Capitulo 4

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Me observa detenidamente. No podía seguir mirando a este chico, así que fijé mi vista a la puerta del baño buscando las mil maneras de salir de aquí pero entendía que no podía con él estando al frente de mí, mirándome como si fuera un bicho.

Al menos no se quitó el bóxer.

—¿Cómo te llamas? —su voz era firme y muy masculina, no es que hable como Hulk, pero mantenía un tono de voz muy moderado.

—Soy Grace, ¿Y cual es el tu...

—¿Que buscas? ¿Querías robar? —me interrumpió.

¿Robar? ¿Yo? ¿Tengo cara de ladrona?

—Quería ir al baño, como no sabía a donde quedaba, entré a esta habitación y luego lo encontré —dije sin preámbulos.

Tenía el ceño fruncido.

—Eres la amiga de Yael, ¿Verdad? —se cruzó de brazos.

—Si, tú debes de ser su novio así que me debería ir —intento salir de la bañera, pero él me detiene.

—Espera, ¿Qué? —se queda unos segundos en silencio para esperar mi respuesta, al ver que no hago nada continúa— Además de invadir el baño escuchas las conversaciones ajenas —sonríe un poquito—, cuando eras más pequeña, por casualidad, ¿No te enseñaron a no escuchar conversaciones impropias?

Él es bonito pero su boca no.

—Disculpa, debería irme.

Con su dedo índice me acaricia la mejilla derecha, luego con su pulgar me toca los labios.

¿Qué está haciendo? ¿Él quiere que me dé un paro cardiaco? Creo que estoy soñando, escenas como estas solo las veía en las películas.

En un abrir y cerrar de ojos sentí sus manos en mi nuca y acerca mi cara a la suya.

—No te quiero volver a ver... —me susurra al oído— y menos en mi habitación.

Cuando me suelta salgo a pasos rápidos del baño y de la habitación. Bajé la escalera y le agradecí a Dios que logré ver la puerta de entrada. Salí de la casa— respiré como nunca lo había hecho antes— sentía que me ahogaba desde que entré a esa casa.

— ¿Grace, que estás haciendo aquí? —escuché la voz de Yael. Me giré y la vi con Kael.

—Me siento un poco mareada...

Yael se me acerca— ¿Qué tienes? ¿Pasó algo? —vi preocupación en sus ojos— ¿Quieres que te lleve a tu casa?

—No, voy a pedir un Uber —hablé en seguida.

—Yael, —habla Kael— si quieres la puedo llevar yo. No tengo ningún problema en hacerlo —dijo sin despegar un ojo de mí.

—Si, buena idea, Grace mi hermano te llevará —iba a protestar pero la verdad no tenía mucho dinero para irme en un Uber.

Yael me deposita un beso en la mejilla— Descansa amiga, cuando llegues me mandas un mensaje.

—No será necesario, estará segura conmigo.

Yael mira a su hermano mayor y asiente, luego vuelve a mirarme, me Sonríe como despedida y vuelve a entrar a la casa.

—Espera aquí, iré a buscar las llaves del coche —asiento y él entra a la casa detrás de Yael.

De pronto siento una mirada sobre mí. Miro a todos los lados, pero no había nadie.

—Genial, ahora me estoy volviendo loca —hablé para mí.

Gael Gray ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora