-Dámela, cariño. Yo la subo.- Mi padre extiende su mano y mi madre, con una sonrisa agradecida, le entrega la valija.
-¿Cómo estuvieron las cosas por aquí?- Inquiere. Peter y yo la seguimos. Zack está ayudando a descargar las cosas restantes que estaban en el baúl.
-Nada nuevo.- Contesta mi hermano. No puedo evitar mirar por sobre mi hombro al rubio, que está concentrado en subir las escaleras con una maleta en sus manos. Sus brazos se tensan, sus músculos aparecen y me obligo a mi misma a mirar al frente antes de llevarme la pared por delante.
-Lo de siempre.- Termino por decir.
Lo de siempre... debuté por primera vez con el mejor amigo de mi hermano y tu casi segundo hijo varón, mamá. Pero nada importante.
Me grito a mi misma: Mentirosa, ¡Mentirosa!
Ella sonríe al ver la casa en orden. Morita ha venido a limpiar algunas veces a la mañana pero yo me encargué de que las cosas estuvieran en su lugar antes de ir a buscarlos al aeropuerto. También, he encargado cosas dulces en una pastelería así que cuando nos adentramos al comedor, ella abre sus ojos asombrada.
-Las encargué porque supuse que tendrían hambre luego del vuelo.
Me sonríe de esa forma tan particular y maternal que ella tiene y no duda en agarrar una masita con caramelo.
-Gracias, cielo.
Peter no tarda en tomar asiento de forma desgarbada y masticar algo.
-La piojosa lloró todas las noches porque los extrañaba.
Ruedo mis ojos, ella me observa con ternura.
No es la primera vez que se van de viaje y nos dejan pero hacía tiempo no lo hacían así que, por eso, la bienvenida al hogar.
-Mi habitación era un mar de lágrimas.- Ironizo. Escucho las risas y decido tomar asiento frente al castaño de ojos verdes.
A mis espaldas, oigo las voces de dos hombres; la clara de mi padre y la ronca y profunda de Zack. Los miro por sobre mi hombro, vienen hablando de algo que no logro entender y luego detienen su charla para tomar asiento. Él rodea la mesa y se sienta al lado de Peter. Mi padre, en la cabecera y mi madre a su costado, como siempre.
-¿Entonces? ¿Qué tal el viaje?- Curiosea mi hermano.
-Pudimos firmar con Arquit enterprises así que hoy tendremos que celebrar.- Sugiere el entrecano, con una sonrisa enorme.- ¿Dónde era que querías llevarlos, cielo?
-Al bistro.- Contesta, entusiasmada.
-Así que no arreglen nada para esta noche porque tenemos una cena que atender.
El lugar es elegante. Mis padres nos han llevado algunas veces de pequeños y hace bastante tiempo que no volvemos. No es porque hayamos tenido algún problema, sino porque no hemos encontrado el momento en que estuviéramos todos.
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Bésame, ódiame
RomansaZackarias Craig... un sueño andante. Dientes perfectos, sonrisa seductora, ojos de color dulce pero intenciones oscuras, cuerpo para infartarse. Me propuse no dejarlo complicar mi vida. Pero él está hecho a la medida exacta para arruinar mis planes...