Auch.
Toco mi brazo. Arde y molesta. Mis mejillas se sienten calientes, y mi cuerpo cansado. Esto es efecto del sol desmedido que tomé ayer sin querer. Me remuevo entre mis sábanas, en el colchón y el fresco que estas me provee, contrasta con la temperatura ardiente que siento que tiene mi piel.
Al levantarme, lo primero que hago es verme en el espejo; tanto mi rostro como mis hombros y brazos descubiertos por la musculosa de mi pijama, están colorados. Hasta podría camuflarse mi cabellera pelirroja con mi dermis. Resoplo, haciendo volar algunos pelos sueltos cerca de mi frente. Llevo un short pequeño, donde también puedo apreciar el color de mi piel.
-Nunca aprendes, Lilly...- Susurro para mí misma. Desde pequeña mi madre me ha tenido que perseguir con el protector solar de alto factor porque yo no era consciente del mal que los rayos UV podrían hacerle a mi piel. Sin embargo, es hasta el día de hoy, que aún sabiendo los riesgos, olvido cuidar de mi piel.
Bajo a la cocina en busca de un vaso de agua. No me sorprende no encontrar a nadie pues es domingo y son las siete de la mañana. Es demasiado temprano, lo sé. Maldigo a mi insomnio por eso.
El vaso se llena de líquido transparente y cuando pasa por mi garganta, el alivio y la frescura me invaden. Mojo mi mano con agua fría, acaricio mis brazos con esta y cierro mis ojos para absorber la sensación placentera. También toco mis mejillas.
-¿Con calor, Chispitas?- Me sobresalto en mi lugar, suelto un chillido y cuando me giro, veo a Zack con su espalda reposada sobre la heladera. Lleva una remera sudorosa, unos pantaloncillos cortos que dejan ver los músculos en sus piernas y en su frente, noto una leve capa de sudor. Supongo que entrenó temprano, ¿Quién, en sus cabales, se levanta a las seis para entrenar? De solo pensarlo, comienzo a sentir cansancio.
No sé desde hace cuánto tiempo estuvo allí, ni siquiera lo vi al entrar a la cocina. O estaba tan dormida que no me percaté de su presencia.
-Apareces como un fantasma.- Me quejo.
Vuelvo al frente, ignorándolo. Desde ayer que estoy cabreada con él y no le dirijo la palabra. Él me dedicó alguna que otra sonrisa socarrona durante la cena y, cuando mi padre o mi madre lo miraban, la cambiaba a una de inocencia. Como toda la vida ha hecho. Hipócrita.
-O tu no me viste porque aún no te has despertado.- Lo oigo detrás. Siento sus pasos, acercándose y luego por el reojo lo veo ponerse a mi lado.- Entonces eres la muchacha más suertuda de esta ciudad porque tienes el privilegio de verme a primera hora.
Ruedo mis ojos. Me dedica una sonrisa presumida y yo mantengo mi vista en el cristal del vaso que sostengo. Actúa como creído porque sabe cuánto eso me molesta, lo hace para divertirse conmigo.
-Como si me gustara ver a un hombre sudado a esta hora. Deberías darte un baño.- Ríe y golpea mi cadera con la suya para que me haga a un lado.- Además, ¿Quién entrena a esta hora un domingo?- Pregunto, realmente atónita por su voluntad de mantenerse en forma.
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Bésame, ódiame
عاطفيةZackarias Craig... un sueño andante. Dientes perfectos, sonrisa seductora, ojos de color dulce pero intenciones oscuras, cuerpo para infartarse. Me propuse no dejarlo complicar mi vida. Pero él está hecho a la medida exacta para arruinar mis planes...