Capítulo 2

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Puede que mi plan de terminar la universidad sin amigos no sea muy posible por culpa de Khlóē

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Puede que mi plan de terminar la universidad sin amigos no sea muy posible por culpa de Khlóē. Me ha contado prácticamente toda su vida. Que tiene veinte años, pero cumple en diciembre y va un año retrasada en la universidad porque hizo un año de química con Zoe, pero no terminó de convencerla. Creo que eso me lo comentó en alguna clase, pero como no le hago caso pues bastante que me he enterado de algo.

También me he contado que ella y Betty se conocen de toda la vida y muchas cosas más, pero no he escuchado ni la mitad.

Por otro lado, Betty y yo hablamos bastante, estudia periodismo y tiene 20 años recién cumplidos. Nuestras conversaciones tienen lugar en su habitación mientras Khlóē hace el trabajo porque cada vez que aporto una idea la descarta diciendo que no queda estético o alguna tontería parecida.

Sin embargo, sigo reacia a hablar más con ellas, no quiero ilusionarme para que, finalmente, se vayan de mi lado.

Bajo a desayunar y me siento en una mesa con mis cereales y compruebo el correo en el móvil.

―Hola, ¿me puedo sentar?

Alzo la vista para identificar al dueño de la voz y un chico con gafas, el pelo negro y rizado con varios mechones que le cubren la frente y ojos color avellana me está sonriendo.

Es guapo.

Eso no es lo importante. Lo importante es que me está hablando.

También está bueno. Muy bueno.

―No sé, ¿puedes?

―Sí, definitivamente eres Emily ―dice sin perder la sonrisa.

Se sienta enfrente de mí y coloca su café y sus tostadas sobre la mesa. Bloqueo mi teléfono, no había correo nuevo.

―¿Y tú eres?

―Eric, encantado ―me saluda extendiendo su mano, le miro ceñuda, pero se la estrecho―. ¿Y qué haces?

Miro alternativamente a mis cereales y a él.

―Claramente estoy entrenando para correr la maratón de Yewbell el mes que viene ―Eric se ríe y sigue comiendo―. ¿Qué quieres?

―Ser tu amigo ―contesta con simpleza.

―¿Por qué?

―Me aburro.

Termino mi desayuno y le miro enarcando una ceja.

―Una gran respuesta para hacer amigos, sí señor.

―También me ha dado penita verte aquí tan sola.

―¿Cómo sabes quién soy? ― pregunto algo desconfiada.

―Khlóē.

―Quién si no ―murmuro rodando los ojos.

―¿Sabes? Scott tiene razón, me resultas familiar.

El amor no es para mí [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora