14. Pharoll

230 7 5
                                    

Lea abrió los ojos por tercera ocasión, esta vez y para su fortuna, se encontraba en su cama, en el planeta tierra, con su pijama puesto. Tranquila. Viva. En paz.

Tomó su celular y aún le quedaban quince minutos antes de su usual hora para levantarse, así que prefirió quedarse recostada un momento más, pensando.

¿Qué había sido todo ese sueño? ¿En verdad Ganondorf la había mandado dormir para mantenerla lejos de Hyrule como le dijo Link en aquella visión? ¿No será que estaba tan estresada y harta que su mente le había jugado una mala pasada?

Lea inspeccionó su pecho y no notó nada inusual, ni siquiera algun indicio de que algo la hubiera atravesado o lastimado. Todo parecía indicar que lo que había sucedido en la supuesta isla Koholint nunca pasó en realidad.

Entonces, se dió cuenta...su jefa le había ordenado enviar su trabajo por correo ¡y lo había olvidado por completo! Estaba tan cansada emocionalmente que se quedó dormida y no despertó sino hasta el día siguiente.De seguro que su bandeja de entrada estaría llena de mensajes desesperados de Cathaline preguntando por el trabajo atrasado. Lea abrió su correo desde su celular para verificar pero para su sorpresa no encontró nada, ni un sólo correo ni mensaje del trabajo.

Otra señal inusual, ya que por lo general ambas mujeres estaban muy al pendiente de ella, incluso después de sus horas de trabajo. Algo no andaba bien...

Después de esos breves instántes de reflexión, Lea se paró y fue a bañarse. Se vistió, y después de desayunar se fue caminando al trabajo como todos los días.

"Un sueño" pensó algo decepcionada "solamente fue un sueño, y nada más".

Al llegar a la oficina y colgar su abrigo en el perchero, vió a Cathaline y a Jessica hablando acaloradamente en el cubículo contiguo al suyo. Nunca las había visto llegar tan temprano.

-Fanny, ¡qué bueno que llegaste! ¿cómo te sientes?-preguntó Cathaline al escucharla entrar.

Estefanía...ese era el nombre con el que la conocían en el mundo "real", en su casa, en el trabajo diario...un nombre que su madre le había puesto al nacer y que en latín significaba "merecidamente coronada". No fue sino hasta que viajó por primera vez a esa otra "dimensión" que había descubierto el nombre con el que las Diosas la habían bendecido originalmente.

Lea...Estefanía...dos nombres de la misma persona, de dos mundos diferentes.

-Este...ya mejor ¡gracias!-contestó ella desde su escritorio.-temía que le preguntaran del trabajo que ayer no había enviado.

-Que bueno...-dijo Cathaline desde su puerta-oye, ¿estarás muy ocupada?

-No...¿por?

-¿Tendrás un momento para hablar?

El tono en el que se lo dijo ya avecinaba un problema grave. Lea se paró nerviosa de su silla y la siguió hasta el cubículo de a lado.

En aquel espacio se encontraban dos escritorios distintos, el de Cathaline y el de Jessica, sus dos jóvenes jefas. Lea (o Estefanía) trabajaba para ellas desde hacía ya tres meses. Hasta ahora se había sentido muy tranquila, pero por alguna razón en los últimos días había habido más presión que de costumbre. Como agencia de publicidad su deber era llevar a la puerta del cliente gente que quisiera comprar o contratar un servicio. En su caso habían estado trabajando para un cantante de rock llamado Pharell. Su tarea consistía en atraerle gente para llenar sus conciertos a través de Internet, pero hasta el momento no había vendido más que seis tristes boletos a través de un concurso de Facebook.

-¿Cómo te has sentido en estos últimos meses?-le preguntó Cathaline.

-Bien...sí, bien...-contestó Lea insegura frotándose ambas manos debajo del escritorio.

La Leyenda de Lea II : El RenacimientoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora