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Sus labios viajan de la boca del bicolor hacia su cuello, empezando a dejar marcas por toda su extensión, disfrutando el temblor del cuerpo acorralado entre el suyo y la pared del corredor. La temperatura de su cuerpo aumentando por cada suspiro agitado que soltaba contra su piel.
Shōto cada vez sentía que perdía más el juicio; no podía pensar en nada más que la lengua que se paseaba por su piel como si fuera lo más exquisito que hubiera probado alguna vez.
Sus manos por fin de dignan a accionar, dirigiéndose a la cintura contraria, atrayendo más al rubio hacia él. Se cuelan bajo la ancha camisa, empezando a acariciar la piel que, por más que le costara admitir, deseó tocar más de una vez.
Traza cada parte, tratando de grabárselo a detalle. Toca desde su abdomen increíblemente formado hasta su espalda baja, repitiendo el proceso hasta que decide explorar más.
Sube hasta sus omoplatos, que se tensionaban con cada movimiento que Katsuki realizaba, y las lleva hasta su pecho. Pellizca levemente uno de sus pezones, dándose cuenta de lo sensible que era en aquella parte por el gemido ahogado que Katsuki soltó, con su boca presionada sobre su piel.
Katsuki se separa por un momento, únicamente para que Shōto retirara su camisa. De inmediato, junto sus bocas de nuevo. Sin ningún tipo de delicadeza o espera; por alguna razón, se le olvida que Shōto no es ningún virgen o novato en esto.
Enreda sus brazos alrededor de la cintura de Todoroki, tratando de acercarlo lo más posible a su cuerpo, de sentir el calor que desprendía.
Siente unos largos dedos entrelazándose con sus cortos cabellos en la nuca, gimiendo por lo bien que sintió el escalofrió que aquella acción envió a su cuerpo.
No podía describir lo placentero que se sentía su toque; como si supiera donde debía hurgar para volver su respiración profunda, como si conociera su cuerpo con lujo de detalle, haciendo que su pulso se acelerara con el simple contacto.
Toma fuerza e impulsa el cuerpo de Shōto hacia arriba, quien entiende en seguida, enredando sus piernas alrededor de su cadera para evitar caer.
Empieza a caminar, confiando en su memoria para saber dónde están los muebles y evitar tropezar, porque, sinceramente, no quería dejar de besarlo.
Al llegar a la puerta de su habitación, baja al bicolor y empieza a quitarle la ropa más rápido de lo que planeaba, pero no podía aguantar las ganas de recorrer cada centímetro de su cuerpo.
Lo deja en solo ropa interior para después empujarlo contra la puerta, abriéndola de paso. No deja pasar ni un solo segundo para volverlo a agarrar de la cintura e invadir de nueva cuenta su boca, con su lengua paseándose por cada rincón, saboreando a Shōto desde adentro.
Y Shōto solo puede sentirse abrumado, no sabe en qué momento Katsuki pasó de la delicadeza a ese apasionamiento, tampoco sabe por qué le está tomando tanto gusto a esa leve agresividad y no va a perder más tiempo pensando en una respuesta.
