Un año después de su ruptura el gran alfa Min Yoongi regresa a reclamar lo que por derecho le pertenece y nadie impedirá que arrastre de vuelta a su destinado, aunque lo destruya en el proceso.
"Te marqué como mi propiedad desde el primer momento e...
El alfa entró con la mirada tensa, aflojó su corbata con desagrado y se dejó caer en la suavidad de la cama llevando sus manos a sus sienes para masajear tratando de apaciguar el exasperante dolor que punzaba fuerte en su cabeza y que últimamente parecía no querer reducir. Jimin le miró a través del espejo mientras pasaba un cepillo por su cabellera rubia. El aroma amargo del alfa le hizo encogerse en su lugar temeroso siendo consiente de que las cosas no salían bien cuando Yoongi estaba de mal humor y él lo sabía mejor que nadie por lo tanto lo mejor que podía hacer era no contrariarlo más de lo que ya lo había hecho aunque eso le incomodara.
Los ojos oscuros del alfa se encontraron con los marrones suyos dándole una mirada tan dura que le hizo bajar la suya a sus manos.
Yoongi se le quedó viendo unos minutos y él pudo verlo por el rabillo del ojo no queriendo mirarle directamente, se sentía molesto y resentido por lo que había pasado anteriormente, los golpes aún dolían y su piel ardía al mínimo contacto con su ropa por lo que había optado por usar una sudadera grande sin más que su ropa interior en la parte baja para no lastimarse más de lo que ya estaba.
Pasó saliva incómodo no sabiendo bien que hacer o como actuar prefiriendo hacer de cuenta que el alfa no estaba en el mismo lugar que él. Yoongi se levantó de su sitio y se encerró en el baño y sólo en ese momento pudo respirar con normalidad al verse solo nuevamente.
Se mantuvo quieto un momento con la vista fija en la puerta blanca que daba al baño, escuchando el agua correr, su cabeza pensando en todo y en nada a la vez ¿Cómo podría escapar de ese lugar si la seguridad era increíblemente fuerte? ¿Y realmente estaba dispuesto a marcharse teniendo una marca permanente? ¿Estaría destinado a vivir así toda su vida o habría si quiera una pequeña esperanza para él?
Sus ojos se mantuvieron quietos en el mismo lugar pensando en las opciones, pero no sabía si sería capaz de traicionarlo, había mucho que perder si era descubierto, debía ser cauteloso si decidía hacerlo.
Mordió su labio inferior indeciso, parpadeó un par de veces y limpió las lágrimas que no supo en qué momento salieron de sus ojos cuando la puerta fue abierta y sus ojos se toparon de forma inconsiente con los de Yoongi ¿Amaba a ese alfa? La respuesta era un rotundo sí, lo seguía haciendo a pesar de todo ¿Valía la pena traicionarlo?
Jimin se giró rápidamente al darse cuenta que se le había quedado viendo más de lo que quiso, buscó nerviosamente entre las muchas cosas que permanecían en su cómoda hasta que encontró lo que buscaba, esparció la crema entre sus manos y luego la aplicó en sus muslos rojisos, justo donde la marca del cinturón le recordaba lo que había sucedido horas atrás.
Yoongi le observó desde su lugar, aún con la toalla enrollada en su cintura, misma que dejó caer segundos después para ponerse un bóxer negro y caminar hacia él.
El omega tembló con pánico cuando lo tuvo frente a él. Jimin mantuvo la cabeza gacha sintiendo como empezaba a derramar lágrimas nuevamente.
Apretó entre sus manos el pequeño bote de crema que había estado usando minutos antes y cerró los ojos con fuerza cuando el aroma del alfa nubló sus sentidos.
Yoongi tomó su barbilla con delicadeza como si hace solo horas atrás no hubiera descargado su ira en él, como si solo hace unos momentos no lo hubiera lastimado —Jimin— susurró suave casi con cariño —Mírame— pidió y el omega negó —No te lastimaré— prometió medio sonriendo cuando los ojitos marrones e hinchados se abrieron y le miraron con tristeza.
Sus belfos temblaron cuando los dedos del alfa acariciaron la herida abierta de su labio inferior —Mi lindo omega— murmuró contra su boca para después depositar un suave beso que lo tomó desprevenido.
Jimin parpadeó un par de veces un tanto confundido cuando el alfa tomó el pequeño bote de crema que había mantenido aferrado entre sus dedos y lo abrió para después aplicar él mismo una cantidad moderada en sus heridas.
Yoongi se arrodilló en medio de sus piernas y con roces delicados esparció el producto en sus muslos lastimados, concentrado únicamente en reducir su malestar. Jimin contuvo la respiración cuando sus ojos ardieron y su pecho dolió, su omega movió la cola feliz por lo que su alfa estaba haciendo por él, olvidando de forma inmediata el hecho de que si estaba herido era porque el mismo alfa que ahora lo cuidaba era quien lo había lastimado.
Yoongi le vio desde abajo y luego dejó un beso en cada uno de los lugares dañados —Mi pequeño, dulce y terco cachorro— murmuró levantándose y envolviendo sus brazos en su cuerpo.
Jimin luchó contra los instintos que le rogaban por aferrarse al cuerpo ajeno como si su vida dependiera de ello, reprimió con todas sus fuerzas el deseo de enterrar su nariz en su cuello y rogar porque lo sujetará fuerte.
Yoongi besó su frente con cariño antes de hablar —¿Tanto deseas regresar a tus clases?— preguntó con una mueca que luego suavizó cuando la mirada perpleja del omega se posó en la suya. Jimin únicamente asintió mordiendo su labio inferior con fuerza —Bien— susurró.
—¿Bien?— preguntó confuso.
El alfa acarició su mejilla —Regresarás, pero bajo mis propias reglas— murmuró por lo bajo sin dejar de acariar su piel —No me gusta lastimarte ¿Sabes? Te ves más lindo sin estas marcas... Pero aun así debo hacerlo para que aprendas a respetarme— comentó sin despegar su mirada de su labio lastimado.
Jimin hizo caso omiso a lo último que dijo —¿Volveré? ¿Dejarás qué lo haga?— preguntó liberando una suave sonrisa que el alfa amó.
Yoongi asintió y abrazó nuevamente su cuerpo y está vez el omega no pudo resistirlo más y se aferró a su torso inhalando su aroma como si fuera una droga que aunque lo dañara no podía dejar.
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