Día 14: Masaje

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Blaise Zabini se aparece en la sala de la casa que compartía con su novio, procurando hacer el menor ruido posible.

El reloj en la muralla le indicaba que era medio día, y conociendo a Ron -quien tenía la semana libre-, estaba seguro de que aún seguía entre las sábanas. Con algo de suerte estaría despierto. Pero eso no importaba, quería sorprenderlo. Cumplían un año de noviazgo ese día, así que había adelantado el papeleo en su oficina y había reservado una mesa en el mejor restaurante de la ciudad.

El plan era pasar el día juntos hasta que llegara la hora de ir por Charlie, el hermano de Ron, quien llegaba desde Rumania y pasaría el fin de semana con ellos.

Blaise aún no lo conocía, pero imaginaba que se llevaría bien con él. Sonaba a un tipo interesante, según las increíbles historias que Ron le había contado sobre su trabajo.

Agitando su varita, Blaise conjura un hechizo para silenciar sus pasos y luego saca de uno de sus bolsillos una pequeña cajita, no más grande que un galeón. Le da dos golpecitos con los dedos e inmediatamente se va ensanchando hasta retomar su forma original; similar al de una quaffle.

Emocionado por la posible reacción de Ron, se dirige hacia las escaleras rumbo a la habitación de ambos. Sin embargo, cuando faltan a penas dos escalones para llegar al segundo piso, un extraño sonido lo hace detenerse en seco.

Se queda parado en el mismo lugar, dejando que pasen unos segundos para identificar si todo ha sido parte de su imaginación o no.

Y ahí está de nuevo. Un largo gemido que conocía demasiado bien y que provenía desde su cuarto.

Mmmmmh, si... -Definitivamente era Ron. —Por favor, continúa así.

Blaise, sin poder creerlo, sube los dos escalones restantes. El corazón martilleándole tan fuerte que lo siente retumbar en sus oídos. Se detiene nuevamente y ahí está otra vez.

No, no, así no. Cómo lo estabas haciendo.

¿Podía ser que Ron, su Ron, le estaba siendo infiel?

Como si le hubiesen golpeado en el estómago, el dolor se expande desde su pecho hasta su estómago y se niega a creerlo. Ron no le haría eso. Jamás.

Intentando calmarse, deja el regalo para su novio en el suelo, y bajo los gemidos que no se detenían, se dirige hasta el cuarto, pero una vez que tiene la puerta en sus narices, no es capaz de abrirla.

Joder, eres tan bueno con las manos -nuevamente su novio hablándole embriagado de placer a alguien que obviamente no era él —En serio, deberían construirles un altar.

Segunda patada en el estómago. Ron jamás le había dicho algo así. De vez en cuando le comentaba lo mucho que le gustaba cuando hacía ciertas cosas durante el sexo, pero aún así la sola confesión lo hacía enrojecer tanto que esos cumplidos eran escasos. Pero ahora... ahora parecía decirlo con tanta facilidad.

¿Podrías bajar un poco más? No, no, no tanto, ahí, si, si, ahí. Mmmmh.

¿Es necesario que hagas tanto ruido? -La voz de un chico es su tercera patada. Blaise siente que aprietan su corazón con tanta fuerza, que explota, y todos los pedacitos que quedan son reunidos para formar un nuevo corazón que luego es victima de una cruciatus.

¿Cómo podía ser que Ron estuviese acostándose con alguien más? ¿Es que no lo amaba como él amaba al pelirrojo? ¿No interesaba que ya viviesen juntos? ¿Y los planes para las vacaciones? Él ya se imaginaba descubriendo los secretos de las pirámides egipcias a su lado.

La verdad, jamás se había enamorado tanto, no con esa intensidad al menos. Se divertían mucho juntos, tenían una infinidad de buenos momentos que atesoraba con cariño, el sexo era increíble y ambos estaban de acuerdo en que dejarse caer en la casa de alguno de sus amigos para la hora de almuerzo era mucho mejor que cocinar. Entonces, ¿Cómo es que ahora estaban atravesando esta horrible situación?

Suspira y decide tomar el pomo de la puerta y hacerle frente a lo que sea que se fuese a encontrar.

Es que en serio, Charlie, eres tan bueno en esto -se detiene. ¿Charlie? ¿Charlie no era su... hermano? Rápidamente el color se va de todo su cuerpo. ¿Podía ser que...? No, Ron definitivamente no era así. De los gemelos Weasley se lo podía esperar, claro. ¿Pero Ron?

De todas formas, Charlie no llegaría hasta un par de horas después, así que probablemente se trataba de otro Charlie. Un Charlie con unas manos tan buenas como para construirles un altar y con voz sexy... Bien, no podía esperar menos de Ron. Si era novio de él, mal gusto no tenía.

Suspira. Ahora sí, preparado. No, preparadísimo, toma el pomo y lo gira. Abre lentamente, decidido a no dar ni un paso hacia atrás.

Lo primero que ve es una camilla en medio de su cuarto que por la mañana no estaba. Lo segundo es a Ron sobre ella con el torso desnudo y el estómago hacia abajo. Lo tercero, un chico de estatura media, con el pelo rojizo de los Weasley y un millón de pecas en el rostro que le hacían ver la piel trigueña. Se inclinaba sobre Ron y todo indicaba que le hacía un masaje.

—H-hola -saluda, sintiéndose de pronto demasiado confundido.

—¡Blaise, has salido antes! -dice Ron, mirando hacia él con una enorme sonrisa —Mira quien ha llegado antes de la hora también.

El pelirrojo también le sonríe y luego de agitar su varita para limpiarse el aceite con el que probablemente le daba un masaje a Ron, le tiende una mano.

—Hola, Blaise, soy Charlie. -se presenta, quitándose del rostro un mechón que caía desordenado por su frente —Encantado de conocerte.

—Lo mismo digo -responde Blaise, cerrando sus dedos contra los del chico, pero en cuanto ambas palmas se encuentran, el pelirrojo tira de él para darle un cálido abrazo, similar a los que daba Molly y bueno, los Weasley en general.

—Ese abrazo está durando demasiado -bromea Ron, vistiéndose una camisa —No te hemos escuchado llegar, Blaise. Charlie me daba un masaje que aprendió en Rumania y no sabes lo bueno que es.

—Te creo. Tus comentarios se oían desde la primera planta.

—¿Verdad que es un exagerado? -concuerda Charlie. —Si es así con un masaje no quiero imaginar como es en otros escenarios. -suspira —Pido la habitación más lejana a esta, por precaución.

—Cállate, Charlie -ruge su novio.

Blaise suelta un suspiro de alivio mientras observa a ambos hermanos burlándose el uno de el otro. Se siente idiota por haber pensado semejantes estupideces, aunque en su defensa, todo se oía un poco raro. Siente ganas de reír pero lo evita, y en su lugar, propone que los tres fuesen a almorzar.

***

¡Hola! Aquí otro Blairon ñ.ñ

Muchas, muchas gracias por leer!!

Sugerencias para los próximos días que quedan del reto, críticas constructivas, todo es bien recibido aquí

Tenga una bella semanaaaa!

Nos leemos

=Elie.

Fictober | Drarry y otros ships.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora