21. La mayor aventura está por comenzar

241 6 11
                                    

Cuando Lea abrió los ojos tras la sacudida que había dado el barco, todo a su alrededor había cambiado. Como si mágicamente la nave se hubiera teletransportado a otro lugar.

Más adelante, en la costa izquierda podían divisarse las ruinas de un edificio que había sido derrumbado hacia ya muchos años, tal vez varias décadas atrás.

-¡Hemos llegado!-exclamó el pequeño Héroe de los Vientos con una sonrisa de satisfacción en su rostro, orgulloso de los poderes de su enorme nave. -¡Hora de desembarcar!

Pero al parecer era el único que había permanecido de pie y en total calma, ya que los ocho guerreros que abordaban el barco se encontraban esparcidos por el suelo, tratando de recuperar el equilibrio perturbado por la sacudida que habían experimentado.

El peor de todos yacía recargado en la borda, a punto de vomitar debido al mareo.

-¿Te encuentras bien?-le preguntó Lea al Héroe Elegido por la Diosa que estaba más pálido que ninguno.

-Sí...estoy...bien...es sólo que en donde vivo no existen transportes de este tipo...solemos movernos en las alas de los Neburis, y no estoy muy acostumbrado.

-¡Por favor! ¿No me digas que no puedes continuar? ¡Si fue sólo una pequeña sacudida!-dijo el pequeño Héroe de los Vientos con un pie en la escalera hecha de nudos, listo para desembarcar y sin sudar ni una sola gota.

Al oír esto, el Héroe recargado en la borda hizo una mueca de disgusto, no quería que nadie se burlara de él, y trató de erguirse.

-¡Sólo dije que no acostumbramos transportarnos así! ¡Pero estoy perfectamente bien!

El pequeño dueño de la batuta mágica río a carcajadas y desapareció bajando por la escalera.

El Héroe Elegido por la Diosa puso los ojos en blanco, y después de respirar profundamente para mitigar las ganas de volver, fue tras él con la mayor compostura que pudo.

Cuando todos habían puesto los pies en la tierra de la costa, sólo quedaron tres en el barco: el Héroe de la Luz y el Héroe del Tiempo que habían permanecido para vigilar que todos desembarcaran en orden y Lea, que aún temía caer de la escalera o resbalar como la última vez.

Le sudaban las manos de sólo pensar en tocar el agua de nuevo, lo cual desde luego, no pasó inadvertido por el héroe de los ojos de lobo.

-Tranquila, todo estará bien. Yo bajaré primero y te vigilaré desde tierra por si resbalas, y él -dijo refiriéndose al Héroe del Tiempo- bajará al último para observarte desde arriba.

Lea tragó saliva, respiró profundamente y caminó hacia adelante. Se sentía un poco avergonzada de que la tuvieran que ayudar y tener tantas concesiones con ella. Se suponía que era la heroína de las Diosas, todos esperaban a que fuera ella quien dirigiera al grupo y cuidara a los demás, en vez de eso todos estaban apoyándola a ella.

"Tengo que esforzarme y demostrar que ya no tengo miedo, y que puedo hacer esto rápido. No debo permitir que perdamos más tiempo"

Y con paso firme se dirigió de nuevo hacia la borda, pasó una pierna hacia afuera para tocar el primer "escalón" de nudo y se dispuso a bajar, no sin antes apoyar una mano en la del Héroe del Tiempo para lograrlo.

"¡Vamos! Esto no es lo peor a lo que me voy a enfrentar ahora...falta mucho, mucho más, ¡esto no debería ser nada para mí!" pensó colocando su otro pie en el segundo escalón. Justo entonces, su cabeza giró hacia abajo y pudo ver la distancia que le quedaba por bajar, así como el agua que le esperaba si caía. Su cuerpo se estremeció por completo al ver el líquido balanceándose debajo de sus pies. Sintió su corazón latiendo a toda prisa. Cerró los ojos y se aferró a la cuerda.

La Leyenda de Lea II : El RenacimientoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora