—Bueno, no fue tan difícil—Ya había terminado de organizar sus cosas en el armario y en el baño de la habitación, no se demoró tanto como pensó que lo haría ya que estaba solo. Katsuki se fue a la universidad después de que lo ayudo a bajar las cosas del auto, y el pidió este día libre en el trabajo, por suerte hoy no tenía clases. Claro que su padre le preguntó la razón, solo le dijo que se sentía enfermo. No quería ver la cara de emoción que pusiera su padre en cuanto le dijera que terminó con el hijo del dueño de la empresa rival a Endeavor Company.
Se dirigió a la cocina, que, por cierto, era bastante grande, al igual que un desperdicio. Katsuki cocinaba realmente bien, pero eran muy pocas las veces que lo hacía. Siempre prefería ir a un restaurante o pedir comida por domicilio.
Se dispuso a explorar la cocina y no se sorprendió de que no hubiera ni agua para tomar, al ver los estantes medio vacíos, pensó que debía hablar algo importante con Katsuki; ahora que iba a convivir con él por una temporada debía cumplir su palabra ayudando con los gastos del departamento.
Bien, empezaría por llenar esa despensa, porque él no viviría a base de pizza y comida picante. Sabe que hay un autoservicio a unas cuadras, así que compraría algunas cosas para hacer una cena como agradecimiento hacia el rubio, agradece a Fuyumi que le haya enseñado a cocinar antes de irse.
Se vistió con ropa abrigada, tomó dinero y salió del departamento caminando hacia el lugar. No era el mejor cocinero del mundo pero confía en que puede hacer un buen curry.
Ya tenía casi todo, solo le faltaba la salsa picante, así que se dirigió al pasillo donde se suponía que se encontraban. Antes de cruzar una esquina, chocó con alguien aparentemente más alto que él. En cuanto levantó la mirada para poder disculparse, abrió los ojos, incrédulo de estar observando a la persona frente suyo. Reconocería esa cabellera de color índigo donde sea, así estuviera cubierta por un gorro, cambiando su habitual peinado, por lo menos el que recordaba que usaba en secundaria.
— ¿Shōto? —
—Hitoshi...—
—Joder, hace mucho no te veía—Dijo, dándole un abrazo que correspondió con gusto.
—Creí que seguías fuera de la ciudad—
— ¡Todoroki-chan! —En cuanto escucho el llamado, se inclinó para poder abrazar a la pequeña –ya no tan pequeña– Eri, hace mucho que no sabía de ese par.
Se mudaron a Tokio después de que Shinsō se graduara de secundaria. Aizawa lo apoyó a dar el examen y, como era de esperarse, lo aceptaron en la universidad. Desde entonces no ha tenido mucha comunicación con él, y se siente mal por eso. Desde primer año se llevó bien con él, sus personalidades no diferían mucho, le gustaba la compañía del oji violeta, le gustaba que no era de esas personas que necesitaban hablar para estar cómodos. Incluso compartían su amor por los gatos y fue él quien lo incitó al mundo de los videojuegos, al parecer a eso se dedicaba en todo su tiempo libre, por experiencia le dijo que era una buena manera de desconectarse del resto del mundo y vaya que tenía razón.
La actitud de ambos fue cambiando en esos 3 años, se abrieron más con las personas, sonreían más y no mantenían esa cara de indiferencia. Sin embargo nunca se perdió su amistad, su paso a otra etapa de la vida como lo es la universidad los mantuvo muy ocupados además de ser afortunados de poder trabajar, no tenían mucho tiempo como antes para, al menos, saber si el otro siquiera estaba vivo. Pero le alegra bastante poder verlos, le sorprende lo mucho que creció Eri, tiene claro que ahora es casi una adolescente, pero la última vez que la vio tenía tan solo 10 años.
—Haz crecido mucho—
— ¡Toshi también! —
—Claro que no Eri, solo es Shōto que no creció nada—Y como siempre, el mayor no perdía la oportunidad de burlarse.
— ¡Oye! —Aunque, lastimosamente, tenía razón. De por si Hitoshi ya era más alto que el, ahora lo era mucho más. Tal vez fue por empeñarse tanto en el trabajo con su padre, desde que lo ayuda en su empresa no va al gimnasio y tampoco es que cuide mucho su alimentación. En primer y segundo año de secundaria fue más alto que la mayoría de sus compañeros, empezó a trabajar cuando el tercer año inició y, al parecer, todos se pusieron de acuerdo para entrenar más fuerte y muchos lo rebasaron en estatura. ¿Y él?,... él creció dos centímetros.
Dos
¡Dos míseros centímetros!
— ¿Y tú cómo vas?, ¿Sigues con Izuku? —Preguntó con toda la inocencia del mundo.
Ugh
— ¡Woah!, ¡Hace mucho no veo a Deku! — Expresó Eri con tanta emoción que se sentía mal difamarlo frente a ella.
Después le invitará un café a Hitoshi a cambio de que lo escuche quejarse sobre ese pecoso.
—Bueno, terminamos hace muy poco—
"Esta mañana, de hecho".
Si, mejor se guardaba eso para él.
Fue muy incómodo ver como todo rastro de emoción abandonaba el rostro de la oji rubí, y el como Shinsō desviaba la mirada, aparentemente, sintiéndose culpable de haber sacado el tema.
—Pero sigue viviendo en el departamento de siempre, por si lo quieren visitar—Les regalo una sonrisa, indicándole a Hitoshi que todo estaba bien. Él lo miro con algo de duda, no ha estado con Shōto desde hace tiempo, pero no ha olvidado su costumbre de ocultar lo que en verdad siente. Hablaría con él después.
—Bien Eri, iremos esta semana— La fémina solo asintió y volvió al pasillo de los dulces para elegir entre tanto lo que iba a llevar.
—Entonces, ¿volviste a tu casa? —Preguntó, tratando de desviar el tema.
—Ja, como si Enji me fuera a dejar en paz si volviera, sería su objetivo de burlas Hitoshi, prefiero dejarle esa tarea a Touya— Eso bastó para volver al ambiente que siempre les rodeaba, uno lleno de comodidad.
¡Gracias por leer!
—Mell
ESTÁS LEYENDO
𝐃𝐎𝐒 𝐂𝐎𝐋𝐎𝐑𝐄𝐒┇𝘒𝘢𝘵𝘴𝘶𝘚𝘩𝘰
Fanfiction𝐃𝐎𝐒 𝐂𝐎𝐋𝐎𝐑𝐄𝐒 ▬▬▬ 𝙆𝘼𝙏𝙎𝙐𝙎𝙃𝙊𝙐 ❝𝘒𝘢𝘵𝘴𝘶𝘬𝘪, 𝘥𝘦𝘴𝘱𝘶𝘦́𝘴 𝘥𝘦 𝘮𝘶𝘤𝘩𝘢𝘴 𝘴𝘪𝘵𝘶𝘢𝘤𝘪𝘰𝘯𝘦𝘴 𝘦𝘯 𝘭𝘢𝘴 𝘲𝘶𝘦 𝘴𝘦 𝘷𝘦 𝘮𝘦𝘵𝘪𝘥𝘰 𝘫𝘶𝘯𝘵𝘰 𝘢 𝘚𝘩𝘰̄𝘵𝘰, 𝘵𝘳𝘢𝘵𝘢 𝘥𝘦 𝘥𝘦𝘴𝘤𝘪�...