Se deslizó por la puerta como un gato. Ágil y decisivamente.
Percibió un olor a velas recién apagadas, nada se veía en la oscuridad, y aunque estaba acostumbrado a moverse en ella, la sombra que dominaba en todo el castillo impedía que su visión llegara más lejos, pero no entorpecía ni sus movimientos ni detenía su propósito.
Cuando llegó a la habitación real, encontró a Zelda durmiendo profundamente. Se acercó con cuidado, poco a poco, para no despertarla.
Se veía muy reducida por la enfermedad, había bajado de peso y se veía mayor de lo que era, incluso pudo divisar entre las sombras su rostro pálido encima de la almohada, no por ello menos inocente y hermoso que de costumbre.
Ya no recordaba la última vez que la había visto. Sus recuerdos oscuros se perdían en las arenas del Tiempo.
Se acercó más hasta quedar junto a ella a lado de su cama y percibió un dulce perfume de rosas. Era un aroma dulce y suave. Un olor a mujer.
De pronto ella abrió los ojos y lo vió: su salvador, en quien siempre había confiado y esperado.
-¡Llegaste!.- exclamó Zelda en un hilo de voz.-¡por fin estás aquí!
Él se acercó con cuidado a la princesa y ella, con las escasísimas fuerzas que le quedaban aún, se esforzó por extender los brazos esperando a que la tomara, pero al no suceder así, se conformó con tomar su rostro entre sus manos.
Aunque débiles y temblorosas, él sintió como las suaves manos de la princesa lo alcanzaron. Parecían suaves rosas, pero no las tomó.
-Ya no te irás de mi lado...-dijo Zelda.-¿Verdad?
Él negó con la cabeza y al fin correspondió el abrazo.
-De alguna forma tú siempre estás aquí.-dijo ella quedamente en su oído.- siempre estás con nosotros.
Él deslizó una mano abandonando la espalda de la enferma princesa y en la oscuridad plena tomó la empuñadura de su espada, desenvainándola poco a poco, sin hacer el mínimo ruído.
-¿Dormirás esta noche em el castillo?-preguntó ella.
Él asintió con la cabeza y siguió desenfundando su arma hasta que la tenía completa en su mano.
-Me alegro...-dijo ella con lágrimas que tocaron su rostro. Eran cálidas.
De pronto, y tomándo un impulso, tomó fuertemente la mano de la princesa y atravezó aquella que abrazaba con ternura, pero justo antes de sentir como el arma atravezaba el cuerpo, algo extraño pasó: sintió cómo algo Zelda se desvanecía en sus brazos y un resplandor iluminaba el cuarto concentrándose después en la palma de su mano izquierda: la Trifuerza de la Sabiduría era suya.
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¡Amigos! Veo que a muchos de ustedes les está gustando la historia. Si es así, comenten, eso me motiva mucho a seguir construyéndola. Dime que piensas de la historia, porqué te llamó la atención, qué opinas de los personajes, si hay algo que agregarías o mejorarías.
Tengo pensado escribir episodios nuevos cada semana, pero también quiero corregir los episodios que ya publiqué, así que, si por pura suerte la vuelves a leer, vas a encontrar nuevos y ricos detalles añadidos como sorpresa.
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La Leyenda de Lea II : El Renacimiento
FanfictionLea salvó a Hyrule a los 17 años...espera...qué? es que no fue el héroe del tiempo Link? Esta historia trata a cerca de esta heroína que rebasa las barreras de la imaginación para convertirse en una guerrera de verdad. Con el poder de viajar a ese m...