pequeña Abby

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Córdoba, Argentina...

31 de enero de 2020, un mes y medio después...

POV Clarke

Empresa Zucanor, viernes al mediodía...

¿Clarke, puedes pasar un rato por mi oficina antes de irte?.

Claro que si John, en un instante estoy contigo, termino de hacer unos cálculos y me tienes ahí.

Gracias, te veo en un ratito.

Terminando la llamada entrante con mi jefe John Murphy, me adentre de sobremanera a completar los papeles que me quedaban. Hoy realmente el día se estaba haciendo eterno, o puede que el último mes y medio se estaba haciendo interminable.

Mi cuerpo exudaba todo tipo de emociones, sensaciones y sentimientos. El "gran día" había llegado y por fin la pequeña Abby y yo íbamos a estar juntas para siempre. Todos los trámites, papeleos y estudios habían llevado más tiempo del esperado. Fueron una seguidilla de circunstancias y trabas que me estaban poniendo en el camino, pero que afortunadamente había podido sobrellevar de la mejor forma posible. Esta tarde teníamos prevista la cita con la visitadora social, Sara Thompsom, quien había estado metida de lleno en todo este periodo previo a llevarse a cabo la adopción y con la psicóloga infantil Bárbara Beall, quien fue la elegida por el hogar de niños para tratar a Abby en este nuevo proceso. Todo había requerido de un trabajo minucioso, sin contar también el agotamiento de acondicionar mi departamento e incluir todo lo acorde para la convivencia con una niña de cuatro años, pero si soy sincera todo valía la pena cuando se trataba de dar todo lo mejor de mí para que Abby tenga la vida que siempre había merecido y que desgraciadamente se la habían arrebatado contra su voluntad cuando tan solo era una bebé.

Mi familia ya se encontraba al tanto de semejante acontecimiento y estaban expectantes, tantos o más que yo, sobre todo el pequeño Ethan.

Mi mamá y mi psicóloga, la Dra. Kyra Cooper era las únicas que iban a acompañarme a buscar por fin a mi hija. Uno de los requisitos necesarios eran una serie de documentaciones y pericias psicológicas y psiquiátricas y las había pasado favorablemente, todo indicaba que era la elegida para ser la mamá de mi pequeña niña.

No se me había permitido visitarla esta última semana, lo único que sabía de ella era lo que me comentaba quien era hasta ese momento su tutora legal, porque hoy firmábamos el traspaso para que legalmente llevara el apellido Griffin y yo no cabía de tanta felicidad.

Hoy era mi último día en la oficina, porque me había tomado todo el mes de febrero que iba a ser una especie de periodo de adaptación tanto para ella como para mí, con un seguimiento riguroso del hogar y las visitas que iban a rondar por casa sin que yo lo supiese. Como jamás me había tomado una licencia laboral de tan largo plazo, me la habían dado sin siquiera titubear. Y hasta me habían ofrecido la posibilidad de trabajar desde casa, que dadas las circunstancias de vez en cuando me iba a dar una que otra visita web a través de la app "AnyDesk", que era una especie de extensión de mi computadora.

El sonido de la vibración de mi celular me había asustado, ya que me encontraba de lo más pensativa:

Niylah llamando:

Hola, hola!!!.

Hola Clarkie, ¿cómo te sientes?.

Muy feliz y ¿tu Niy?.

Todo bien y muy feliz por ti. Esperando ansiosa el día que pueda conocer a la pequeña. ¿Segura que no quieres que viaje y ayudarte con ella?.

Segurísima en serio, quiero estar con ella y que se acostumbre a mí lo mejor que pueda. Ambas vamos a necesitar este tiempo de a dos. Gracias de todos modos.

Entre Nosotras: ¿aún hay algo de amor? (Clexa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora