Capítulo 13

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Me despierto sobresaltada

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Me despierto sobresaltada.

La lluvia choca fuertemente contra mi ventana y el viento ruge destrozando todo a su paso.

Un escalofrío me recorre la columna vertebral y se me pone la carne de gallina. Cuando la habitación es iluminada por una rayo cierro los ojos, subo las rodillas a mi pecho y las abrazo con fuerza. Ahogo un grito que despierta a Eric.

―¿Qué...? ―El trueno me impide escucharle. Empiezo a temblar y a llorar mientras los flashbacks de ese día acuden a mi cabeza ―. Hey, mírame.

―No, no... Tenemos que volver ―murmuro notando cómo se acelera mi respiración.

―Emily, por favor... ―escucho una voz alejada, pero no sé a quién pertenece.

Veo la sonrisa de Derek. Me pregunta si tengo miedo... Le grito que es peligroso, que va a iniciar la tormenta. No me hace caso. El viento empieza a soplar. Sigue sin hacerme caso. Cuando empiezan la lluvia, los rayos y los trueno decide hacerme caso, pero ya es tarde.... Sangre, mucha sangre...

Y de repente, todo se vuelve negro.

―Ly... Emily.

Abro los ojos lentamente, me siento algo débil. Eric me mira preocupado. Intento incorporarme, pero no me deja.

―Ni se te ocurra. Te has desmayado ―contesta a la pregunta que no he formulado―, por eso te vas a quedar aquí tumbada y tranquila mientras te centras únicamente en mi voz. Como te has dormido durante la película, ahora me vas a escuchar hablar sobre toda la trama.

Tras unos minutos Eric me ayuda a incorporarme y me da agua que bebo despacio.

―¿Qué ha pasado? ―pregunto.

―Has tenido un ataque de pánico. Has empezado a hiperventilar y te has desmayado ―contesta poniendo sus manos en mis mejillas. El sonido de un trueno lejano me hace dar un salto―. Shhh, tranquila, la tormenta ya ha pasado.

Respiro hondo y confirmo que, tal y como dice Eric, la tormenta se está alejando.

El viento ha parado y sólo se oye la lluvia caer sin mucha fuerza, pero sin parar.

―Lo siento.

―¿El qué exactamente?

―Todo esto ―Eric me rodea con sus brazos y me aprieta contra su pecho. Agarro la camiseta de su pijama entre mis puños.

―No digas tonterías, Ly.

―Pero...

―Sigue así y al final cobras.

Una sonrisa amenaza con salir. Me separo de él y le miro directamente a los ojos.

―¿Cómo has sabido qué me ocurría?

Se pasa una mano por el pelo.

―Kyle tuvo una época en la que sufría ataques de pánico ―asiento, pero no pregunto nada. Supongo que es un tema delicado―. ¿Dormimos?

El amor no es para mí [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora