La declaración de Remus fue un error de Lily.
Más o menos.
También podríamos decir que fue culpa de James porque el propuso jugar al quidditch, o de Sirius por ser un poco bruto sobre la escoba. Quizás de Peter por no atinarle nunca a la bludger. O incluso, podríamos decir que la culpa era del equipo de Ravenclaw por estar ocupando ese día el campo de juego.
Como sea. Independientemente de quién haya sido el verdadero culpable, si es que en realidad hubo uno, el día en que Remus se declaró había sido un sábado por la tarde.
A Remus nunca le habían gustado demasiado los deportes.
No se sabía las reglas de la mayoría -principalmente porque no le interesaba saberlas- así que no entendía demasiado lo que ocurría cuando le tocaba ver un juego.
Y si hablábamos de estar ahí, en la cancha, era muchísimo peor.
Si tenía que correr sus pies se volvían dos izquierdo y sus pulmones se reducían unas cinco veces su tamaño. Si tenía que jugar a algo que incluyese balones, como el quidditch por ejemplo, no podía dejar de pensar en que se lastimaría; se podía estrellar contra alguien o podrían golpearlo sin querer, y caer diez metros abajo no estaba en sus planes.
Ese día Remus ni siquiera estaba cerca de jugar cuando una bludger le llega directo en el rostro.
Por el contrario. Verificaba los últimos detalles de su proyecto con Lily para la asignatura de estudios muggles. Nadie entendía por qué dos chicos con bastante conocimiento del mundo muggle había optado por tomar esa clase, pero había sido idea de Lily. La chica creía que estudiar el mundo sin magia desde la perspectiva de los magos podía ser divertido y Remus tuvo que admitir que era cierto. Ese semestre, estudiaban "La magia de los muggles: La electricidad" y ambos habían hecho un bonito circuito, que a fin de cuentas no funcionaría debido a las protecciones de Hogwarts, pero les serviría de maravillas para apoyar la exposición ante la clase.
Clase a la que irían si a Remus no le hubiesen intentado sacar la cabeza de un golpe.
—¡Santo cielos! -grita Lily cuando siente primeramente el roce del balón a centímetros de su rostro y luego, cuando se percata del golpe que recibe su amigo. Se incorpora de un salto para ayudarlo mientras la bludger continúa con su curso, colina abajo en dirección al Lago Negro. —¡Dios mío, Remus! Estás sangrando demasiado.
El licántropo se toma la nariz con fuerza, y a juzgar por el intenso dolor que se extendía por todo su rostro, estaba seguro de que mínimo se la había roto. Y es que tan fuerte le había golpeado la bola que, de no estar en pleno patio del colegio, seguro dejaría salir las lágrimas que ahora luchaban por mantenerse en sus ojos y no derramarse por sus mejillas.
—No me digas que nuestro circuito está arruinado. -comenta llevándose la manga de la túnica a la nariz para frenar la sangre.
—Sí, está arruinado, pero ¿Qué importa? Seguro te has roto la nariz -exclama la chica preocupada, agitando su varita para realizar un encantamiento que detendría la hemorragia por unos pocos minutos. —Vamos a enfermería -agrega.
Remus, sin quitar la manga de la nariz, se incorpora a duras penas, sintiendo que el dolor se incrementa al levantarse, y cuando Lily está pasando un brazo por su espalda para darle mayor estabilidad, oye unas risas tras ellos antes de que los llamasen.
—Oigan, chicos ¿Han visto una bludger? -esa era la voz de James.
Ambos se giran y Remus alcanza a ver por el rabillo del ojo lo furiosa que estaba Lily.
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Fictober | Drarry y otros ships.
FanfictionUna historia diferente para cada día de octubre, según reto del grupo de facebook Wizarding Shippers. El reto consiste en escribir distintas historias en base a palabras diarias.