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¿Cómo se supone que rechazas a alguien?
Si fuera una persona que no le agradara en absoluto, por más frio que sonara, no dudaría en rechazarla. Pero Shindō le simpatizó en demasía, era una de las pocas personas que lograba sacarle un par de risas con una única frase. Valora eso y valora su amistad, porque para él no era más que eso. Una agradable persona.
Entonces, ¿Qué debía decirle?
Piensa que el peli-negro merece más que un simple “no”, aunque tampoco estaba dispuesto a darle explicaciones de más, porque sabe cuál, o más bien, quien es la principal razón de ni siquiera considerar darle una oportunidad.
Decidió que le diría a Katsuki sobre sus sentimientos. Aunque Inasa le haya dicho ayer que probablemente Katsuki sentía lo mismo, se estaba proyectando un rechazo, tal vez Bakugō solo estaba siendo más amable o las personas lo malinterpretaban. Así que simplemente se alejaría un tiempo, cuando lo crea superado volverá a encontrarse con él, hablaran y se reirán del hecho. Era un plan perfecto.
Estaba casi seguro de que funcionaría.
…
Si, funcionaría.
Por ahora, iría a hacer el ridículo con su propio reflejo en el espejo del baño, practicando lo que le diría a Shindō, para después mandarlo al caño y decirle cualquier cosa que saliera de su boca sin siquiera pensarlo.
Otro plan perfecto.
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Bien, ahora no le parecía tan perfecto. No cuando Shindō se dirigía hacia él con su sonrisa brillando como siempre.
Está seguro de que lo va a arruinar, va a decir algo estúpido y-
— ¿Quieres hablar ahora? —
¡No!
—Claro—
Se fue a paso rápido hasta llegar a su oficina, asegurándose de que el pelinegro lo estuviera siguiendo.
—Lo siento— Se apresuró a decir el bicolor. No quería dejarlo hablar, no quería escuchar palabras bonitas y sentirse aún más culpable.