20. La pequeña sombra: Dark Link

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El reflejo de la sombra se tambaleaba en el agua no muy profunda, triste y gris.

En ella se veían los ojos de una mujer, (¿o era un hombre?) que le regresaban una mirada llena de dolor y melancolía.

"No quiero" pensó la sombra "no quiero que venga" mientras sus pupilas rojas centelleaban titilantes en el agua.

El miedo apresaba de nuevo a aquella pequeña sombra, sentada en un árbol gris y sin hojas, a penas una rama muerta en medio de una inmensa habitación sin puerta ni paredes, dando la impresión de que todo eso era solamente un sueño, una simple ilusión.

A pesar de que habían pasado más de cien años, aquel recinto seguía intacto. Era como si se resistiera a ser destruido por el paso del tiempo.

"Se parece a mí" pensó la triste sombra refiriéndose a aquella extraña habitación. "ambas nos negamos a desaparecer".

Había comenzado a existir como una pequeña y negra luz dentro del corazón de la Heroína de las Diosas, esperando el momento para salir, aguardando hasta que pudiera ver el mundo, agazapándose y gritando de vez en cuando si algo la inquietaba. No era mucho, pero parecía serle de ayuda a la Heroína en su camino.

Sin embargo, aunque habitara dentro del interior de su corazón, esto no le impedía ver el mundo a través de los ojos de la Heroína. Podía ver cada enemigo derrotado, cada adversario, cada sangre derramada. Todos, absolutamente todas las personas contra las que ella había luchado, esta pequeña sombra los había conocido también. Y a pesar de haber nacido del corazón de una valiente guerrera, ella no parecía compartir este valor, sino todo lo contrario, pareciera como si su alma hubiera nacido con un temor que la invadía siempre, todos los días y a todas horas, intensificándose cada vez que veía a los enemigos en batalla. El miedo dolía en su interior...porque mordía su corazón.

Y entonces las preguntas comenzaron a nacer.

¿Por qué nací? ¿Por qué tuve qué hacerlo en el interior de ella? ¿Por qué no puedo moverme por mí misma y libremente hacía otro lado? ¿Porqué no puedo correr y huir? Y lo más importante...¿Porqué ella tiene que enfrentarlo todo? ¿y por qué tengo que presenciarlo? ¿Porqué no puedo hacer nada al respecto?

Se sentía encerrada en una cárcel, obligada a ver lo que no soportaba sin poder hacer nada, sin poder huir...

Por desgracia Lea siempre había sido así, nunca se rehusaba a la batalla, nunca corría, nunca se daba un respiro, nunca le había dado la espalda a sus enemigos. Y ella, la sombra en su interior, los odiaba a todos, y como no tenía más opción más que ver cada batalla, la odiaba a ella también.

Las batallas parecían volverse peores y más intensas, y su miedo más y más grande. A veces, temía que un día el miedo la devorara hasta consumirla, hasta hacerla desaparecer.

Hasta que un buen día, se preguntó:

"¿De dónde proviene este miedo? ¿Por qué no me abandona nunca? ¿Será que he nacido con él?

Pero un día todo cambió para siempre, cuando Lea atravesó con su espada al Rey del Mal y el espíritu del Poder de aquel monstruo fue liberado. Una luz rodeó a la pequeña sombra y por fin pudo salir del cuerpo que la transportaba, arrojándola al exterior, haciéndola ver, por primera vez, el mundo con sus propios ojos.

Creyó que ese momento, sería el más feliz de su existencia. Ahora sería libre y sería capaz de moverse por su propia voluntad a donde quisiera, y lo más importante, no se vería obligada a volver a ver más batallas contra su voluntad. Ahora podía huir si así lo quería.

Pero al abrir los ojos se vio rodeada de un mundo raro y desconocido. Un mundo que nunca había visto, rodeada de gente fría que caminaba hacia todas partes de prisa y sin ningún lugar de destino. En vez de montañas o lagos ahora veía enormes construcciones que se elevaban hasta el cielo, y el cielo, ya no parecía ser el mismo. Incluso su color había cambiado.

La Leyenda de Lea II : El RenacimientoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora