Capítulo 17

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¿Algo que no me gusta de mi?

Encariñarme con las personas. No se si es un defecto pero es algo normal en mi. Me encariño con las personas rápido, creo que no debería. Pero pasa, aunque no quiera, pasa.

Si ando mucho con esa persona, me encariño. Si hablo mucho con esa persona, me encariño. Es como un circulo vicioso por decirlo así. Ya cuando no se nada de esa persona me preocupo, me cuestiono mucho, ¿Qué estará haciendo?, ¿Dónde estaría?, ¿Con quién está? Esto me comenzó a pasar cuando tenia 14 años. Mi padre fue la primera persona que hacia que sintiera y pensara así. Claro está, mi padre es la persona más importante para mi después que mi mamá.

Pero el cariño que sentía por mi padre era distinto. Él era mi mejor amigo, de él aprendí casi todo lo que sé. Ya cuando se marchó de este mundo, era distinto el sentimiento. Nunca he hablado con nadie al respecto del nudo que siento en la garganta o de porque nunca lloré su perdida. Traté de no encariñarme más de las personas luego de que mi padre falleciera. Dije que no lo haría, y estaba bien, no me pasaba, todo estaba bien. Hasta que conocí a Gael.

—Grace —llamaba mi madre desde la sala.

Bajé en seguida ya lista para salir.

—¿Por qué tardaste mucho? Vamos a llegar tarde para recoger a tu prima al aeropuerto.

—Si, disculpa. No encontraba mis converse —declaré tomando una manzana de la nevera y agarrando el cartel de bienvenida que hice con mi madre para mi prima Gema.

Gema es como mi hermana. Es tres años más grande que yo por eso la considero mi hermana mayor. Desde pequeña hemos estado juntas pero es mi prima de parte de padre. Después del velorio de mi padre, la hermana de mi papá—Mi tía— se llevó a Gema a Nueva York y desde ahí nos separamos pero siempre hemos tenido el contacto.

Nos tomamos como una hora para llegar al aeropuerto ya que había muchos carros en la calle.

Al caminar a las puertas de la entrada la vimos. Estaba con sus dos maletas, vestida con unos shorts negro y una blusa azul holgada también con unos converse. Voy corriendo donde ella y la abrazo, ella también me lo corresponde.

—¡Grace!

—¡Te extrañé un montón! —le digo dando un beso en la mejilla.

—Yo también. ¿Cuántos años pasaron? ¿Dos o tres? —me mira.

—No lo sé. Lo importante es que estamos juntas de nuevo. Le vuelvo a dar un abrazo.

—Creo que fueron tres —se burló y nos reímos.

—Realmente pasaron cinco años —declara mi mamá detrás.

—¡Tía Elizabet! —me aparto para que le pudiera dar un abrazo— Estas igualita, no envejeces —bromea. Me rio al recordar que Gema siempre le ha tenido la confianza a mi mamá de hablarle como si fuera una amiga más.

—Ay por Dios. Gabriel estuviera con lagrimas en los ojos al ver lo grande que estas. —le besa la frente.

Se me crea un nudo en la garganta al escuchar el nombre de mi padre.

—Bueno, ¿Qué esperamos? Hay que comer algo. —comenta mi madre.

Agarro a Gema por el brazo —Tengo que contarte todo lo que me ha pasado. —sonríe.

Posteriormente del aeropuerto, fuimos a el sitio que a Gema y a mi nos encanta comer hamburguesa desde pequeñas. Luego, al parque a tirarnos varias fotos para después ir al supermercado.

Ya al llegar a la casa le cuento a Gema en mi habitación todo, sin omitirme ni una cosa.

—Entonces tienes una semana que no lo ves —coge otro masmelo del envase para entrarselo a la boca.

—Si, no ha ido a la escuela y no se nada de él. Le he preguntado a sus hermanos y ellos tampoco saben donde está.

—¿Estas preocupada?

—No lo diría así, pero... No lo sé, es difícil de explicar.

—Te gusta.

—¿Qué? —la miro incrédula.

Se ríe —Gael te gusta.

—No, claro que no.

—Si, claro que si. Y el tal Bryant le gustas por igual. Hasta creo que al mismo Gael también por lo del beso.

—No, no. Solo fue un beso —demando.

—Oh si, sigue mintiéndote. Admítelo Grace...

—Mejor hablemos de chispas —agarro el oso de peluche—, él reaccionó de una forma extraña. Como si el peluche estuviera poseído.

Gema se ríe.

—Me habías mencionado cuando éramos pequeñas que te lo había regalado un niño en el parque de diversiones cuando fuiste con Tía.

—Si, pero el niño no se llamaba Gael. Se llamaba Grayson.

—Quizás es su primer nombre —contestó tomando su refresco de lata.

—¿Qué?

De pronto ese simple comentario me deja pensativa.

—Quizás se llame Grayson Gael o Gael Grayson y pues te dijo Grayson porque le gusta más ese —se encoje de hombros.

—¿Q-qué? —tartamudeo— El niño no se parece a Gael.

—Hay personas que cambian el físico drásticamente —vuelve a encogerse de hombros.

—No tiene sentido...

—Bueno, yo solo digo teorías de porqué Gael había reaccionado así al ver el peluche. Tampoco te lleves mucho de mi, pueda ser que no sea él que te regaló el peluche y fuera otro niño que ni estuviera en el país. Y Gael solo reaccionó así buscando información sobre el peluche para comprase uno. Todo es posible —dice calmadamente.

Estaba desconcentrada. Todo era muy confuso para mi, pensar en todo eso me hace creer muchas cosas o no pensar en absolutamente nada, solo es por el comportamiento de Gael es que me hace dudar en las probabilidades o teorías que hace Gema.

De repente suena el timbre de la casa. Miro a Gema extrañamente como si fuera en una película de terror. Ella hace lo mismo. Como sea, estábamos solas en la casa, mi madre había salido diciendo que volvía un poco más tarde.

—Yo voy —le digo.

Voy hacia la puerta y la abro.

No hablé, no dije nada. Solo lo abracé.

—Hey Grace —no respondí. Me tomó la cara con sus manos para hacer que lo mire. Vi que tenia ojeras, se le veía cansado, pero sus ojos brillaban al verme lo pude notar— ¿Cómo estás?

—Estoy...

—Grace, ¿Quién es? —escucho a Gema detrás. Me volteo a verla sin despegarme de Gael— Oh, eh... Te espero arriba, si? —asiento con la cabeza.

Miro de nuevo a Gael y veo que me estaba mirando. Al final reaccionó y rompo el abrazo.

—Disculpa —digo.

—Esta bien. No hay problema. ¿Quién es ella?

—Es mi prima —le respondo. Unos segundos luego, se me sale preguntarle lo que me ha estado cuestionando en la cabeza— ¿Dónde habías estado? —pregunto sin más.

—Por ahí...

—¿Solo eso? ¿Por ahí? Te vas sin decir nada y... —me callo al darme cuenta la escena que estoy haciendo de novia preocupada.

—Hey Grace, estoy bien. Tranquila.

—Vale. ¿Puedo saber a que viniste?

—Quiero... —mira el piso y luego a mi— Quiero contarte todo.

Lo miré directamente, pude ver que me decía la verdad. Quería sincerarse conmigo, obviamente no me voy a negar. Desde un principio he querido saber de él. No es una obsesión, solo era intriga, misterio por saber quien es Gael Gray.

Gael Gray ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora