Como es posible que a tu padre se le olvide dejarte una hora parada frente al instituto, esperando a que fuera a buscarla, pues si a mi me paso, y tengo que caminar hasta mi casa a pie, y para mi mala suerte esta lloviendo. Como mi padre no piensa llegar y yo no voy a durar más hora para acá empiezo a caminar, me quito la sudadera para poner la mochila de bajo para que no se moje.
Me duelen los pies y nada más e caminado 4 cuadra y me faltan como 30 minutos para llegar.
Veo que un carro para al lado mío, es un Audi negro, comienzo a caminar más de rápido pero como quiera me cae atrás cuando me alcanza baja la ventanilla del piloto y veo que es el tipo que estaba hace días en mi casa.
–Te vas a montar, o quieres atrapar un resfriado‐ dices Alexander o Ales nose, no me acuerdo el nombre.
–¿Por que piensas que me voy a montar con un desconocido?- digo obvia.
–No soy desconocido, soy amigo de tu padre– dice con una ceja levantada.
–si eres desconocido, por que se supone que nada más se tu nombre–digo con burla.
– te vas a montar o no- dice ya cabreado, yo creo que sería mejor si me voy con el porque no quiero pescar un resfriado y que mi casa queda muy lejos.
–Esta bien me voy a montar, pero solo porque no quiero pescar un resfriado y estoy cansada- abro la puerta de copiloto y me siento.
–Bien- dice ya con la vista en la calle.
Por el camino nadie habló y íbamos en un total silencio pero no en uno incómodo, y no se porque no me siento incómoda si estoy en un auto con un hombre que apenas me se su nombre.
Cuando llegamos el me deja frente a mi casa y no se como me voy a bajar porque la lluvia está peor.
Observo por la ventanilla buscando la forma de como salir ya que empezó a llover más. Alexander como todo un caballero me pasa su chaqueta de cuero.
–Muchas gracias Alexander todo- el asiente con la cabeza y se estaciona al lado de mi casa. Vaya es mi vesino.
Toco la puerta de mi casa pero nadie me abrió, sigo tocando y nada parece que a carmen le dieron el día libre y mi padres no están aca.
–Parece que te vas a que dar a fuera‐ dice con cierta burla y lo miro con una cara de pocos amigos.
–Pasa a mi casa para que no te quedes aquí afuera con esta lluvia- dice con una sonrisa.
–claro, pero por favor no me intentes violar-digo preocupada y el suelta una carcajada.
–no hare nada que tu quieras‐ dice el.
Entramos a su casa y es hermosa, me encanta miro todo al rededor con una sonrisa.
–¿vives solo?- por si me olvidaba decirles soy muy curiosa.
–Si, yo vivo solo- dice con su vista en su celular.
– y ¿tus padres? -digo observándolo.
–Ellos viven en New York con mi hermana pequeña- levanta la vista del celular para concentrarse en mi -veo que eres muy curiosa.
Ya no se como sacar tema, me encuentro aburrida, miro disimuladamente la casa.
Escucho mi barriga gruñir, tengo hambre y parece que Alexander lo nota.–parece que alguien tiene hambre‐ suelta una carcajada- ¿quieres que prepare pizza?, bueno ya que no podemos pedir porque esta lloviendo.
–Es una buena idea,porque no pienso morir del hambre‐ digo tocando mi barriga.
El asiente y se va a la cocina, yo como no pienso quedarme sola y aburrida voy a la cocina ayudarle.
–Nesetas ayuda‐ le pregunto
–creo que si‐ murmura
Entro por completo a la cocina y agarro la mezcla y la comienzo a amasar, cuando voy a agarrar la harina me llega una gran idea por la cabeza.
Veo que Alexander está muy concentrado preparando la salsa agarro un puño de harina y se la tiró en la cabeza de el suelto una sonora carcaja, el me mira con una cara de pocos amigos y agarra un puño de harina.
–veo que la Pitufina quiere una guerra de harina- dice con una sonrisa maligna.
Salgo corriendo antes de que me tire la harina, el me cae atrás y me tira la harina, no miro al suelo y me tropiezo con un caja que hay en el suelo cierro los ojo esperando caerme pero siento que algulien me sostiene, abro los ojos y me encuentro con la cara de Alexander muy cerca de la mía, nos quedamos mirándonos los ojos, veo que Alexander se esta acercando más a mi cara con la mirada sobre mis labios, tengo la intención de acercarme también, hasta que siento los labios de Alexander sobre los mios, nos fundimos en un suave beso hasta que Ares se separo bruscamente.
–Lo siento- dice cabizbajo
–No digas que lo sientes porque a mi me gustó- me sonrojo al admitirlo.
Me da una sonrisa y entramos a la cocina ha terminar de hacer la pizza limpiamos el desorden que hicimos y pasamos la tarde en peliculas, me esta empezando a caer bien.
Vaya día
Cap-4
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