

—No me digas nada ahora —noté enojo en su forma de hablar—, vas a llegar tarde a la escuela, bañate rápido y cambiate. Me vas a contar en el camino, absolutamente todo.

Rápidamente voy hacer todo lo que había dicho.

———

—¿Y él esta bien? —pregunta mi madre al contarle lo que había pasado con Gael, pero obviamente omitiendo lo de Ryant, solo le había dicho que lo habían asaltado después de la cena y como estaba cerca de mi casa ofrecí ayudarlo, ya que había llegado temprano a la casa.

—Si, está mejor —le sonrío.

—Raro fue que no lo terminaste de matar sacandole la bala.

—Ja, ja muy graciosa mi madre—esta se rie—, ¿Se le olvida que soy hija de una doctora?

Si, mi madre era doctora, una de las mejores. Y pues por eso, llegaba tarde a la casa y no me podía llevar a la casa después de la escuela.

—Sí, se me había olvidado—se me acerca y me deposita un beso—, suerte, que la necesitas allá a dentro—me señala la escuela.

Salgo de su coche y voy corriendo a la entrada.

No pude coger la clase de Inglés porque el profesor me dejó afuera. F por mí.

Fui al patio de la escuela para leer la página que el profesor nos había mandado hacer a mí y a Gael.

Hablando del rey de Roma.

Lo veo sentado en el césped leyendo un libro. Me le acerco. Este al sentirme, me mira y se levanta de una vez.

—Oye…

—¿Estas bien? —me adelanto.

—Ehm, creo que si. —se aclara la garganta— Gracias.

Sonrío al ver lo que había dicho. Tenía educación por lo menos.

—¿Puedo verlo? —le pregunto refiriéndome a la herida.

—No —me mira detenidamente. Lo miro seria.

—Oh vamos, ¿Te cambiaste la venda?

—No, lo haré después de la escuela. Por cierto, eres muy mala cociendo, tuve que quitarme los puntos y hacerlo yo.

—Ash, por lo menos te saqué la …

—Shhh —me calla con su mano en mi boca— ¿Cómo puedes decir eso tan alto? —abre los ojos.

Despacio le quito su mano de mi boca.

—No fue alto, además no hay nadie cerca.

—Ajá, ahora eres ciega, —señala un lado del patio— mira ahí.

Miro hacía la dirección señalada y veo varios estudiantes hablando entre sí, habían otros que estaban en un grupo más grande riendose, otros estudiantes nos estaban observando.

—Son los que llegan tarde —me dice Gael.

Formo un “Oh” con la boca, sorprendida.

—Deberías estar ahí, no conmigo aquí.

Lo miro.

—Pues… Es contigo que quiero hablar. —lo miro y veo que él seguía mirándome —¿Y tú? ¿Que hacés aquí? ¿Llegaste tarde?

—No llegué tarde, nunca lo hago.

—¿Y entonces?

—No quiero coger educación Física.

—Ah—nos quedamos unos segundos en silencio hasta que cambio de tema—Quiero que me expliques quienes eran esas personas.

—¿Qué personas? —frunce el ceño.

Sé que sabía de las personas a las que me refiero.

—¿Cómo qué, qué personas? —le pregunto seria.

Este baja la mirada hacía mis labios, me sonronjé al recordar que hizó la misma mirada cuando nos vimos en el baño. Veo que sonrie.

Wow, Gael sonriendo era estar en el mismo cielo con los angeles.

—Quiero que seamos amigos.

Me sorprende sus palabras y más la última.

—¿Qué?

—Lo que escuchaste —vuelve a estar serio mirándome a los ojos.

—¿Y qué pasó, con lo que no ibamos a ser amigos? —le pregunto recordando sus palabras en el aula de Historia.

—¿Qué?

—Lo que escuchaste —lo imité.

—¿Quién dijo eso? —me rio.

—¿Estas bromeando, cierto?

—Ehm… Ese no era yo.

—¿Y quién era?

—No sé… —mira hacía otro lado.

—Entonces, ¿Eso quiere decir que me perdonas?

—¿De qué?

—Lo de tu baño —vuelve su vista hacía a mi.

Hace una mueca de desprecio. Parece que se le había olvidado.

—Si, si… Fue un malentendido. Yo te perdono y tu me perdonas, ya está.

—¿Cuándo haremos…

—No quiero que le comentes nada a nadie de lo que pasó anoche. —me interrumpe.

—Esta bien, tranquilo.

—Bíen…

—Pero necesito que me cuentes quienes eran esas personas. Además, escuché que estabas en un Hospital…

Me vuelve a callar para que no termine la palabra.

—Ya me estoy arrepintiendo de ser tu amigo. —quita su mano—Estas en peligro ahora.

—¿De qué hablas?

—Viste sus caras, sabes sus nombres y ellos saben el tuyo. Te dije que no se lo dijeras.

—¿Y qué querías que hiciera? ¿Dejarme morir? —esto ultimo se lo dije bajito.

—Esa es una opción. Pero podías inventarte otro, menos decir el tuyo.

—Obviamente, en situaciones así las personas no van a saber como reaccionar.

—Patética —susurra, pero lo había oído.

—Y tú ridículo —le respondo.

—Que bonita amistad tenemos —dice y me pasa por el lado para irse. Lo tomo del brazo y este se sorprende.

—Mañana toca Historia. —se suelta de mi agarre.

—Nos vamos juntos después de clases. —dice esto y se va.

Seguidamente, voy a mi clase de Biología que me tocaba con Jael. Ojala no me cuestione de anoche.














Gael Gray ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora