Capitulo 2

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—¡Hoy viene Gael! —habló Yael entusiasmada.

Estaba en la cafetería con Yael y Jael.

—Si — Jael expresa sin ánimos— Pero no dijo a cuál hora vendrá para que nuestro padre lo vaya a buscar, así que no se sabe si vendrá.

—No seas tan antipático Jael.

—No soy antipático, solo que no quiero que venga.

—¿Qué insinúas? — Yael dijo con un tono bastante serio.

—No insinúo nada, solo no quiero que regrese — Jael agarra su batida de fresa y bebe un sorbo, luego mira fijamente a su hermana.

Esta tenía cara de enfado, si los ojos mataran Jael estuviera muerto en segundos. Mientras, yo me preguntaba ¿Quién era Gael? No tenía ni idea quien era este tipo, ni qué relación mantenía con Yael.

—Sé que antes de que él se fuera, Kael, Gael y tú se pelearon por una jodida chica, pero eso fue hace años, deberías superarlo, además todo sucedió por Kayla— espetó Yael con furia.

—¡No metas a Kayla en esto, joder! —gritó Jael levantándose de la silla— Gael sabía que ella me gustaba, —apuntó con su dedo índice a Yael— Gael es culpable de que Kayla este ahora mismo en un hospital— Esto último lo dijo en un tono que solo Yael y yo lo escuchamos.

— ¿¡Y Kael!? Él también tiene la culpa— Yael se levanta de la silla para enfrentar a su hermano.

Estos dos se miran como dos capitanes en dos barcos en disputa por el único Tesoro que hay escondido.

Después de mirar a su hermana, Jael se va a pasos rápidos. Yael sigue parada mirando la silla donde estaba Jael. Se hizo un silencio y logro preguntar:

—¿Quién es Gael?

Al preguntar eso Yael se va y me deja sola.

¿Eh? ¿Qué pasó aquí?

Intente recordar por qué había comenzado la discusión. Todo fue por un chico llamado Gael, pero ¿Quién era él? Por lo que me había contado Jael ayer en la clase de Biología, Kael era el hermano mayor de ellos, sin embargo, no me había mencionado sobre Gael. Quizás también sea su hermano o ¿Tal vez no?

Soy demasiada curiosa y al oír esta discusión me intrigada más quien era Gael. Aunque no me debería de entrometerme en lo que no me llaman.

Miré al mi alrededor y noté que la mitad de los que estaban en la cafetería habían escuchado la pequeña discusión de los hermanos. Me sentía un poco incomoda con las miradas sobre mí. Me enderecé y continué mi camino hacia la siguiente clase que me tocaba.

Al terminar las clases, llegué a mi casa y subo a mi habitación; estaba pensando en dormir unas horas porque me encontraba demasiada cansada, mi madre me había dado el permiso para ir a la fiesta de Yael, la fiesta iniciaba a las ocho y media, —miro la hora en mi celular— son las tres en punto. Me daba tiempo a dormir, me bañé y me cepillé, me acosté en ropa interior. —porque me encanta dormir así, era demasiado cómodo y relajante— Me cubrí con la manta y caí en un sueño profundo.

. . .

Escucho que tocan a la puerta, pero lo ignoré. Un rato después los golpes eran más fuertes.

—¡ENTRE! —me limité a vocear desde mi cama.

La puerta se abre y la voz que escuché no era de mi madre sino de Yael.

—¿¡Grace, que estás haciendo!?

Volteo un poco la cabeza y la veo. Estaba vestida con unos jeans, una blusa blanca de tiros, en los pies tenia puesto unos botines negros que le hacia ver más alta de lo que era, llevaba el cabello suelto con varias ondas cayéndole por los hombros, no traía maquillaje en ninguna parte de su cara.

—No me quiero levantar —proteste.

De verdad no quería levantarme de la cama.

Ella se me acerca y me quita la manta. Me levanto de la cama de mala gana. Al parecer no le importó verme en ropa interior.

—Levántate y cámbiate, ¿Se te olvidó la fiesta? —se sienta en una silla que esta al lado de mi mesita de noche.

Me visto sencilla, una blusa negra que decía "Hello" en blanco, un jeans negro y mis converse, como no sabia que hacerme en el cabello me lo deje suelto. Cuando ya estaba lista me voltee hacia Yael, esta estaba con su teléfono escribiéndole a alguien en WhatsApp. Cuando termina de escribir se para de la silla y me ve.

—Sino fuera tarde te hubiera dicho que te quitarás eso —me señala con su dedo índice de arriba abajo—, y te cambiarás de nuevo.

La miré con cara de asesinarla.

Bajamos juntas la escalera, cuando llegamos a la sala, encontramos a mi madre sentada en el sofá-cama viendo en la televisión que esta enfrente "Yo antes de ti", tenía un recipiente con palomitas de maíz en sus manos y un vaso de coca cola en la mesa.

Notó nuestra presencia— ¡OH, Grace! Tu amiga Yael es una hermosura.

—Muchísimas gracias, señora Elizabet— dijo con una sonrisa en sus labios.

—Espero que disfruten la fiesta, y no llegues tarde Grace.

Después de despedirme de mi mamá con un beso en la mejilla. Yael y yo salimos de la casa y nos subimos a su Mercedes Benz.

«No sabia que Yael es adinerada» pensé

—Grace —volteo a verla. Estaba seria mirando hacia al frente mientras manejaba— Siento mucho lo de hoy.

—No te preocupes...

—Me preguntaste quien es Gael —me interrumpió

—Si no quieres hablar de eso...

Me vuelve a interrumpir— Gael es mi hermano menor —hace una pausa— Cuando él nació yo fui la primera de mis dos hermanos al verlo. Mis padres trabajaban y yo cuidaba de Gael, todo el tiempo era así. Kael y Jael, lo cuidaban, pero cuando ellos querían y ese tiempo cuando querían era una vez al mes, Gael a sus siete años había veces que ellos jugaban con él, pero no eran tan unidos. Sin embargo, Gael siempre ha querido estar más con ellos que conmigo.

—¿Por qué Jael no lo quiere ver? —pregunté.

Yael se río sin ganas— Jael lo que es un estúpido que siempre le ha tenido envidia a Gael por ser el favorito de nuestro padre.

Luego de nuestra pequeña charla, llegamos a la casa de Yael. La casa se veía grandísima por fuera —ya me imagino por dentro— Entramos y me sorprendo al ver demasiadas personas. Yael y yo caminamos entre el gentío hasta que llegamos a la cocina donde dos hombres preparaban las bebidas.

—Espera aquí, vuelvo en un rato —asentí.

Me quedé parada mirando a todas las personas que estaban alrededor de mí. Las mayorías estaban bebiendo, bailando y besándose por algunas esquinas de la casa.

No sabía que Yael conocía a tantas personas.

Inopinadamente alguien me toca el hombro, me volteo. Era un hombre borracho, el individuo tenía una cerveza en la mano izquierda.

—Eres hermosa —se me acerca. Con su mano derecha agarra un mechón de mi cabello y respira el aroma— Tienes un hermoso cabello. Deberías irte conmigo a pasar la noche querida.

El hombre se veía de 20 años. En lo único que estaba pensando era en irme de este lugar.

¿Dónde se había metido Yael?

Gael Gray ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora