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N/A: Dije que iba a subir esto ayer por la mañana, mentí. Gracias a todos sus comentarios sobre mi salud, son una joya y no los merezco. 

—Me gustas, Tadashi-kun, por favor sal conmigo

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—Me gustas, Tadashi-kun, por favor sal conmigo.

—Oh... Lo siento. No puedo devolver tus sentimientos, estoy seguro que encontraras a alguien más— Yamaguchi se inclinó ante la Gryffindor de cuarto año que sostenía una carta y algunos chocolates como señal de disculpa, luego comenzó a caminar hacia su siguiente clase. No importa cuando mintiera, ya se había acostumbrado a las confesiones y sabía cómo lidiar con ellas.

En el segundo año de Hogwarts, en la materia de Cuidado de Criaturas Mágicas, los estudiantes aprenden acerca de una clase de criaturas llamadas Veelas. Estas son una raza de semi-humanas, aparentan ser muy jóvenes y bellas mujeres, se tienen registros que su danza es mágicamente seductora para la mayoría de los hombres.

Es bien sabido que cuando las Veelas se enojan, se transforman en algo parecido a una harpía mitológica; sus rostros se asemejan a un ave con picos largos y filosos, con largas plumas que nacen de sus hombros, algunos magizoologistas afirman que también pueden lanzar bolas de fuego de sus manos, pero es más que nada un rumor.

Yamaguchi Tadashi era mitad Veela —la culpable de eso es su madre, una hermosa joven rubia y de ojos azules— su padre es un mago de sangre mestiza, es un investigador de diferentes ingredientes para pociones. En uno de sus viajes quedó locamente enamorado de la hermosa joven que observó en un bosque en China a sus veinte años. Se conocieron, salieron juntos, se casaron y tuvieron un hermoso hijo.

Yamaguchi nunca se sintió diferente, tenía una madre amorosa, un padre trabajador, una linda casa rodeada de cedros y un hámster de mascota. Él nunca imaginó que podría haber algo mal con su familia. Si, había veces en las que sus padres peleaban y la cabeza de su madre se asemejaba a las aves que veía en el cielo, pero para él eso era algo normal. Todas las madres cambiaban de apariencia cuando estaban enojadas ¿No?

Resulta que no, Yamaguchi no podía vivir en su perfecto mundo para siempre. Se dio cuenta de eso una de las primeras veces que salió del pequeño bosque donde vivía con su familia, había un pueblo a unos cuantos kilómetros y sus padres querían que comenzara a conocer el exterior.

Esa tarde su padre fue al mercado a comprar los víveres para el resto de la semana y él se quedó con su madre en un pequeño parque en el centro del pueblo. Fue una experiencia nada agradable, los niños en los juegos lo trataron mal y comenzaron a burlarse de él por su apariencia 'afeminada' y las pecas que cubrían sus mejillas. Otros no dudaron en decirle que su sangre estaba maldita por la ascendencia Veela de su madre, ya que era bastante obvio que una mujer con tal belleza no podía ser humana.

Yamaguchi temió al mundo exterior desde entonces, cada vez que era llevado fuera de casa tuvo que soportar todo tipo de burlas o insultos de otros infantes. No es que sus padres no hicieran nada al respecto, ellos defendieron a su pequeño de cualquier comentario que lo hiriera, y muchas veces la madre de Yamaguchi, Hana, estuvo a punto de atacar a los agresores de su hijo. Pero no importa cuánto lucharan, el mundo no cambiaba tan fácilmente.

¡Haikyuu en Hogwarts!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora